Francisco Aular
Lectura devocional: Efesios 5:15-20
Anímense unos a otros con salmos,
himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón. Efesios 5:19 NVI)
Puesto que las palabras iglesia, familia u
hogar se usan indistintamente en los escritos paulinos para describir lugares y personas, como lugar, en
donde los cristianos nacidos de nuevo pueden lograr el máximo de su
potencialidad espiritual, emocional y física; y en cuanto a personas, por la
interacción que se da entre esos cristianos nacidos de nuevo. Me parece que el versículo de hoy, lo
podemos usar para describir el ambiente que debe reinar en un hogar cristiano.
Cuando digo hogar, quiero resaltar mil recuerdos preciosos que seguro vienen a
nuestras mentes; posiblemente recordamos al padre y a la madre y a sus
conductas piadosas, esos padres verdaderamente guiados por principios bíblicos,
y que principalmente los domingos, hacían ajustes para llegar temprano a la
reunión de la iglesia. Entonces, veíamos a papá prepararnos el desayuno para
ayudar a mamá que nos vestía, porque, que luciéramos bien era para ella un
deleite. Luego, compartíamos el desayuno, en donde el viejo mostraba siempre
que la cocina no le era un lugar extraño. Al estar listos, orábamos antes de
salir de casa, hacíamos todo por llegar de primeros, porque la puntualidad, era
algo que no se discutía como valor, sino que se practicaba. Ese tiempo en la
iglesia con los amiguitos, los maestros de la clase bíblica, los cantos de toda
la congregación, y el mensaje de la Palabra de Dios, expuesta por el pastor con
claridad y vehemencia, son inolvidables, ¡diéramos cualquier cosa por volver a
la vieja capilla y disfrutarlos otra vez! De todas las vivencias, todavía mi
parece ver y oír a las familias cantar el himno “Hogar de mis recuerdos” allí
en nuestro templo. Después del servicio, compartir con aquella gente especial
que habíamos adoptado como nuestra propia familia. ¡Ir a la iglesia era algo
tan hermoso que asistíamos por la mañana y por la noche!
Tal vez, al decir hogar, vienen a nuestra
mente la música cristiana que resonaba en toda la casa; esos recuerdos de los
viajes largos con papá y mamá cantando y nosotros haciendo coro en el asiento
trasero. A lo mejor, también vienen a nuestra mente y corazón, el respeto que
principalmente, nuestro padre mostraba hacia mamá y sus familiares, y a lo
cual, mamá respondía igualmente con los familiares de papá. Allí, en el hogar,
la Biblia no era un libro para adorno y para llevarlo debajo del brazo a la
iglesia, nada más. No. La Biblia se leía diariamente y papá, principalmente,
dirigía la oración. Los valores sembrados por la Palabra de Dios y cultivados
por nuestros padres, son todavía norma y guía. Niños al fin, a veces nos
poníamos rebeldes, y peleábamos entre nosotros, pero la disciplina bien
aplicada por nuestros padres, nos enseñaron a pedir perdón y a perdonar. Pues
bien, así pasamos por diferentes etapas, pero allí estaba el dulce hogar, la
casa, nuestra familia que era una “iglesia en miniatura”, y la iglesia “la
familia grande”, ambas, siempre estaban listas para ayudarnos a ser hombres y
mujeres de bien. De esta manera,
nuestros padres cumplieron; hoy es nuestra responsabilidad servir de
puente y hacer que esta herencia pase a la próxima generación. En realidad,
muchos años han pasado. Papá y mamá ya se fueron, pero al mirar esos días
lejanos de nuestra niñez, adolescencia y juventud, damos gracias a Dios por la
herencia cristiana que nos dejaron. ¡Eso es un hogar!
HOGAR
DE MIS RECUERDOS
Letra
de H. R. Bishop
Musica
de H. R. Bishop
I
Hogar de mis recuerdos
a ti volver anhelo;
no hay sitio bajo el cielo
más dulce que el hogar.
Pasara yo en palacios,
corriendo el mundo entero
a todos yo prefiero,
mi hogar, mi dulce hogar.
CORO:
Hogar, mi dulce hogar,
no hay sitio bajo el cielo,
más dulce que el hogar.
II
Alli la luz del cielo
desciende más serena,
de mil delicias llena
la dicha del hogar.
Alli las horas corren
más breves y gozosas;
allí to das las cosas
recuerdan sin cesar.
III
Más quiero que placeres
gozar en tierra extraña,
volver a la cabaña
de mi tranquilo hogar.
Allí mis pajarillos
me alegran con sus cantos;
allí con mil encantos
está la luz de paz.
Oración:
Padre eterno:
¡Cuán breve es nuestro paso por esta vida! Ayúdame
a ser una bendición en mi hogar, en mi familia y en mi iglesia, e influir
positivamente en su ambiente. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Haz que tu hogar sea un castillo, y que la comida más
simple, sea digna de reyes.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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