Francisco
Aular
Lectura devocional: Éxodo
14:15-31
Entonces dijo el SEÑOR a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos
de Israel que se pongan en marcha. Éxodo 14:15 (LBA)
En mis años de recién convertido al Evangelio, en las iglesias de mi
denominación, teníamos una organización que se reunía todos los domingos por la
tarde: La Unión Bautista de Preparación. ¡Allí formábamos a los líderes! Allí
me formé yo. Un pensamiento que traía la revista guía de nuestros estudios, me
impactó, decía: “Pasaré por esta vida una sola vez. Si hay alguna palabra
amable que pueda decir, algún acto de bondad, o cualquier cosa buena que puede
hacer por mis semejantes, diga yo esa palabra, haga yo esa acción. Pasaré por
esta vida solamente una vez”. Esto es particularmente cierto, si retrospectivamente,
miramos al año 2015, el cual estamos despidiendo hoy, a medianoche lo
despediremos para siempre, vino y pasó, ya es historia. Las palabras que no
dije en el momento preciso, las acciones que no hice a favor de otros, ya son
oportunidades perdidas.
Hoy es el último día, el último momento de la presentación de cuentas
de lo que hicimos en el año que se nos fue: ¿Cuál es el balance final? Al saber
el resultado, sería muy bueno recordar lo que alguien dijo: "El
ayer es un cheque cancelado; olvídalo. El mañana es una nota promisoria, no
cuentes con ella. Pero la bendición de hoy está presente y es en efectivo,
aprovéchala porque no durará". En otras palabras, no vivas en el pasado,
no desperdicies el presente, con San Pablo podemos afirmar: “…olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo
que está delante” (Filipenses 3:13, RV60).
En efecto, frente al nuevo año tenemos
que aprovechar el tiempo, no debemos desperdiciar ninguna oportunidad para ser
útiles. Como alguien dijo: “el tiempo es un gran maestro para todos nosotros,
el único problema es que este maestro acaba con sus discípulos”… Frente al
nuevo año y a los años futuros que tendemos por delante con sus minutos y días
que se irán desgranando uno tras otro, y cuyo número disminuye implacablemente
hasta llegar a cero; ¿cuántos años nos quedan por vivir? No lo sabemos. Lo que
si sabemos es lo que nos dice la Palabra: “Nadie puede retener su
espíritu y evitar que se marche. Nadie tiene el poder de impedir el día de su
muerte. No hay forma de escapar de esa cita obligatoria: esa batalla oscura. Y
al enfrentarse con la muerte, la maldad no rescatará al malvado” (Eclesiastés 8:8,NTV). La muerte es una realidad inevitable, así como
las pruebas que nos vienen en nuestro andar en este viaje que es la vida
humana. Así como Israel en su huida de Egipto, cuyo lugar desde
donde salían lo tenía detrás, y delante de ellos el desafío del mar, nosotros tenemos la misma perspectiva:
No dejar que el miedo a lo conocido o desconocido nos paralice, y nos robe el
presente para siempre. En su búsqueda de dirección Moisés recibió de Dios una
orden: “¡Di a los hijo de Israel que se pongan en marcha!”, nosotros ya conocemos la historia, el
pueblo de Israel marchó y cruzó el mar en seco y sus enemigos perecieron,
porque Dios no les permitió llegar a la orilla. ¡Dios hace maravillas cuando su
Pueblo se pone en marcha!
No niego que en nuestro mundo actual vivamos
momentos angustiosos; pensemos un instante en todo aquello que nos perturba:
amenazas del terrorismo mundial, tasas de criminalidad aterradora, los
fenómenos naturales que nos asedian, los tsunamis financieros que se avecinan,
el incremento de la corrupción humana en todos los niveles, todo ello, nos
gritan la terrible verdad que nuestro mundo está en llamas. Ninguna orden divina es tan actual para
nosotros en este momento en que contemplamos el primer día del año 2016, que la
orden divina: ¡Ponte en marcha!
¡Ponte en marcha!, porque lo mejor está por venir. Muy cerca
de nuestra casa están las famosísimas cataratas del Niágara. Por años, yo había
hablado y escrito sobre ellas en mis mensajes. Me las había imaginado una y
otra vez. La primera vez que las visité estaba lleno de expectación durante el
viaje. Llegamos. Su belleza me deslumbró. Me acerqué a la orilla lo más que
pude, a aquel sonido singular de sus muchas aguas, y al mirar su caída, parecía
que mi emoción subía hasta estallar en un, ¡gloria a Dios! Cerré mis ojos,
mientras caían sobre mi cara las gotas con las que la Niágara me daba su
bienvenida, en eso exclamé al Señor: ¡Oh Padre, esto es mucho más hermoso de lo
que yo me había imaginado! ¡Cuán grande eres!
En esta tierra, nosotros los que
vivimos estamos en una peregrinación hacia lo grande y hermoso. ¡No existen
palabras para describir lo que el cielo es y será para nosotros! La única razón
por la que un cristiano nacido de nuevo, todavía está en esta tierra es para
explicarle a los millones que no conocen a JESÚS quien es Él, y lo que Él hizo
por nosotros. ¡No existe un desafío más grande que el que tenemos los
cristianos en esta hora de anunciar el Evangelio, las buenas nuevas de
salvación, a esta generación! Nada puede ser más grande que la cosecha
espiritual que estamos a punto de ver en el mundo entero. ¡Vamos por ellos! ¡No
podemos fallarle a Dios! ¡No podemos paralizarnos en esta hora crucial para la
humanidad! Tenemos que proclamar en todas las formas, en todo lugar y a
cualquier precio que: ¡Si hay esperanza en JESÚS! Desde hace muchos años, he
tenido un lema al llegar a mi casa cuando el Señor me ha permitido evangelizar
y cosechar un alma para Cristo, le digo a mi familia con todo mi corazón lleno
de un gozo indescriptible: ¡Uno más para Cristo!
Como alguien que ha dedicado su
vida a Dios y está a punto de cumplir 53 años en el Evangelio, siento en lo más
íntimo de mi ser, que mi amado JESÚS, mi Señor y Salvador, me dice: “¡Dile a mi
pueblo que marche!”. ¡Ponte en
marcha! ¡Feliz Año 2016!
Oración:
Amantísimo
Padre Celestial:
Tú dices en tu Palabra: “Acabamos
nuestros años como un pensamiento…Enséñanos de tal modo a contar nuestros días,
que traigamos al corazón sabiduría” (Salmo 90:9; 12.) Al finalizar un año y en
el umbral de uno nuevo, vengo delante de ti lleno de gratitud y con una súplica
en mis labios: ¡Señor pon alas a mi esperanza! ¡Me pongo en marcha para
conquistar este nuevo año para ti! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No
tienes que temer adónde vas ni lo que harás cuando JESÚS te ordene que marches
porque Él estará contigo por dondequiera que vayas.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de
su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por
aprender?
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a
obedecer?
¿Existe algún pecado a
evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo