Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Santiago 5:13-20
Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren
unos por otros, para que sean sanados. La oración
del justo es poderosa y eficaz. Santiago 5:16 (NVI)
La
oración en sí, que hacemos, no es poderosa.
Todo poder está en el Padre
Celestial ante el cual la dirigimos, y la hacemos en los méritos de JESÚS y en
el poder del Espíritu Santo, que conoce tanto el corazón del Padre, los méritos
del Hijo y el corazón de quien ora.
Le
ha placido a Dios darnos el vehículo de la oración para que nos acerquemos a Él
con la confianza de que, en Su gracia, nos escuchará. Es así como podemos orar
eficazmente y en forma poderosa.
Lo
primero que el versículo nos aconseja es que reconozcamos que somos pecadores y
por lo tanto debemos confesarnos los unos a los otros nuestras ofensas, pedir
perdón y perdonar.
Por
la oración el ser humano es capaz de lograr lo inalcanzable por otra vía. Mediante
la oración podemos viajar de un lado a otro de este mundo en nuestras
intercesiones por los demás. Podemos entrar al hospital y a las cárceles sin
ser día de visita. Por la oración los perdidos encuentran la salvación, los
enfermos se sanan y la Iglesia hace retroceder al mismo infierno.
Por
la oración movemos los obstáculos que se nos atraviesan y lo que parecía
imposible se allana. Por la oración caen los muros, se abren túneles y se
establecen puentes. Por la oración nos podemos mantener firmes en medio de las
pruebas que, como tempestades, se ponen sobre nuestro cielo y nos amenazan con
destruirnos. Oramos y éstas se desvanecen y se hacen bonanza.
Por
la oración saltamos peligros tan hondos como los abismos, las amenazas son
destruidas y podemos avanzar.
Por
la oración protegemos a nuestra familia y bendecimos lo que ellos son y tienen,
y todo se arregla para el bien de ellos y el nuestro.
Por
la oración podemos ponernos delante de nuestra nación e invocar la bendición de
Dios para que vivamos en paz. Por la oración sostenemos los brazos de nuestros
líderes espirituales, para que puedan prevalecer y vencer, de modo que la obra
de Dios no tenga estorbos.
Por
la oración podemos aprender a alabar en vez de criticar a nuestro prójimo,
aprendemos a amar a nuestros enemigos y convertirlos en amigos.
Por
la oración le decimos al Señor JESÚS que Él es primero en nuestra vida ante
cualquier persona, posesión y propósito.
Por
la oración podemos seguir persistiendo en la petición sin desmayar hasta ser oídos.
Por
la oración podemos creer lo que todavía no vemos y tener esta seguridad como el
Apóstol Santiago:”La oración del justo es
poderosa y eficaz”.
Oración:
Padre Celestial:
Oh Dios, santo es Tu camino; ¿Qué dios es
tan grande como nuestro Dios? Tú eres el
Dios que hace maravillas; Hiciste notorio en los pueblos Tu poder. (Salmo
77:13,14)
Como el ciervo brama por las corrientes de
las aguas, así clama por Ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios,
del Dios vivo. (Salmo 42:1,2)
Tu Palabra me alienta a seguir buscando tu
rostro en oración. Ayúdame a orar con poder y eficacia. En el nombre de JESÚS,
amén.
Perla de hoy:
Cuanto
más oremos al Dios Todopoderoso por las bendiciones a nuestros semejantes tanto
menos pensaremos en nosotros mismos.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento por obedecer?
¿Existe
un pecado por evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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