viernes, 31 de enero de 2014

Pasión evangelizadora: Su triunfo


Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Lucas 15:1-7
Y, cuando la encuentre, la cargará con alegría en sus hombros y la llevará a su casa. Cuando llegue, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida”. Lucas 15:5,6 (NTV)

Este año se cumplen 37 años de haberse iniciado en mi país, Venezuela, un esfuerzo de alcance evangelizador y misionero: La Marcha Evangelizadora. Esa actividad puso el sello definitivo de lo que sería mi trabajo en la obra de Dios, desde entonces: encender en mí mismo y en los otros, ¡la pasión evangelizadora! En eso ando. He disfrutado cada paso de esta labor, pero nada puedo calificar como triunfo en esta actividad, sino el ser testigo del nuevo nacimiento de una persona e inmediatamente verlo crecer en la fe hasta su madurez en Cristo.
Cuando JESÚS contó la parábola de las posesiones perdidas, la oveja, la moneda y el hijo, estaba ilustrando su pasión evangelizadora que le trajo entre nosotros, hace dos mil años:Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos” (Lucas 19:10; NTV); no se necesita ser un gran teólogo para darse cuenta que JESÚS, en la tarea de “buscar y salvar a los que están perdidos”, da a entender el esfuerzo y decisión de dejar todo de lado y darle prioridad a la búsqueda de la posesión perdida. En efecto, en Lucas 15, la oveja perdida (1-7), la moneda perdida (8-10), y el hijo perdido (11-32)  ilustran las posesiones temporalmente perdidas, y el dejar todo de lado y priorizar la búsqueda de la posesión perdida, dan el triunfo final que es el gozo de esas posesiones recobradas. Por eso, dice el Señor: “De la misma manera, hay alegría en presencia de los ángeles de Dios cuando un solo pecador se arrepiente” (Lucas 15:10).
En el texto bíblico estudiado, una de las ilustraciones nos dice que el pastor pierde a su oveja, una sola de cien, pero él deja las noventa y nueve que están en el redil, y se lanza en búsqueda de su apreciada oveja. Me lo imagino recorriendo todos los lugares por donde había guiado a su amado rebaño aquel día, ya tarde, el sol ocultándose en el horizonte, un águila con sus garras anda buscando desde las alturas una presa para llevarla a su nido…, a lo lejos se escucha el aullido de los lobos hambrientos; el pastor sabe que encontrar a su oveja es un asunto de vida o muerte, en eso ve una abertura que conduce a un precipicio, escucha un leve quejido que viene de allí, se asoma y ve su oveja que había caído, herida y sin fuerzas; cuidadosamente, paso a paso, desciende adonde está su oveja, venda sus heridas, se la monta sobre sus hombros y el gozo de recobrarla, hace corto el viaje de retorno, ya es de noche y ve a sus amigos, y desde lejos les dice: Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida.
Confieso sin rubor alguno que al detallar esta bellísima historia que nos dejó el Señor, tengo dificultad para ver lo que escribo porque las lágrimas me nublan la vista, y mis labios nuevamente, se pronuncian en alabanzas a mi amado Pastor: ¡Yo soy aquella oveja perdida! Bendito y alabado sea tu nombre mi amado pastor JESÚS. ¡Dame un poco de tu pasión evangelizadora o me muero!
Ahora bien, he escuchado poesías hermosas sobre JESÚS el Buen Pastor, pero el poema “Pasión pastoral”, que luego se hizo canción de mi amado hermano el pastor mexicano Juan Romero, es mi favorita. ¡Cantémosla otra vez!:
                  I
Eran cien ovejas,
que había en el rebaño;
eran cien ovejas
que un pastor cuidó,
pero en una tarde
al contarlas todas,
le faltaba una
le faltaba una
y triste lloró…
           Coro:
Las noventa y nueve
dejó en el aprisco
y por la montaña
a buscarla fue
la encontró gimiendo
temblando de frío:
Curó sus heridas,
la tomo en sus brazos
y al redil volvió.
               II
Esta misma historia
vuelve a repetirse;
hay muchas ovejas
que sin rumbo van
con el alma rota
van por los collados
temblando de frío
vagando en el mundo:
Sin Dios y sin fe.
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Gracias amado Señor! Gracias por abandonar tu gloria, por un tiempo para venir a buscarnos, y hacernos miembros para siempre de tu redil en el cielo, junto a ti. Dame Señor tu pasión evangelizadora para que mi misión en este mundo, ayude a cumplir la tuya: Buscar y salvar lo que se había perdido. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
JESÚS: ¡Dame un poco de tu pasión evangelizadora o me muero!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 30 de enero de 2014

Pasión evangelizadora: Sus hombres


Francisco Aular      

faular@hotmail.com
Lectura devocional: Lucas 12:49-53
Pasión evangelizadora: Sus hombres
Yo he venido para encender con fuego el mundo, ¡y quisiera que ya estuviera en llamas! Lucas 12:49 (NTV)
JESÚS vino a traernos el fuego espiritual, un fuego benigno, purificador,  fuego que hace al pecador verse a sí mismo frente al otro fuego, el que arde y que nunca se apaga -como Él lo dijo-, este fuego salvador del Señor lleva a nuestros corazones la convicción de la realidad del amor de Dios y el poder de su gracia; este es el fuego que nos produce fe, arrepentimiento, confesión, y nos hace hombres y mujeres nuevos. ¡Esos hombres y mujeres se convierten en discípulos  con fuego y pasión!, ellos nos descansarán hasta ver su generación en llamas. Ese era el fuego que sentían también los profetas del Antiguo Testamento y que hicieron impacto en sus generaciones: “Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al Señor  o que nunca más hablaré en su nombre, su palabra arde en mi corazón como fuego. ¡Es como fuego en mis huesos! ¡Estoy agotado tratando de contenerla! ¡No puedo hacerlo!” (Jeremías 20:9; NTV).
Sí, Jeremías era un hombre de fuego, y solamente un hombre como él pudo llevar a cabo el difícil trabajo que Dios le encomendó de predicar en contra del pecado de los líderes civiles y religiosos de su nación, sin embargo, el profeta no calló, le causaba dolor la ceguera espiritual de su pueblo, y ese gemir espiritual lo expresaba a través de la profunda y emotiva personalidad que poseía. En efecto, Jeremías, escribe:
“¡Mi corazón, mi corazón, me retuerzo de dolor! ¡Mi corazón retumba dentro de mí! No puedo quedarme quieto. Pues he escuchado el sonar de las trompetas enemigas y el bramido de sus gritos de guerra. Olas de destrucción cubren la tierra, hasta dejarla en completa desolación. Súbitamente mis carpas son destruidas; de repente mis refugios son demolidos. ¿Hasta cuándo tendré que ver las banderas de combate   y oír el toque de trompetas de guerra? «Mi pueblo es necio   y no me conoce —dice el Señor—. Son hijos tontos, sin entendimiento. Son lo suficientemente listos para hacer lo malo, ¡pero no tienen ni idea de cómo hacer lo correcto!»” (Jeremías 4:19-22; NTV). Evidentemente, la pasión y el fuego del profeta no lo frenan, ni el pecado de su nación en contra de Dios, tampoco, la ignorancia y la ceguera espiritual de su pueblo, ni el poco impacto y resultados de su predicación en aquella generación que escuchaba su exhortación,  porque el mismo profeta explica, dramáticamente, aquella pasión por llevar el mensaje: “¡Es como fuego en mis huesos!”. A no ser que Dios en su gracia nos permita andar bajo su fuego divino no podemos hacer frente a una situación nacional y mundial, como servidores de Dios, la cual, -considero en mis casi siete décadas-, ¡es lo peor que hemos vivido!
Es claro en las Escrituras que el propósito dominante del fuego que trajo a JESÚS desde el cielo a la tierra  y lo condujo a la cruz es la pasión por la salvación del ser humano pecador. Como lo sabemos JESÚS vivió, murió, pero, ¡resucitó!, y una vez resucitado, nos encomendó –completar por así decirlo, su misión, diciendo: “Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21). Aquellos humildes hombres, discípulos del Señor, vieron como JESÚS fue llevado al cielo. Sin duda, estaban entristecidos en gran manera, pero el Señor les prometió que comenzaría una nueva era con el surgimiento de la Iglesia del Señor, llena del fuego del Espíritu Santo como también lo había dicho Juan el Bautista: “Yo los bautizo con agua, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de ser su esclavo y desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.” (Lucas 3:16). Esto se cumplió en Pentecostés. ¡Desde entonces la Iglesia del Señor ha sido bendecida con el poder del Espíritu Santo, y ha producidos hombres y mujeres, que han sido bautizados con el fuego de Dios e insertados en el cuerpo del Señor por todo el mundo! Como ocurrió en el primer siglo, de tal manera, que los contemporáneos de aquellos discípulos del Señor, exclamaron: “Estos que trastornan al mundo entero también han venido acá” (Hechos 17:6). ¡Ese mismo comentario se ha oído en muchas ocasiones en la historia de la Iglesia sobre los discípulos apasionados de JESÚS! Ahora bien, hablar de estos hombres y mujeres a través de la historia del cristianismo será tema de otro devocional.
Mientras tanto, no permitamos que el fuego de la pasión evangelizadora merme de nuestros corazones. No dejemos que el frío del invierno de la mundanalidad nos apague el fuego. El Espíritu Santo, como lo hizo con los profetas en el Antiguo Testamento, ahora vive en nuestros corazones. Vengamos, como el profeta Isaías, humildemente, sin jactancias, sin creernos una gran cosa, confesemos nuestros pecados, y el Espíritu Santo, tomará el carbón encendido de su altar y lo pondrá sobre nuestros labios, nuevamente. De esta manera, todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo, experimentará: ¡La llenura del poder del Espíritu Santo en todo lo que somos, tenemos y hacemos para llevar el fuego de Dios a nuestra generación! Entonces, veremos en acción, ¡la pasión evangelizadora y sus hombres!
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Dame Señor tu fuego divino para llevar tu Mensaje! Sin reservas, sin retiradas y sin lamentos a ésta y a las futuras generaciones; que el mundo entero pueda oír tu voz a través de las voces y los hechos de los hombres y mujeres con pasión evangelizadora por dondequiera vayamos. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
¡Dame Señor tu fuego divino para llevar tu Mensaje! Sin reservas, sin retiradas y sin lamentos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 29 de enero de 2014

Pasión evangelizadora: El valor del individuo


Francisco Aular      
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Lucas 15:1-32
Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente (…) no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Lucas 15:10; 2 Pedro 3:9 (RV60)
¿Cúanto vale un alma?, era el título inicial para este devocional, pero no quise fraccionar de esa manera al ser humano. Es un hecho que el Señor nos salva completo: espíritu, alma y cuerpo (1 Tesalonicences 5:23), de manera que estoy pensando en el ser humano de manera integral. ¿Cuánto vale un ser humano, delante de Dios? El gran evangelista D.L Moody (1837-1899), lo expresó de esta manera:
“Yo creo que si un ángel tuviera que volar desde la tierra hasta el cielo para decir que hay un muchacho pobre, andrajoso, sin padre ni madre, sin nadie que cuidara de él y le enseñara la manera de vivir, y si Dios tuviera que preguntar quién entre ellos estaría dispuesto a venir a esta tierra y vivir por cincuenta años y llevar a aquel muchacho a Jesucristo, cada ángel del cielo estaría dispuesto a ser voluntario. Aun el ángel Gabriel, quien permanece en la presencia del Todopoderoso, diría: “Déjame abandonar mi elevada y eminente posición, y déjame tener el privilegio de conducir un alma a Jesucristo; no hay honor mayor que el de ser un instrumento en las manos de Dios para rescatar a una persona del reino de Satanás y llevarla a la gloriosa luz del cielo”.
¡Perdónenme, pero estoy comovido! Pienso, honradamente, que yo soy aquel muchacho del relato de Moody, pero Dios, envió no a uno, sino a varios mensajeros, que me hablaron del amor de Dios, me tomaron de la mano y me llevaron a JESÚS. ¡Gracias mis amados por ser fieles en darme el Mensaje! ¿Cuánto vale un alma? Veamos que nos dice el Señor: ¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma? ¿Hay algo que valga más que tu alma?” (Marcos 8:36,37). Aquí vemos dos asuntos importantes, la trascendencia del alma, aunque repito, Dios salva al ser humano entero, es el alma, como ente responsable, la que pasará a la eternidad futura. Es el mismo JESÚS quien le pone precio, y nos afirma que, nada vale más que un alma. Otro aspecto de esta enseñanza es que esa alma, ¡podemos salvarla o perderla! Y esa decisión debemos tomarla mientras vivimos en este cuerpo. ¡Nadie va a estar en el cielo obligado!
Mucho me temo que hoy en día estamos poniendo exagerado interés en las multitudes en vez de en las personas como individuos. No me debe emocionar tanto, tener una multitud, ¡sin saber la calidad individual de sus integrantes! Desde luego, existe espacio para las multitudes en el Reino de Dios, pero, nuestra pasión evangelizadora tendrá que reflejar el deber prioritario de traer a las personas a Cristo, uno por uno, esos con quienes nos relacionamos diariamente.
En la Santa Palabra de Dios, la Biblia, las personas que aparecen allí, nombre por nombre son siempre importantes en cada capítulo. ¡Todavía Dios anda en la búsqueda de seres humanos cuyas almas están alejadas de Él, perdidas de su Reino! ¡El Dios de la historia la hará con cada uno de ellos en esta generación! Es nuestra responsabilidad, en esta hora, hacer todo el esfuerzo que nos sea posible y pagar el precio que se nos pida, sea donde sea que Dios nos envíe, sí, ¡debemos ir a buscar a esa persona! Como lo dice el capítulo 15 de Lucas -todo ese inmenso capítulo me conmueve cada vez que lo leo, y me calienta el corazón de nuevo por el valor de un individuo para Dios-, la oveja perdida (1-7), la moneda perdida (8-10), y el hijo perdido (11-32), esos tres cuadros son la parábola de las valiosas posesiones perdidas y encontradas en relación a Dios.
El pastor que busca a la oveja perdida, no descansa hasta encontrarla y traerla a su redil, y dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado a mi oveja que se había perdido” (v. 6), la mujer que pierde el dracma, busca la moneda, no descansa hasta encontrarla, reúne a sus amigas y dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido” (v. 9), pero la parábola termina con la escena más hermosa de toda la literatura que hace referencia al amor filial; ¿qué dolor puede compararse al del hijo que se nos va del hogar echando por tierra todos los valores inculcados en familia? Sin embargo, el padre espera que aquel hijo ingrato regrese arrepentido a su hogar; así ocurre, y padre e hijo se confunden en un abrazo para no separarse jamás. Entonces, el padre le dice, al hermano mayor:Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado” (v. 32). ¡Ningún ser humano es un accidente en este mundo, ni en el plan de Dios!
Al final de una conferencia en la cual había hablado de nuestra necesidad de evangelizar y discipular a cada persona que Dios ya tiene lista para cosecharla para su Reino, un teólogo me dijo: “¡No creo que uno tenga que hacer ningún esfuerzo para alcanzar a la gente para Cristo, Dios lo hará con nosotros o sin nosotros! -a ello le respondí-, hermano le voy a pedir algo por el amor de Dios: ¡Cambie su teología!”.
JESÚS consideró que el ser humano es de tan grande valor, que Él intercambió su mansión gloriosa para poner su tienda de campaña al lado de la nuestra, y siendo rico, gustó en su cuerpo las limitaciones de la pobreza, sufrimiento, vergüenza y muerte; Él mismo definió su misión en este mundo:Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10; RV60). Todos los apóstoles, a excepción de Juan, murieron llevando el mensaje, Pedro, nos dice la razón:El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9; RV60). Esto es lo que mueve nuestra pasión evangelizadora: El valor del individuo.
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Gracias por tenerte por digno de ser llamado tu hijo y usar a los hombres y mujeres que me dieron tu Mensaje! Tengo una deuda de gratitud con ellos, y nos gozaremos al celebrar juntos toda una eternidad contigo. Ayúdame a llevar este mismo mensaje a los que no lo han oído. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
¡Ningún ser humano es un accidente en este mundo, ni en el plan de Dios!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 28 de enero de 2014

Evangelio y sociedad


Francisco Aular      
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 1 Corintios 9:16-27
Cuando estoy con los que son débiles, me hago débil con ellos, porque deseo llevar a los débiles a Cristo. Sí, con todos trato de encontrar algo que tengamos en común, y hago todo lo posible para salvar a algunos. 1 Corintios 9:22 (NTV)
¿Cuándo vamos a evangelizar a toda la sociedad y el mundo? En realidad el mandato final de JESÚS es: Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. Mateo 28:19,20 (NVI). La idea de ir por el mundo a evangelizarlo es idea de Dios, por ello, el cumplimiento de este mandato está en plena vigencia; solamente Dios en su omnisciencia sabe cuándo será cumplido. Debemos entender esto por cuanto quien nos mandó dijo que tenía “autoridad en el cielo y en la tierra”, y también señaló que, “estaré con ustedes siempre”. Cada generación de cristianos nacidos de nuevo debe alcanzar a su generación para JESÚS.
Sin embargo, debo añadir esto, uno de los peores errores de nuestro tiempo consiste en pensar que el Evangelio tiene por misión cambiar la sociedad, y en realidad, el Evangelio se ocupa de cambiar al individuo. Nosotros estamos acostumbrándonos a ir a las multitudes para intentar cambiarlos, nos parece que el éxito está en tener una evangelización en masa, pero cuando vemos a JESÚS en su labor evangelizadora, lo vemos ir a los individuos. La evangelización debe centrar sus esfuerzo en los individuos, así como JESÚS lo hizo; debemos ocuparnos en alcanzar al religioso perdido, como el caso de Nicodemo; a la mujer pecadora, como el caso de la samaritana; al corrupto que está en el gobierno, como el caso de Zaqueo; al rico, como el joven rico; al político, que cierra los ojos a la corrupción y se hace aliado de su gobierno, como el caso de Pilato; Juan, Pedro, Pablo, Felipe, Febe y Priscila fueron individuos que Dios usó y allí los tenemos, y mejor, no sigo mencionando, pero son  individuos a quienes Dios usa, primero, en la evangelización que es la suma de individuos, uno por uno, y, luego, en el discipulado de cada uno de ellos para que se multipliquen.
Si usted como cristiano, nacido de nuevo invierte su tiempo y su vida en cambiar a la sociedad, sufrirá un desengaño, usted verá que la sociedad no mejora, sino que por el contrario se va por los caminos de los hombres, lejos del camino de Dios; entonces usted podrá concluir que el Evangelio falló, que no sirve para una sociedad como ésta, que va en busca de lo que le conviene, del beneficio propio, hirviendo en divisiones, protestas y conflictos sociales, que no cambia.
En efecto, el Evangelio no encuentra lugar en la sociedad; es más, el Evangelio es rechazado por la sociedad porque es y debe ser como un cuerpo extraño, como una basura en el ojo, como una piedra en el zapato, una molestia. Se rechaza, se persigue, se molesta a sus partidarios, se les pone a un lado; el ostracismo es usado por algunos gobiernos y por la sociedad para quitarse de encima lo que le molesta. Pero en esas situaciones, y por raro que parezca es cuando el Evangelio brilla, ¡porque el Evangelio, ayer y hoy brilla en la persecución!
Nos podemos preguntar ¿por qué el Evangelio causa molestias en la sociedad? Debe ser porque para algunos, su mensaje suena acusador y paradójico: Cuando uno pierde la vida, entonces es cuando la gana; cuando uno es rico es pobre (Lucas 12:15); nos manda a hacer del Evangelio la prioridad, porque nos invita a “buscar primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33); nos ordena inclinarnos y servir (Juan 22:24-30); nos dice que debemos amar y perdonar a nuestros enemigos (Mateo 5:38-48); también el Evangelio habla del ser humano sin JESÚS como “muerto en sus delitos y pecados”; perdido y sin esperanza en este mundo (Lucas 19:10; Efesios 2:12); con la mente del diablo (2 Corintios 4:4); amarrado por Satanás (2 Timoteo 2:26), y bajo el poder del maligno (1 Juan 5:19); no debemos esperar nada bueno del sistema de este mundo: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 1:15). ¿Cómo va a gustarle un Evangelio así al sistema actual que vemos en el mundo? Esta sociedad prefiere mirar hacia otro lado.
No obstante, Dios tiene individuos en la sociedad de nuestra generación; Dios está trabajando con ellos, en ellos, por ellos y para ellos. Debemos ir a buscarlos, y nuestro lema debe ser como el de Pablo, que encabeza nuestro devocional hoy: ¡Tenemos que aprovechar todos los medios que Dios nos ha dado para “salvar a algunos”¡ ¡Que gozo es vivir una vida para proclamar este Evangelio y vivirlo!
Oración:
Amado Padre Celestial:
Este es el evangelio que anunciamos  uno por uno, hasta que no quede ninguno sin que haya tenido la oportunidad de oírlo o rechazarlo. Ayúdame Padre a ser tu testigo eficaz. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
¡Quién pudiera vivir mil años para dedicarlo por entero a la proclamación del Evangelio de JESÚS!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

lunes, 27 de enero de 2014

Pasión evangelizadora: Su mensajero


Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Romanos 8:1-21      
Pasión evangelizadora: Su mensajero
Pero, ¿cómo van a llamarlo, si no confían en él? ¿Y cómo van a confiar en él, si nada saben de él? ¿Y cómo van a saberlo, si nadie les habla acerca del Señor Jesucristo? ¿Y cómo hablarán de Jesucristo, si Dios no los envía? Como dice la Biblia: "¡Qué hermoso es ver llegar a los que traen buenas noticias!". Romanos 10:14-15 (La Biblia en lenguaje actual)
Ciertos pueblos de la antigüedad tenían la costumbre pagana de exigir la muerte del portador de malas noticias. Por ejemplo, el corredor que se presentaba delante de un rey para darle la noticia de la derrota de su ejército, una vez cumplida su misión era inmolado en señal de duelo, y, según ellos, para apaciguar la ira de los dioses de la guerra. En el caso contrario, si la noticia era para informar del triunfo en la batalla, el mensajero se ganaba un recibimiento triunfal y era cubierto de flores.
JESÚS vino desde el cielo con las buenas noticias de salvación para todo aquel que se vuelve a Dios, se arrepiente de sus pecados, deposita toda su confianza en Él y lo recibe como Señor y Salvador: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el Evangelio” (Marcos 1:15 RV60).
Sin embargo, a JESÚS, portador de buenas noticias, lo mataron. Esas buenas noticias para todos los pecadores son las mejores que se pueden anunciar a un mundo perdido: la victoria obtenida sobre el pecado y la muerte. Ciertamente, en JESÚS, Dios nos ofrece su amor, su perdón y su paz, y vino JESÚS mismo a traérnosla personalmente. ¡Cuán buenas noticias y qué Mensajero para anunciarlas! Pero, ¿cómo se recibió a este Mensajero? Su entrada al mundo pasó desapercibida en aquella, por así decirlo, primera Navidad; su carácter lleno de amor y de bondad fue ofendido una y otra vez; fueron rechazadas sus enseñanzas, las cuales aún traen paz a nuestros espíritus atormentados por la cotidianidad; siendo Rey, no recibió honores como tal, sino que se le faltó el respeto; fue calumniado, y tras un falso juicio, se le condenó a morir como un criminal; se burlaron de Él, lo abofetearon y escupieron, le pusieron una corona de espinas, lo azotaron; y por último lo clavaron en una cruz; y desde esa vez, una cadena de martirios ha seguido a todos sus verdaderos seguidores a través de los siglos. La única falta que se pudo encontrar en JESÚS es la misma por la que se puede tildar a todos los que sientan la pasión evangelizadora, y lleven las buenas noticias hasta el final de los tiempos: ser mensajeros de esas noticias.
Cuano leemos en el Nuevo Testamento al libro de los Hechos de los Apóstoles, el cual habla del nacimiento de la Iglesia por el ministerio del Espíritu Santo, y su rápida expansión en aquel mundo de entonces, se le acredita a miles de mensajeros anónimos que al convertirse corrían a contarles a sus familiares y amigos, su experiencia de conversión de una manera apasionada y continua. Esa pasión por JESÚS, no la frenaban ni la persecución, ni cárceles y ni la misma muerte. Como deben imaginarse, he estudiado por años aquella manera de la multiplicación espiritual y numérica de las iglesias, y la clave de su crecimiento, era tanto la evangelización personal y la multiplicación de iglesias, en dónde se ve la secuencia que plantea el Apóstol, cuando escribe: Pero, ¿cómo van a llamarlo, si no confían en él? ¿Y cómo van a confiar en él, si nada saben de él? ¿Y cómo van a saberlo, si nadie les habla acerca del Señor Jesucristo? ¿Y cómo hablarán de Jesucristo, si Dios no los envía?...Allí vemos que la evangelización es un sentir apasionado del Evangelio del Reino de Dios, que comunica persona a persona, lo que el mensajero mismo ha experimentado, y bajo la influencia y guía del Espíritu Santo, actúa; de tal manera que el evangelizado, tenga una oportunidad de aceptar o rechazar, el Regalo de la vida eterna en JESÚS como Señor y Salvador y hacer que ese nacido de nuevo, se haga miembro responsable en una iglesia local que es el hogar y familia espiritual de cada cryente. Allí en la iglesia local, recibirá entrenamiento hasta el máximo de su potencialidad como ser humano tanto para su vida temporal como la eterna. ¡Alabado sea el Señor por Su plan de salvación para el ser humano!
Ahora mismo me viene a la mente una discípula que vive en una pequeña ciudad en Venezuela, Valle de la Pascua, esta profesional de la medicina es una de las mejores evangelizadoras que he conocido; en una reunión alguien se le acercó y le preguntó, “¿así que usted es médico psiquiatra?”, ella respondió: “A la verdad, esa es la manera en la que me gano mi sustento material en este mundo, y desde luego, amo mi profesión; pero en realidad soy misionera, mensajera y portadora del Mensaje del Evangelio de JESÚS”. ¡Es la pasión evangelizadora y su mensajero!
Oración:
Padre amado: Desde que llegué a tus pies vivo agradecido por tu Mensaje que me llegó y me levantó de mi muerte espiritual, y desde entonces, la única razón para vivir es que pase lo que pase, me des cada día la bendición de alcanzar a uno más para ti. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La pasión evangelizadora trajo a JESÚS del cielo a la tierra; ahora esa pasión en nosotros, llevará a muchos al cielo.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 24 de enero de 2014

Pasión evangelizadora: Su autoridad


Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Lucas 14:15-24      
Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Mateo 28:18 (NTV)… Entonces su amo dijo: “Ve por los senderos y detrás de los arbustos y a cualquiera que veas, insístele que venga para que la casa esté llena. Lucas 14:23 (NTV)
En la historia de la salvación eterna del ser humano, la Biblia enseña que Dios toma la iniciativa desde la eternidad pasada hasta perfeccionarla en la eternidad futura. Con su permiso, voy a respaldar, esta aseveración con dos citas bíblicas largas, pero muy necesarias para ponernos en terreno firme en este importante tema: Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor de muchos hermanos. Después de haberlos elegido, Dios los llamó para que se acercaran a él; y una vez que los llamó, los puso en la relación correcta con él; y luego de ponerlos en la relación correcta con él, les dio su gloria.” (Romanos 8:29,30 NTV). Esta verdad,  el apóstol Pablo, la ratifica en otra de sus epístolas: Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo. De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado. Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados.” (Efesios 1:4-7 NTV). En este sentido, no vamos al cielo porque nosotros somos buenos y por tal motivo lo merecemos, no. ¿Qué habíamos hecho usted y yo, bueno o malo, si ni siquiera habíamos nacido, cuando Dios hizo este decreto a nuestro favor? Todo corresponde a la gracia de Dios al enviar a JESÚS y con su preciosa muerte por nosotros, comprarnos un lugar en cielo como lo afirma la Palabra: Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados. ¡Gloria a Dios por su amor incondicional a nosotros, los pecadores! ¡Estas son buenas noticias para nosotros, esto es el Evangelio!
Sin embargo, aunque en esta hora y en este día podemos contar a millones de cristianos, nacidos de nuevo que disfrutan de este regalo divino, todavía existen millones que no conocen esta noticia de vida o de muerte, que la Sagrada Escritura, proclama claramente desde hace dos mil años, al escribirse el Nuevo Testamento. ¿Qué podemos hacer como seres humanos que hemos experimentado el poder del Evangelio en nosotros? Tenemos que llevar el Evangelio, la Buena Noticia a otros, por eso se llama: Evangelización. Muy certeramente, el afamado teólogo estadounidense, D. T. Niles, definió al acto de evangelizar de una manera tan práctica, que es mi favorita también: “Evangelizar es un mendigo diciéndole a otro mendigo dónde encontrar comida.”
Ahora bien, ¿quién nos autoriza para evangelizar? Lo hace el mismo JESÚS, en lo que llamamos la Gran Comisión:Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos”. (Mateo 28:19,20 NTV)
Pues bien, cuando Dios me llevó hace 50 años a la Iglesia Bautista Emanuel de la Castellana al este de la ciudad de Caracas, me puso de pastor al misionero estadounidense Carlos B. Clark, un verdadero siervo de Dios, mi padre espiritual. Crecí en el Señor de su mano, así que un domingo por la tarde nuestro pastor, nos convocó para entrenarnos en la evangelización personal, una de las jóvenes universitarias, le preguntó: “Pastor, ¿Con qué autoridad, nosotros vamos un domingo por la tarde a tocar las puertas de nuestro vecindario, y molestarlos cuando ellos están descansando? Mi pastor le respondió: “Nosotros vamos con la autoridad que nos da la Palabra de JESÚS, fíjense lo que dice la Biblia:  “Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos” (Mateo 28:18-20 NTV) Y aquella, tarde como muchas tardes después, fuimos tocamos puertas y evangelizamos, pues, sabíamos que la autoridad de la pasión evangelizadora, y de la revolución espiritual bienhechora para toda la humanidad,  es el mismo JESÚS. Esta es la autoridad de la pasión evangelizadora que nos mueve para llevar el Mensaje de la salvación. ¡En eso andamos!
Siguiendo la misma idea, el versículo de hoy que encabeza nuestro devocional, es tomado de la Parábola de la gran cena, Dios mismo es quien nos ordena ir, diciendo: “Ve por los senderos y detrás de los arbustos y a cualquiera que veas, insístele que venga para que la casa esté llena. Lucas 14:23 (NTV).
Ahora bien, estemos claros en esto:“Ve” Es una palabra muy pequeña, apenas dos letras. Sin embargo debido a la autoridad de Quien nos envía, y nuestra obediencia como sus mensajeros, vamos y en una amorosa insistencia, logra lo imposible: “…buscar y salvar, lo que se había perdido” (Lucas 19:10). En efecto, Dios va al encuentro de las personas a través de sus mensajeros que hacen de la evangelización un estilo de vida. ¡No salimos a evangelizar, sino que evangelizamos cuando salimos! Y lo hacemos con gozo y amor al sembrar la semilla del Evangelio con pasión evangelizadora. ¡Manos a la obra!
Oración:
Padre amado: Ayúdame a llevar a cada vida, tu mensaje de amor, de gozo y paz, que producirá la verdadera revolución espiritual que necesitamos, en el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La revolución que JESÚS propone comienza con un discípulo obediente, con pasión evangelizadora.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?