Francisco Aular
¿Pero cómo podemos entonar las canciones del SEÑOR mientras estamos en una tierra pagana? Salmo 137:4 (NTV)
Me encontraba en el hospital tendido en una camilla, esperando mi segunda hospitalización del pasado mes de enero, mientras me llevaban de un lado a otro para los exámenes de rigor, todo esto por varias horas. Allí, en el Servicio de Emergencias veía el movimiento de médicos, enfermeras y técnicos luchando con diversos tipos de casos; sentía que aquella era una zona donde hombres y mujeres de ciencia, luchan contra las enfermedades, con la satisfacción de rescatar a los enfermos que se debaten entre la vida y la muerte. ¡Allí no hay tiempo para otra cosa! La jornada de trabajo es de doce horas.
Yo veía a una de las enfermeras jefe, una mujer de ascendencia africana, de unos cincuenta años, ir de un lado a otro orientando a las enfermeras más jóvenes, atendiendo a los enfermos que ingresaban, siguiendo las órdenes de los médicos y haciéndolas cumplir. Y la otra enfermera que me atendía -por sus rasgos, tal vez de la India-, no dejaba de vigilarme a mí, ni al monitor que marcaba los vaivenes de mi corazón. Venía, medía la presión y la temperatura, me preguntaba cada cierto tiempo acerca de mi situación y me traía medicamentos, así como alguna sábana o cobija para abrigarme. Mary, mi esposa y nuestros hijos Rubén y Mary Ruth estaban allí.
Temprano, yo había notado que Mary Ruth, nuestra directora de alabanza de la iglesia, había llegado trayendo consigo la Biblia y el himnario. Se acercaban las nueve de la noche, y le dije: ¡Vamos a cantar! Ella buscó mis himnos favoritos, y empezamos a entonarlos, entre ellos: En Jesucristo, el Rey de paz. Mary, con su voz de soprano, Mary Ruth contralto, Rubén bajo, y yo, desde mi dolor en la camilla, hice el tenor. Sentí que las bellas notas del himno salían desde nuestro cuarto, pasaban por la División de Enfermería e igualmente se marchaban lejos por los pasillos y los otros cuartos -me imaginaba que en alguna parte harían tanto bien, como nos hacía a nosotros al entonarlos-, de repente, dos personas entraron y se pusieron a cantar con nosotros, cuando se acercaron, inmediatamente las reconocí; ¡Eran la enfermera jefe y mi enfermera! La primera colocó uno de sus brazos por sobre del hombro de Mary Ruth, nos hizo señas para que siguiéramos cantando, y exclamó entre lágrimas: “¡Este canto era el himno favorito de mi abuela, y lo voy a entonar en nuestro idioma!” Eché una mirada a mi enfermera india, y con sus brazos en alto, lo estaba cantando en inglés. ¡Así que esa noche, allí en hospital, el SEÑOR fue alabado en español, creole e inglés! La enfermera jefe, abrazó y besó a Mary Ruth y nos expresó, mientras se secaba las lágrimas: “¡Gracias por hacerme recordar al SEÑOR y a mi abuela que ya está con Él!”, las enfermeras salieron, y nosotros nos quedamos orando y agradeciéndole al SEÑOR, que ante la pregunta del salmista, ¿pero cómo podemos entonar las canciones del SEÑOR mientras estamos en una tierra pagana?, nosotros respondimos, sí, sí, se puede cantar en tierra pagana, sí se puede cantar en el dolor.
En Jesucristo, el Rey de paz
Fanny J. Crosby (1820-1915)
Traducción Monfort Díaz
I
En Jesucristo, el Rey de paz
En horas negras de tempestad,
Hallan las almas dulce solaz,
Grato consuelo, felicidad.
Coro:
Gloria cantemos al Redentor
Que por nosotros vino a morir;
Y que la gracia del Salvador
Siempre proteja nuestro vivir.
II
En nuestra luchas, en el dolor,
En tristes horas de tentación,
Cristo nos llena con su vigor,
Y da aliento al corazón.
III
Cuando luchamos llenos de fe
Y no queremos desfallecer,
Cristo nos dice: “Siempre os daré
Gracia divina, santo poder.”
(Himnario Bautista #323, EMH, 1997)
Oración:
Bendito Padre eterno:
Imprégname del amor y la pasión de JESUCRISTO, de tal manera que yo pueda honrarte y glorificarte por dondequiera que vaya. Ayúdame a inspirar a otros por ese mismo sentir. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Cuando amamos al SEÑOR, lo alabamos y testificamos de Él en cualquier lugar en donde nos encontremos. ¡Él hará el resto!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
Gloria a Dios! tenemos que siempre recordar que Dios esta con nosotros en la tormenta, dolor, alegrías en cual quiera que se nuestra situación y que siempre debemos darle la Honra y la Alabanza que se merece, gracias a Dios por su vida Pastor, no importa las circunstancias usted siempre esta dispuesto a rendirle la Gloria a nuestro Dios y ser ejemplo para otros
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