viernes, 9 de marzo de 2012

Haz sonreír a Dios

Francisco Aular
faular@hotmail.com             

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo; enséñame tus decretos. Salmo 119:135 (NVI)
Las religiones nos presentan a dioses airados con el ser humano, esa es la idea del paganismo, por ejemplo, Cronos -padre de Zeus quien era el dios supremo de la religión griega-, se comía a todos los hijos que le daba su mujer Rea. Así que cuando Rea estaba embarazada de Zeus, ideó un plan para salvarlo, y por eso, él se libró de la ira de su padre Cronos. Cuán diferente es la propuesta que nos hace el Nuevo Testamento, ciertamente, el ser humano -creado por Dios en un estado de inocencia frente al pecado, pero dotado de toda la inteligencia para gobernar la Creación que Dios puso sobre su cuidado (Génesis 1:28)- desobedeció a su Padre Creador y le dio la espalda. Dios es amor, pero también es justo y “no tendrá por inocente al culpable” (Nahúm 1:3). El hombre fue arrojado del Paraíso porque él mismo así lo eligió; se declaró enemigo de Dios, pero, inmediatamente, el Señor empezó a buscarlo: “mas Jehová llamó al hombre, y le preguntó: ¿Dónde estás tú?” (Génesis 3:9 RV60). Desde entonces, Dios inicia la búsqueda del ser humano, la cual termina con la venida de JESÚS: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).
Ahora bien, ningún ser humano viene a este mundo por accidente, ni tampoco se salva espiritualmente por casualidad. El ser humano nace para hacer sonreír a Dios; Dios se agrada por cada criatura que viene a este mundo, porque al final de los tiempos, Él quiere tener al ser humano como parte de su familia:Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19 RV60). Por eso JESÚS dijo: “Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente” (Lucas 15:10 RV60). Dios toma la iniciativa para traer al pecador a su familia, y para lograrlo mandó a su hijo JESÚS desde el cielo para buscarnos. Por eso, tú no eres no eres un accidente en este mundo, Dios sabía de antemano, antes de que nacieras, que para Él eres único; fíjate que  de los siete mil millones que habitamos en este planeta, nadie es igual a ti, ni a mí, ni a otro. Es más, Dios rompió el molde con el cual te hizo. No tienes que imitar a otros,  y como si tú no valieras nada, no tienes que hacer lo que otro hace para ser importante delante de Dios. Por supuesto, es necesario que otros se inviertan en nosotros para enseñarnos a creer en la gracia del Señor, todo esto es parte del plan de Dios para nuestras vidas. Sin embargo, no debemos conformarnos con ser imitadores de JESÚS, sino dejar que Él viva su vida por medio de la nuestra “porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos” (Efesios 5:30 RV60).
De esta manera, bajo la dirección de Dios, y cuando llegamos a ser sus hijos, el Espíritu Santo ya tiene un lugar para nosotros en el reino de Dios y en su Iglesia. De allí en adelante, y por gratitud al Señor, Dios sonríe al ver nuestro crecimiento en Él, al ver nuestra disposición para anunciar el mensaje, nuestro amor por la Palabra de Dios, oyéndola, leyéndola, estudiándola, memorizándola, meditándola y aplicándola; nuestra dedicación al servicio de Él y del prójimo, a través del hacernos miembros responsables de una iglesia local; igualmente, hacemos sonreír a Dios cuando lo adoramos en todo lo que somos y hacemos, porque la adoración a Dios es una cualidad que Él nos dio al hacernos templos de su Espíritu. Entonces, hacer a sonreír a Dios debe ser la meta de nuestra vida en esta tierra.

Oración:
Padre eterno:
¡Te alabo en este día y bendigo tu Santo Nombre! Bendito seas porque cuando yo nací, tú estabas sonriendo. Permíteme que ahora yo te haga sonreír en todo lo que soy y hago. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Es la hora de quitar tus ojos de lo que son otros o de lo éstos hagan o no; deposita tu mirada en Aquél que sonríe cuando tú le sirves y le adoras.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos tus comentarios