Francisco Aular
MIÉRCOLES, 24 de enero del 2024
Lectura devocional: 1 Juan 3:1-11
Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro.
—1 Juan 3:2,3 (NVI)
¿Qué hizo JESÚS, nuestra única esperanza?
Al tener usted, esta Perla del Alma delante de sus ojos, sabe que acabamos de celebrar la Encarnación de JESÚS el 24 de diciembre, y el 29 de marzo de este año, será el denominado Viernes Santo con la pasión y Muerte de JESÚS en el Calvario. Luego el 31 ¡la Resurrección de JESÚS! Los que hemos nacido de nuevo, ese día, celebramos: ¡La Victoria del Crucificado! Desde luego, Su victoria es nuestra victoria. Entonces, como discípulos de JESÚS, ¿Qué esperanza nos estimula para vivir para la gloria de DIOS? Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. 1 Juan 3:2,3, nos dice: “Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro” ¡Podemos vivir una Vida Zoé rectamente, hacer discípulos a nuestros contemporáneos y vivir la triunfante: “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” (Romanos 11:36)
¿Qué es la esperanza?
Hace un tiempo atrás Ban Ki-Moon, dijo: "Este año el horizonte de la esperanza se oscureció (…) parece que el mundo se está derrumbando mientras se acumulan las crisis y se extiende la enfermedad". Así se expresó hace unos años el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-Moon, ante 140 jefes de estado de los países que componen esta máxima organización, sobre el oscuro panorama de la situación mundial. Por eso podemos afirmar contundentemente que lo que el mundo necesita es el verdadero Mensaje de la esperanza.
El diccionario DRAE, entre otras acepciones, nos dice: “La esperanza es la doctrina cristiana, virtud teologal por la que se espera que Dios dé los bienes que ha prometido”. De hecho, cada año la cultura occidental celebra al menos dos grandes acontecimientos, la Navidad y también el recordatorio de la Pasión de CRISTO, en lo que llamamos, la Semana Santa. En efecto, en ambas fechas vemos el cabal cumplimiento de más de 300 profecías del Antiguo Testamento relacionado con El Mesías JESÚS: “Alaben al Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. Nos envió un poderoso Salvador del linaje real de su siervo David, como lo prometió mediante sus santos profetas hace mucho tiempo” (Mateo 1:68-70, NTV). De esta manera pudiéramos decir que todo el fundamento de nuestra fe cristiana se resume en la esperanza, al lado de la fe, y el amor (1 Corintios 13:3).
Usted no puede leer las profecías de la Biblia sobre el Nacimiento del Mesías sin la esperanza de su fiel cumplimiento. Porque dicha promesa fue hecha en medio de situaciones muy parecidas a las que confrontamos es estos días en el mundo: “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos” (Isaías 9:2, RV60). Como todas las profecías, esta de Isaías, tiene un mensaje doble, el Rey vino a fundar Su Reino, hace dos mil años, se cumplió en parte; pero volverá para reinar para siempre y nosotros reinaremos con Él.
¡Hoy estamos con la esperanza viviente en que será pronto! Nunca como hoy una densa oscuridad se desplaza trayendo sobre la humanidad, dolor y angustia; hay un clima sombrío que amenaza con llevarnos a la depresión y destrucción final como seres humanos.
La Biblia nos habla de cuando nosotros no habíamos experimentado el nuevo nacimiento: “En esos tiempos, ustedes vivían apartados de Cristo. No se les permitía ser ciudadanos de Israel, y no conocían las promesas del pacto que Dios había hecho con ellos. Ustedes vivían en este mundo sin Dios y sin esperanza” (Efesios 2:12, NTV).
¡Es imposible que los dirigentes mundiales de ayer, hoy y mañana nos den de lo que no tienen, esperanza! Solamente los cristianos nacidos de nuevo pueden ser optimistas con relación al mundo y a su futuro: “Anunciando el misterio que se ha mantenido oculto por siglos y generaciones, pero que ahora se ha manifestado a sus santos. A éstos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:26,27; NVI).
La esperanza en acción
Por otra parte, la esperanza no es solamente sentarse a esperar que DIOS nos ayude, ¡la esperanza cristiana no es algo sino Alguien: JESÚS! Es más que una fe subjetiva porque es actuar en hechos concretos como lo hicieron los cristianos nacidos de nuevo del primer siglo. Ellos emprendieron grandes cosas en el nombre de DIOS y se lanzaron a la conquista de un mundo en tinieblas, porque creyeron en la verdad bíblica: “Cristo en ellos, la esperanza de gloria”. En otras palabras, como lo dijo un hombre de Dios: “La esperanza se nos da a favor de los que no la tienen”.
Les confieso que la presentación que DIOS hace en la profecía de la Encarnación de Su Hijo JESÚS me deja sin aliento por lo asombrosa: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6, RV60). Sí, ¡JESÚS es la única esperanza! Así que por todo esto soy optimista a tiempo completo. Por ello, hoy viviré con la esperanza que vive en mí y se la mostraré a los que no la tienen. ¡Gracias al ETERNO por darme nueva vida y nueva esperanza! JESÚS al Encarnarse como un ser humano y vivir como nadie vivió, nos mostró: ¡El Poder de la esperanza!
Oración:
PADRE ETERNO:
¡Gracias por darme nueva vida y nueva esperanza por medio de JESÚS! Ayúdame a llevar esta Buena Nueva a quienes viven sin DIOS y esperanza en el mundo. Que pueda mostrar Tu gracia y el poder la esperanza en mí por dondequiera que vaya. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
JESÚS por Su Encarnación y Su Resurrección, nos heredó: ¡El poder de la esperanza!
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