La Biblia dice que la persona sin CRISTO, está perdida:
“A ustedes, él les dio vida cuando aún estaban muertos en sus delitos y pecados, los cuales en otro tiempo practicaron, pues vivían de acuerdo a la corriente de este mundo y en conformidad con el príncipe del poder del aire, que es el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”. (Efesios 2:1,2, RVC).
La Biblia dice que el ser humano que vive en sus delitos y pecados, puede salvarse: «Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.» Porque con el corazón se cree para alcanzar la justicia, pero con la boca se confiesa para alcanzar la salvación”. (Romanos 10:9,10, RVC)
La Biblia dice que los que han sido salvos, deben llevar ese Mensaje de salvación a otros: “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué jactarme, porque ésa es mi misión insoslayable. ¡Ay de mí si no predico el evangelio! Así que, si lo hago de buena voluntad, recibiré mi recompensa; pero si lo hago de mala voluntad, no hago más que cumplir con la misión que me ha sido encomendada. (1 Corintios 9:16,17, RVC).
He escuchado, leído y citado muchas veces, el testimonio que nuestro querido hermano Rick Warren, autor del "best seller" Una vida con propósito cuenta sobre su padre. Les confieso que no puedo oír ni contar este testimonio, sin que me emocione hasta las lágrimas. Pero me gustaría contárselo otra vez; dice Rick Warren: “Mi padre fue un ministro por más de cincuenta años, sirviendo la mayoría del tiempo en pequeñas iglesias rurales. Era un simple predicador, pero era un hombre con una misión. Su actividad favorita era llevar equipos de voluntarios al exterior para construir templos a congregaciones pequeñas. En el transcurso de su vida, mi papá construyó más de ciento cincuenta templos alrededor del mundo.
En 1999 mi padre murió de cáncer. La última semana de su vida, la enfermedad lo mantuvo despierto en un estado parcialmente consciente cerca de veinticuatro horas al día. Como soñaba, hablaba en voz alta lo que había visto. Sentado a su lado, aprendí mucho acerca de él con sólo oír sus sueños. Él revivió cada uno de los proyectos de construcción de los templos que llevó a cabo, uno tras otro.
Una noche cercana a su final, mientras mi esposa, mi sobrina y yo estábamos a su lado, de repente papá comenzó a moverse y tratar de salir de la cama. Por supuesto, estaba muy débil y mi esposa insistió en que debía quedarse acostado. Pero él persistía en tratar de levantarse de la cama, así que mi esposa finalmente le preguntó: "Jimmy, ¿Qué estás tratando de hacer?". Él contestó: "¡Voy a salvar uno más para Cristo!" "¡Voy a salvar uno más para Cristo!" "¡Voy a salvar uno más para Cristo!" "¡Voy a salvar uno más para Cristo!" Y comenzó a repetir la frase una y otra vez.
Durante una hora, pronunció la frase tal vez unas cien veces. "¡Voy a salvar a uno más para JESÚS!" Yo estaba sentado en su cama con lágrimas en mis mejillas, bajé la cabeza para darle gracias a Dios por la fe de mi padre. En aquel momento papá me tocó y puso su mano frágil en mi cabeza y dijo, como una orden: "¡Salva a uno más para JESÚS! ¡Salva a uno más para CRISTO!".
¿Cuál es la recompensa de la evangelización? Ver a las personas pasar de muerte a vida; ver a las personas nacer de nuevo es una de las experiencias cristianas más hermosas, después de nuestro propio nacimiento espiritual. Para los que vamos por el mundo proclamando el evangelio, nuestro amado Apóstol lo dijo, y yo lo he comprobado todos estos cuarenta y siete años en que lo he practicado: "Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!" Ante el cambio de esta vida, el cielo mismo se goza; así lo dijo el SEÑOR: "Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse" (Lucas 15:7).
Hagamos, con la ayuda del ESPÍRITU SANTO, que en el cielo haya gozo todos los días.
Oración:
Te alabo PADRE, autor de la salvación eterna del ser humano. Te alabo JESÚS por hacer posible nuestra salvación por tu muerte en la cruz, y tu resurrección. Te alabo Espíritu Santo, por ser el administrador de la salvación al ser humano que cree. SEÑOR que ver a los hombres y mujeres venir a ti, sea el gozo mayor para mí, en esta vida, ayúdame a proclamar esta salvación tan grande, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El Señor no nos manda a cambiar al mundo, sino a alcanzar uno más para Él.
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