domingo, 29 de mayo de 2022

¡POR FAVOR: REGÁLAME UNA ORACIÓN!

Salutación

Francisco Aular

faular@hotmail.com

Lectura devocional: Romanos 15: 23-30

Mis amados hermanos, les pido encarecidamente en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que se unan a mi lucha orando a Dios por mí. Háganlo por el amor que me tienen, ese amor que el Espíritu Santo les ha dado. Romanos 15:30 (NTV)

 

Una exclamación que he oído desde niño es ¡qué rápido pasa el tiempo! ¡Esto es cierto, al menos desde la perspectiva humana! Tengo 59 años disfrutando de la aventura espiritual de la vida Zoé, la Vida Eterna al lado de mi familia espiritual en una iglesia local. Por 57 años consecutivos no dejé de congregarme, el abrazo, las palabras y aún el olor de cada hermano en CRISTO, viven en mí; nada es comparable con la vida presencial de la iglesia del SEÑOR. Porque ciertamente, la iglesia no es el templo; pero el templo o cualquier lugar en que la iglesia local, se reúne es indispensable para relacionarnos como lo dice la Biblia “unos a los otros”. 

 

En realidad, esta pandemia -cuyos efectos todavía padecemos- ha sacado lo mejor de todos nosotros en cuanto a la oración-, a la luz de Romanos 8:28 “Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos”. 

 

Por lo demás, he tenido a lo largo de mi vida la bendición de hermanos que me han regalado diariamente, al menos, una oración. Creo que mi tía Blasita de Sánchez fue la primera intercesora por mí; yo tenía 15 años en 1960 cuando en unas vacaciones la visité en mi pueblo Albarico, estado Yaracuy, Venezuela. 

 

Y mi tía Blasita, me dijo que me tenía en oración todos los días para que yo me convirtiera al evangelio del Reino, y con su hermosa voz me cantó el himno “La tierna voz del Salvador.” Tres años después yo vine a Cristo. Mi tía me había regalado sus oraciones, y DIOS la había oído.

 

Luego en los días del inicio de la Marcha Evangelizadora, conocí en el pueblo de El Palmar, estado Bolívar, a la anciana María Reina. Aconteció que ese viaje lo realicé una semana después de una gira por los estados de Florida y Texas, Estados Unidos, ¡el SEÑOR me bendijo con muchas decisiones de personas para CRISTO, en aquel viaje! 

 

Yo venía emocionado al ver cómo DIOS me había usado a mí, un hombre recién egresado del Seminario. Así que cuando el hermano Samuel Ramírez y yo llegamos al El Palmar, como a las once de la noche, la hermana María Reina había hablado con la hermana Juana Pulgar para que me llevara delante ella, sin importar la hora en que yo llegara. Así que nos fuimos a la casa de la hermana María Reina, y al ella sentir mi llegada –era casi ciega, pero tenía unos tabiques llenos de mis artículos del Luminar Bautista que alguien le leía- se levantó de su asiento y tocando mi cara con sus manos, me dijo: “Francisco, ¿qué te había ocurrido, en dónde estabas estas semanas pasadas que el SEÑOR no me dejó dormir y puso en mi corazón interceder por ti noche y día? Le conté en dónde había estado, lo que había hecho y las bendiciones recibidas. Nunca más la hermana María Reina y yo nos volvimos a ver en esta tierra; sólo allá en el cielo comprenderé y veré los alcances de su oración en mi vida, porque sé que mientras vivió, me regaló sus oraciones todos los días.

 

El bien recordado hermano Jesús Bolívar, discípulo y compañero de viaje, y quien integró como misionero voluntario el primer equipo del Departamento de Evangelización de la Convención Nacional Bautista de Venezuela, además era un hombre de oración, DIOS había hallado en el hermano Bolívar un corazón que oraba, y él había hallado al DIOS que le respondía sus oraciones. Un día de julio de 1979 estábamos preparándonos para viajar a Cali, Colombia porque allí celebraríamos la Primera Marcha Evangelizadora fuera de Venezuela, y era importante que todos los del equipo fuésemos. Nos reunimos para orar en casa del hermano Rafael Díaz y el hermano Bolívar pidió su turno para hablar y nos dijo: “Hermanos, yo no viajaré con ustedes a Cali, porque me pondré de rodillas en oración para sostenerlos en ese viaje.” Así fue. 

 

En aquellos años mientras viajé incesantemente por los países bolivarianos y otros países, cada vez que una persona venía a CRISTO, cada pastor e iglesia fortalecidos, yo sabía que había un hombre orando por mí y por mi ministerio, ¡porque Jesús Bolívar oraba y DIOS le respondía! Aquel hombre piadoso me regaló sus oraciones hasta que murió en 1994.

 

Desde los días del inicio de nuestra era cristiana, quizás no haya existido, otro hombre más grande que el apóstol Pablo después de JESUCRISTO, para el reino de DIOS, sin embargo, ante al desafío de viajar a España y otros lugares de Europa para llevar el Evangelio, él escribe desde Corinto a las iglesias de Roma, y este gigante del cristianismo, sólo hace una petición a sus hermanos, discípulos y amigos: “¡Por favor, regálenme una oración!”. ¡En eso andamos los unos a los otros!

 

Desde ayer sábado, me estoy preparando para nuestra reunión en la iglesia hoy, y no he dejado de clamar por los que vendrán, por los que se les hace complicado venir tanto a nuestra iglesia como a las otras iglesias en el mundo…En este hora les regalo mis oraciones de todo corazón para que seas dócil al ESPÍRITU SANTO para que vengas o vayas a la reunión de la iglesia que te ha invitado. 

 

¡Feliz DOMINGO del SEÑOR para todos en todas partes!

 

¡Adelante, siempre adelante!

 

 

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