Francisco
Aular
Lectura devocional: Hebreos 12:1-11
(…)corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los
ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto
delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la
diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1b,2
(RV60)
Un
hombre va entrando al estadio azteca de la ciudad de México en 1968. Se llama
John Stephen Akhwari; las luces del estadio se habían apagado; las multitudes
habían aclamado al campeón de aquella competencia de los Juegos Olímpicos
México 68, hacía una hora. John Stephen Akhwari, representaba a su país
Tanzania, como competidor olímpico, y tenía la esperanza de llevarse alguna
medalla de retorno a su país, pero se lesionó en la carrera, su pierna sangraba
copiosamente, pero el hombre se amarró un pañuelo; se notaba que el dolor era
tan fuerte porque no lo disimulada al dar un paso tras otro. Así entró a la
pista del estadio, sólo quedaban unos cuantos espectadores en las gradas cuando
Akhwari terminó de cruzar la meta. Los médicos y enfermeros lo atendieron allí
mismo, cuando le preguntaron por qué había seguido corriendo a pesar del dolor,
y ante el peligro de perder la pierna, respondió: “Mi país, no me envió a cinco
mil millas de distancia para iniciar la carrera. Me envió a terminarla”.
Igualmente,
nosotros los cristianos nacidos de nuevo, se nos ha puesto delante de nosotros
dos pistas para recorrerlas con finales distintos, estas son: La carrera de la
vida cristiana, o la carrera del mundo. La primera es de logros eternos y la
segunda con sus éxitos temporales. Una conduce a la vida y la otra a la muerte.
Sin embargo, el mundo nos da lecciones, ellos se esfuerzan teniendo en mente su
corona corruptible y sus minutos de fama y de gloria. El hijo de Dios marcha,
corre sabiendo que su premio eterno lo recibirá al final, por tanto, se
esfuerza en la gracia de Dios “puestos los
ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” el autor de Hebreos describe la
paradoja, “corramos con paciencia”. Dios nos da el fruto del Espíritu, la paciencia, a fin de no caer en la autoconmiseración –“pobrecito
yo, cuánto sufro”- echemos bien fuera de nosotros ese complejo de mártir, no
nos paralicemos: “corramos con paciencia”. En otras palabras: ¡No te rindas!
¡No
te rindas! Porque JESÚS no recorrió la distancia entre el cielo y la tierra,
para que nada más iniciemos la carrera cristiana; sino que su muerte y
resurrección nos dio el poder para terminar nuestra carrera con gozo y triunfo.
¡No
te rindas! porque tenemos aún una carrera por delante. No hemos llegado a la
meta todavía, y no es asunto de rapidez solamente, hay que descubrir el poder
vivificador de la lentitud y la paciencia en el recorrido.
¡No
te rindas! Por los años que llevas en el SEÑOR; la iglesia y la obra del reino
de Dios te necesitan. No eches en cara tus muchos años de gloria pasadas porque
no son nada comparado con la gloria y el galardón que nos espera. ¡Lo mejor
está por venir!
¡No
te rindas! Como John Stephen Akhwari, pasamos por las mismas pruebas de otros
seres humanos, los sinsabores, los problemas y las circunstancias de esta vida
temporal. Dios no nos garantiza un camino de rosas sin espinas, pero sí nos
dice: “Estoy con ustedes hasta el fin del mundo”. ¡Teniendo a JESÚS, lo tenemos
todo! Así que sigamos corriendo “con paciencia” hasta el triunfo final. ¡No te
rindas!
Oración:
Amado
Padre Celestial:
¡Cuán
hermoso es descansar en ti! Entender que el tiempo que pasaremos en esta vida
es tan breve y lleno de mucho sufrimiento. ¡Nada que valga la pena sale por
casualidad; nuestra salvación y libertad te costaron tu preciosa sangre y vida!
¡Tu muerte en nuestro lugar fue parte de tu plan de salvación para nosotros!
Ahora nos encontramos en la carrera hacia nuestra plenitud en ti. La guerra
está ganada, pero cada uno tiene que luchar y vencer sus propias batallas. ¡No
me rendiré y viviré para tu gloria! Ahora es necesario el esfuerzo constante en
tu gracia para salir de este mundo habiendo corrido la carrera de la fe
exitosamente; haber sido testigo tuyo y llevar a muchos a tu salvación. En el
nombre de JESÚS, amén.
Perla
de hoy:
En
el calendario de Dios siempre es demasiado temprano para jubilarse.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento a obedecer?
¿Existe
un pecado a evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?