Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Jeremías 23:25-32
¿No es mi palabra como fuego--declara el SEÑOR--y como martillo que
despedaza la roca? Jeremías 23:29 (La Biblia de las Américas)
Mi tributo a la Biblia es una celebración porque
exactamente en este mes de septiembre, hace 445 años, Casiodoro de Reina
(1520-1594), un hombre de una gran cultura intelectual, religiosa y filosófica,
fue a toda prisa por las calles de Basilea para tener entre sus manos el fruto
de sus esfuerzos, en medio de la gran persecución de parte del Tribunal de la
Santa Inquisición. Me imagino a Casiodoro al ver el sagrado libro: Su pulso se
acelera a medida que levanta el Libro hacia el cielo y da gracias a Dios por
aquel momento. ¡Esa era la primera Biblia completa en castellano!, el lenguaje
del pueblo, y desde ese momento, prácticamente, el idioma religioso, el latín,
dejó de ser un impedimento para que cada español pudiera leer la Palabra de Dios
en su propio idioma. Lo demás es historia preciosa que contaremos en otro
momento.
¿Quién era Casiodoro de Reina?
Había sido fraile en el Monasterio
de San Isidoro del Campo (Santiponce, Sevilla) España. (Estuve
allí hace unos meses y todavía siento la emoción de aquel momento) Pero
volviendo al relato, Casiodro de Reina, conjuntamente con sus correligionarios
abrazó la causa protestante, y se dispersaron por varios países del norte de
Europa para evitar la cárcel, la tortura y la muerte. No fue fácil para Casioro
de Reina huir, llevando entre su equipaje todos sus documentos, y entre ellos,
el propósito para el cual Dios lo había llamado: Traducir la Biblia al
castellano, directamente del latín y de los idiomas en que fue escrita
originalmente, hebreo y griego. Ciertamente, aquel hombre había vencido y con
él, todos nosotros que somos frutos del Libro de los libros, gracias a él,
tenemos la primera versión de la Biblia en castellano, ¡Dios lo hizo!, porque
su Palabra es “fuego y martillo que despedaza la roca”.
Mi tributo a la Biblia reconoce que al celebrar 445 años de aquella gesta hacia
nuestra libertad en Cristo, todavía “existe un analfabetismo bíblico en las
iglesias evangélicas que es peor que no saber leer y escribir. Se trata del
desconocimiento del Mensaje de la Biblia. En América Latina se distribuyen
millones de Biblias cada año pero, ¿conocemos los personajes, las historias y
el mensaje que Dios quiere comunicar?” (La Bibliaweb de la Sociedad Bíblicas
Unidas). Al pueblo evangélico, a principios del siglo pasado, se le conocía
como el “pueblo del Libro”, al respecto, a un biblista de la talla del doctor
Luciano Jaramillo, Director de la Sociedad Bíblica Internacional, le escuché
decir: “Hoy en día le es más fácil al pueblo evangélico pasar horas cantando y
alabando, pero muy poco tiempo en la Palabra de Dios”… ¿Acaso no es cierto que
la Biblia ha dejado de ser predicada y estudiada como el poder espiritual que
debe sostener nuestra vida individual y la de nuestras congregaciones? ¿Qué
hemos hecho con nuestra Escuela Dominical y su énfasis en el estudio de la
Palabra de Dios para toda la familia? ¿Dónde están nuestros estudios bíblicos
que las iglesias sostenían una vez a la semana? ¿Es verdad o no es verdad que
los individuos convertidos, es decir, los nuevos creyentes que forman nuestras
congregaciones locales vienen buscando lo que Dios les puede dar, “señales, prodigios
y milagros”, en vez de esforzarse en el estudio de la Palabra de Dios como
resultado de creerle a Él: “La generación mala y adúltera demanda señal” (Mateo 16:4). La razón por la
que JESÚS los llama adúlteros es porque creen más en la palabra de fe, y
veneran los milagros y no a Dios. ¿Qué está ocurriendo? ¿Ha dejado de
tener poder la Biblia o estamos escapando de su poder para imponer nuestras
“nuevas doctrinas” que hacen un nuevo evangelio? Aquí debemos recordar al
Apóstol: “De modo que si
alguien viene y les dice que el mensaje de la buena noticia es diferente del
que nosotros les hemos anunciado, yo le pido a Dios que lo castigue, no importa
que sea un ángel del cielo o alguno de nosotros” (Gálatas 1:8; LBLA). A todo
creyente que anda de iglesia en iglesia buscando alguna nueva revelación pero
no el poderoso evangelio que cambia, le recuerdo algo que un siervo de Dios
dijo: “Si es un nuevo evangelio, no es bíblico porque la revelación que es
necesaria para nuestra salvación fue cerrada hace 2000 años, por tanto, si es
bíblico, no es nuevo”…
Mi tributo a la Biblia reconoce con humildad que es la hora
de salir de nuestra confusion. En efecto, hoy en día la confusión religiosa es
de una magnitud increíble, tenemos congregaciones evangélicas que han dejado la
Palabra de Dios y se han convertido en sectas, pero ni ellos mismos se han dado
cuenta.
¿Por qué tanta confusión?...
Saludo con el mayor gozo y entusiasmo del que soy capaz, cada aparición de una
nueva versión de la Palabra de Dios, sin embargo, con tantas versiones de la
Palabra de Dios, con tanta facilidad para adquirir un ejemplar de la Biblia,
con tanto escuchar “textos sacados de su contexto como pretexto” haciendo
malabarismos hermenéuticos para que el versículo diga lo que no dice, ¿no estaremos
reduciendo el Libro de Dios a una obra puramente literaria o a un libro de
autoayuda para superación personal que nos lleva al materialismo temporal en
vez de a la poderosa Palabra que es “fuego y martillo” y cuyos efectos son
eternos?
Mi tributo a la Biblia es una alabanza a su Autor, el cual
la usa para conducirnos a la vida eterna y darnos en el camino, fe, esperanza y
amor.
Todavía la versión
Reina-Valera, sigue siendo la reina de las versiones en castellano, y mantiene
a través de los siglos, un estilo claro, sencillo y si se quiere sublime, como
debió ser esa primera versión en 1569. La llamada Santa Inquisición, no pudo
frenarla y por eso, la tuve en mis manos aquel día 11 de abril de 1963, cuando
leyéndola entendí la frescura de su mensaje que cautivó mi alma y le dio vida a
mi espíritu. ¡Bendita Palabra viva y actual! ¿Por qué es esto? Porque la Biblia
es la Palabra de Dios pura, divinamente inspirada desde la primera hasta la
última letra, revelada, poderosa, que cambia al ser humano, lo influye e impacta.
Porque como lo dijo el profeta hace tres mil años: ¿No es mi palabra como fuego--declara el SEÑOR--y como martillo que
despedaza la roca?¡Feliz mes de la Biblia!
Oración:
Padre eterno, Autor de la Palabra:
Gracias por dejarnos tu
Palabra y por mantenerla viva y eficaz a través de los siglos. ¡Yo creo a ella
como te creo a ti! Ella me dice que tú eres el Dios que dices ser y que puedes
hacer lo que dices que puedes hacer; ella afirma que todo lo puedo en Cristo, y
por eso, tu Palabra esta viva y activa en mí. Ayúdame Señor a llevar tu
Palabra, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No
tenemos que predicar un nuevo evangelio, sino el Evangelio: Cristo murió por
nuestros pecados, conforme a las
Escrituras.
Interacción:
¿Qué me
dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe un
mandamiento a obedecer?
¿Existe un
pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para
llevarlo conmigo?
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