Francisco Aular
Lectura
devocional: Salmo 119:9-16
Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para
enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe
vivir. 2 Timoteo 3:17
(LBLA)
Lo he pensado muchas veces, lo he predicado
otras tantas. Si Dios es quien Él dice ser y puede hacer lo que Él dice que
puede hacer, como aparece en el Libro de los libros, la Biblia, entonces, Dios
tenía que dejarnos un manual como ése para seguirlo. Por esta verdad, si por
designio de Dios, me dieran unos pocos minutos para en cadena de todos los
medios de comunicaciones globales, dirigirme a toda la humanidad. Tomaría el
micrófano, y desde el fondo sobre una mesa, una luz se proyectaría sobre una
Biblia…Y entonces, con toda la pasión de la que soy capaz, diría: ¡Les presento al Libro!
En esta hora de mi vida, no quiero apelar a
lo que otros han dicho sobre la Biblia, vendré a mi propio testimonio de lo que
este maravilloso manual de sabiduría divina, ha sido en mi vida. Ciertamente, hace 51 años, guiado por el
Espíritu Santo, y con la Biblia abierta delante de mí, hice mi entrada por las
doradas páginas del Génesis, y presencié en el espíritu el mover del
Todopoderoso en los lejanos días de la Creación. De pronto me encontré en la
galería de los famosos de Dios: Noé, Abraham, Isaac, Moisés, Rut, Nehemías,
Ester y el filósofo Job con su tratado inmortal sobre el sufrimiento humano y
la fidelidad de Dios. Luego, escuché los hermosos acordes de la sinfonía del
libro de Los Salmos, en dónde, vestido con su toga real el rey David era el
director de la filarmónica celestial. Inmediatamente, llegué a la oficina de
asuntos comerciales de Proverbios con su lema: “La justicia engrandece a la
nación, más el pecado es afrenta a las naciones”. Escuché la voz poderosa del
predicador en Eclesiastés, cuando aconsejó: “El fin de todo el discurso oído es
este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del
hombre”. De allí fui al palacio del rey Salomón y lo encontré en el Cantar de
los Cantares, cantándole al amor entre un hombre y una mujer: “Ponme como un
sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte como la
muerte es el amor”. Luego me encontré en el famoso observatorio de las
profecías, y allí en reunión con los Profetas mayores y menores, examinamos en
la gran pantalla, y escuchamos una voz, que nos dijo: “Mas a vosotros los que
teméis mi nombre, nacerá el sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y
saldréis, y saltareis como becerros de la manada” (Malaquías 4:2)
Atravesando el jardín de unos cuatrocientos
años, presencié el nacimiento del Rey de Reyes y Señor de señores en Mateo “Y
darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo
de sus pecados” (1:21) El telegrama de Dios al ser humano en Marcos: “El tiempo
se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el
evangelio” (Marcos 1:15). La Misión del Hijo del Hombre en Lucas “Porque el
Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (19:10) La
divinidad de JESÚS en Juan “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con
Dios, y el Verbo era Dios” (1:1). La ascensión de JESÚS y la venida del
Espíritu Santo en Los Hechos y la Gran Comisión “Pero recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (1:8) Fui al
Seminario Teológico cuyo Rector es el Dr. Pablo de Tarso me presentó toda la
sistematización de la obra de Dios, tratados en 13 cartas. Me encontré de
pronto con Las Epístolas Generales de Hebreos, Santiago, 1 y 2 de San Pedro, 1,
2,3 de San Juan, y por último San Judas, el hermano del Señor.
Todavía no salía
de mi asombro, pero me esperaba el broche de oro de toda la Biblia, El
Apocalipsis. Que nos muestra el fin de la historia como la conocemos, y el
descenso desde el cielo de la Nueva Jerusalén. ¡Allí estaba el Cordero de Dios,
JESÚS con todo su poder, majestad y gloria! Caí de rodillas y me uní al canto
nuevo que entonaban los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos: “¡Digno
es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la
sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!” (…)” ¡Al
que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la
gloria y el poder, por los siglos de los siglos!...” (Apocalipsis 5:12,13) Debo
decirlo, me conmovió también, la útlima oprtunidad de salvación que el Dios de
amor, le brinda al pecador al invitarlo a poseer la vida eterna “Zoé”, ¡JESÚS
es la vida Zoé! (Juan 14:6) Es el ”árbol de la vida”, me extendió su fruto al
decirme: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el
que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”
(Apocalipsis 22:17). ¡Dios por su propia iniciativa nos extiende una
invitación a seguirlo! ¡El cielo es un regalo en JESÚS! ¡Dios nos dejó una
Manual para seguirlo, honrarlo y proclamarlo hasta el final de la historia, la
Biblia! Por eso, digo sin reservas, sin retiradas y lamentos: ¡Les presento
al Libro!
Oración:
Padre eterno:
Como el rey David puedo decir “¡Cuán dulces son a
mi paladar tus palabras! Mas que la miel a mi boca”. Ayúdame a amar y vivir en
tu Palabra. En el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No leamos la Biblia para saber
más; sino para dejar que ella nos transforme.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy
por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a
la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por
aprender?
¿Existe una bendición
para disfrutar?
¿Existe un mandamiento
a obedecer?
¿Existe un pecado a
evitar?
¿Existe un nuevo
pensamiento para llevarlo conmigo?
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