Francisco Aular
Lectura devocional: Apocalipsis
12:1-6
Entonces fui testigo de un suceso de gran importancia en el cielo. Vi
a una mujer vestida del sol, con la luna debajo de los pies y una corona de
doce estrellas sobre la cabeza. Estaba embarazada y gritaba a causa de los
dolores de parto y de la agonía de dar a luz. Apocalipsis
12:1,2 (NTV)
¿Por qué amo a Israel? Porque
Dios está obrando, delante de todos nosotros, reuniendo a su pueblo antes
esparcido por todo el mundo para cumplir su Palabra profética. ¡Israel tendrá
un final glorioso al final de la historia!: “En aquel día yo convertiré a
Jerusalén en una roca inamovible” (Zacarías 12:3; NTV). La nación de Israel, y
su capital Jerusalén, hoy y en el futuro próximo: ¡son inamovibles! Muy
difíciles de mover a pesar de estar rodeadas de enemigos que quieren “borrarlas
del mapa”, sin embargo, no podrán. Como lo afirma el doctor E. Dobson, gran
especialista en las profecías bíblicas, “la existencia del Estado de Israel,
junta la profecía bíblica con la historia moderna como no se había visto desde
los tiempos del Nuevo Testamento. La reunión de los judíos en Israel y su existencia
como nación es el evento profético más importante desde que JESÚS ascendió al
cielo” (The End, Zondervan Publishing House, 1997, p.44). ¡Maravilloso, porque
a Israel le llevó su glorioso retorno como nación moderna, solamente tres años!
He sido testigo del cumplimiento de estas profecías y por eso, ¡amo a Israel!
He visto y seguido la lucha
de Israel conscientemente desde 1967 con la Guerra de los Seis Días, la cual
seguí por radio y prensa. ¡El triunfo de Israel es mi triunfo! He visto el
asombroso cumplimiento de la palabra del profeta cuando anunció: “Los
plantaré firmemente allí en su propia tierra. Nunca más serán desarraigados de
la tierra que yo les di”, dice el SEÑOR tu Dios” (Amós 9:15; NTV). En efecto,
como lo dijo Zacarías 12:3 “Todas las naciones se reunirán en contra de ella
para tratar de moverla, pero sólo se herirán a sí mismas”. ¡Y por lo tanto será
mejor que ninguna nación o pueblo se metan en problemas con los judíos ni
tampoco con la iglesia del Señor, porque somos uno!: “No ofendan a los judíos
ni a los gentiles ni a la iglesia de Dios” (1 Corintios 10:32; NTV).
Pues bien, por otra parte, nuestro
pasaje de hoy nos hace preguntar: ¿Quién es esta maravillosa mujer en el cielo?
Comienzo por decirle quién no es. No es María. Ciertamente María dio a luz a
JESÚS, y por ella es “bendita entre todas las mujeres”, pero una buena exégesis
de este pasaje bíblico, y a la luz de toda la revelación divina, el estudioso
se da cuenta que no la describe a ella. Tampoco es la iglesia. Si fuese así, la
mujer diera a luz a JESÚS, por el contrario, JESÚS dio a luz a la iglesia. Por
lo tanto, no es la iglesia. Nos queda solamente una verdad, respaldada por una
sana interpretación y de acuerdo a las reglas hermenéuticas: La mujer es
Israel.
En efecto, JESÚS vino de la nación
de Israel. Israel es la “mujer encinta con dolores de parto”, el sufrimiento ha
sido una constante de Israel desde su nacimiento como nación: “Como la mujer
encinta se retuerce y grita de dolor mientras da a luz, así estábamos en tu presencia,
SEÑOR. También nosotros nos
retorcemos de agonía, pero nuestros sufrimientos no resultan en nada. No
le hemos dado salvación a la tierra, ni le trajimos vida al mundo”
(Isaías 26:17,18; NTV), sin embargo, Apocalipsis 12:2 describe el nacimiento
del Mesías a través del remanente fiel de Israel. Ciertamente, con Juan podemos
afirmar: “Aquel que es la luz verdadera, quien da luz a todos, venía al mundo.
Vino al mismo mundo que él había creado, pero el mundo no lo reconoció. Vino a
los de su propio pueblo, y hasta ellos lo rechazaron; pero a todos los que
creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de
Dios. Ellos nacen de nuevo, no mediante un nacimiento físico como resultado de
la pasión o de la iniciativa humana, sino por medio de un nacimiento que
proviene de Dios” (Juan 1:9-13; NTV). De esta manera, Dios nos trajo al Mesías
a través de su pueblo escogido, por todo esto: Amo a Israel.
Un último pensamiento, los días
que vivimos son peligrosos, estamos regresando al nazismo y a su odio a los
judíos. ¿Qué estamos haciendo los cristianos nacidos de nuevo por Israel?: “Oren
por la paz de Jerusalén; que todos los que aman a esta ciudad prosperen”. En
Israel, hoy en día, tanto los israelitas como los palestinos, viven, oremos por
ellos, especialmente los cristianos que esperan y anhelan el cumplimiento final
de las profecías. Mientras tanto, me viene a la mente, el poema del pastor
protestante Martin Niemüller, -aunque él, sí protestó y estuvo en un campo de
concentración-, por asumir una actitud valiente contra aquella nefasta
dictadura de Hitler, y su odio contra los judíos, escibió un poema que dice:
Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era
comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era
sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera
nada.
¡Que mi silencio no sea cómplice
cuando vea la injusticia hacia mi prójimo!
Oración:
SEÑOR de los ejércitos celestiales, aquí estoy frente a tu gracia al
contarme por fiel y ponerme en la posición de ser tu hijo. No me elegiste por
ser lo suficientemente bueno, sino porque en JESÚS, la justicia y la
misericordia se besaron. Ayúdame a proclamar mi amor por lo que tú amas, y
rechazar lo que tú, rechazas. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La reunión de los judíos en Israel
y su existencia como nación es el evento profético más importante desde que
JESÚS ascendió al cielo.
Interacción:
¿Qué me
dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento por obedecer?
¿Existe
un pecado por evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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