Francisco Aular
Lectura devocional: Génesis 12:1-9
“Haré de ti
una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás
una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te
maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de
la tierra!”Génesis
12:2,3 (NVI)
El pararrayos de las tormentas pasadas
y actuales en la historia de la humanidad es Israel. Querámoslo o no, esta
nación es el ombligo del mundo. En efecto, al leer las profecías bíblicas,
descubrimos que Israel es el centro de ellas en las predicciones sobre el
futuro de la tierra. Usted no puede leer la prensa de hoy y no reconocer que
Israel está en los titulares más resaltantes. Para bien o para mal, Israel es
noticia; está en la escena y allí seguirá.
Ahora bien, usted puede maldecir o
bendecir a Israel, como el vidente famoso de la antigüedad, Balaam (Números
22-24). ¡Qué historia! Balaam intentó maldecir tres veces a Israel y Dios
convirtió esas maldiciones en bendiciones para su pueblo. Es posible que usted haya leído un
rótulo que dice: “¡Cuán raro es de parte de Dios elegir a los judíos!” Pero lo
cierto es que los cristianos bíblicos no podemos hacer a un lado el panorama
profético cuyo centro es Israel. Israel es el pueblo elegido por Dios y así se
lo hizo saber a Abram: “El Señor
le dijo a Abram: “Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a
la tierra que te mostraré” (Génesis 12:1). Tal vez se pregunte, ¿por qué Dios
eligió a este pueblo? Digamos que la elección eterna, según A. H. Strong -uno
de los grandes estudiosos de la Biblia-: “Es el acto de Dios por el cual en su
soberana benevolencia y sin atender a ningún mérito previsto que ellos hubieren
de hacer, escoge algunos de entre el número de los pecadores, para que lleguen
a ser recipiendarios de la especial gracia de su Espíritu y, por ende a ser
hechos partícipes voluntarios de la salvación obtenida por Jesucristo” (Citado
por el doctor Francisco La Cueva en su libro Doctrinas de la gracia). Israel fue elegido como pueblo de Dios al
igual que nosotros hemos llegado a conocer la salvación, y a ser llamados
“hijos de Dios” (Juan 1:12).
Pues bien, con la misma regla que
Dios mide a Israel nos mide también a nosotros: “Nos escogió en Cristo antes de
la fundación del mundo” (Efesios 1:4). ¡Israel es la vara de medir de Dios! Dio
no nos elige por ser buenos, sino para mostrarnos su gracia. ¡Israel es un milagro
de la gracia y la misericordia de Dios y nosotros también lo somos! ¡Israel le
ha fallado a Dios y nosotros también le hemos fallado! ¡Israel ha recibido
sufrimientos disciplinarios de parte de Dios y nosotros también!: “Porque el
Señor al que ama disciplina: ¿Acaso olvidaron las palabras de aliento con que
Dios les habló a ustedes como a hijos? Él dijo: “Hijo mío, no tomes a la ligera
la disciplina del Señor y no te des por vencido cuando te corrija. Pues el SEÑOR
disciplina a los que ama y castiga a todo el que recibe como hijo” (Hebreos 12:
5,6 NTV).
Hace algunos años escuché al
doctor Pynchas Brener, rabino principal de la Unión Israelita de Caracas, con el sentido de
humor que lo caracteriza, decir: “Un niño judío le preguntó a su abuelo:
Abuelito ¿Nosotros somos el pueblo elegido de Dios? Sí, le respondió el
anciano…, el niño dijo entonces, ¿por qué hemos sufrido tanto, no sería mejor
que Él eligiera a otro pueblo?…” Es verdad, viendo la historia de Israel
algunos podemos pensar que Dios le ha dado la espalda a esa nación. ¡De ninguna
manera!, el plan final para este amado pueblo define el propósito de Dios para
Israel. El apóstol Pablo escribió: “Amados hermanos, el profundo deseo
de mi corazón y mi oración a Dios es que los israelitas lleguen a ser salvos”
(Romanos 10:1 NTV). ¡Esta oración del gran judío misionero está en pie y me uno
a ella de todo corazón para bendecir a Israel y recibir la bendición del Padre!
Y con el salmista digo: “Que el SEÑOR te bendiga
continuamente desde Sión; que veas prosperar a Jerusalén durante toda tu
vida. Que vivas para disfrutar de tus nietos. ¡Que Israel tenga paz!” (Salmo
128:5,6 NTV).
Sin embargo, todavía es necesario
que Israel pase por grandes pruebas, y sea menospreciado delante de las
naciones; pero sus enemigos serán derrotados. ¡No prevalecerán los enemigos de
Israel y sus maldiciones se volverán contra ellos! Ese día ya se acerca y se
cumplirá lo dicho por el profeta: “En aquel día el SEÑOR su Dios rescatará a su
pueblo, así como un pastor rescata a sus ovejas. Brillarán en la tierra
del SEÑOR como joyas en una corona. ¡Qué espléndidos y hermosos serán!
Los jóvenes florecerán con la abundancia de grano y las jóvenes con
el vino nuevo” (Zacarías 9:16,17
NTV).
Oración:
SEÑOR de los
ejércitos celestiales, tú sabes que los días en que vivimos son días
peligrosos, nuestra lucha no es contra otros seres humanos, nada más: Es contra
los poderes satánicos que mueven a las naciones de hoy, sin embargo, tú no eres
hombre para mentir ni hijo de hombre para variar tus promesas, yo creo en todas
ellas. ¡Tú protegerás a tu pueblo! Ayúdame a proclamar que vienen días de
triunfo, de esperanza y de la victoria final. En el nombre e JESÚS. Amén.
Perla
de hoy:
¡No prevalecerán los enemigos de
Israel y sus maldiciones se volverán contra ellos!
Interacción:
¿Qué me
dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento por obedecer?
¿Existe
un pecado por evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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