lunes, 5 de mayo de 2014

Permanecer en Cristo

Francisco Aular                                            
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Juan 15:1-16
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:5 (RV60)

Varias preguntas me hacía yo recién convertido, maravillado por el mensaje de la salvación eterna ante tanta gracia recibida de mi amado JESÚS, al comprarme una posición celestial por su  muerte en la cruz. Me preguntaba: ¿Seré fiel a mi amado Señor hasta el final de mi vida terrenal? ¿Podré soportar las burlas de mis familiares y amigos que no han conocido a JESÚS como Señor y Salvador? ¿Podré anunciar este mensaje a los demás sin miedo? ¿Seré de bendición a otros o simplemente esta será una emoción pasajera? Bien, Dios ha puesto 50 años entre aquellas preguntas y lo que ahora estoy viviendo, y mi respuesta es un rotundo sí a todas, porque las promesas de Dios son firmes y verdaderas y mi salvación eterna es segura: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mis manos” (Juan 10:28; RV60). “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-13; RV60). La misma verdad la describe el apóstol Pablo en Romanos 8:35-39, ¡nada ni nadie nos podrá separar de nuestro amado JESÚS! ¡Estamos unidos a Él eternamente! Fui escogido para ser familia de Dios  antes de la creación del mundo (Efesios 2:19) y estoy completo y seguro desde allá, en el aquí, y para toda la eternidad. Fui creado para el deleite de Dios y debo vivir para reflejar su gloria en mí, pase lo que pase. ¡Alabado sea su Nombre! Esto se llama permanecer en Cristo, sino permanezco en Él es porque simplemente nunca he sido de Él.

El versículo de nuestra meditación de hoy es tomado de las últimas  palabras que el Señor dirigió a sus discípulos la noche en que fue entregado por Judas. Aquellos hombres habían vivido en contacto con JESÚS desde el inicio de su ministerio, habían visto y experimentado al Obrador de Milagros y al Portador de la verdad y la vida; años más tarde, Pedro, quien estaba aquella noche con Él, escribió en 1 Pedro 2:21-25 una completa descripción de lo que el Señor padeció por nosotros y cómo podemos permanecer en Él.

El preocuparse por la posibilidad de perder la salvación que Dios nos regaló, nos hace perder el tiempo que deberíamos invertir en hacer llegar esta salvación a otros, y además, indica que dejamos de poner los ojos en Cristo y los ponemos en nosotros mismos; indica olvidar los fundamentos de nuestra fe, la cual consiste en el verdadero arrepentimiento, y el depósito de toda nuestra confianza en la obra de JESÚS realizada en la cruz a nuestro favor; indica olvidar que hemos nacido de nuevo, y lo que ha nacido, nacido está, y está llamado a crecer y a madurar hasta llegar a ser como Cristo. JESÚS dijo, “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10b). Pensar que puedo perder la salvación, contraría el Evangelio que son las buenas nuevas de que la salvación es por fe y no por obras.

En fin, cuando JESÚS exhortó a sus discípulos, les dijo que Él era la planta de uva y nosotros, unidos a Él somos sus ramas, por lo tanto, debemos permanecer en Él, y así llevar muchos frutos para el reino de Dios. ¡Ese es el verdadero propósito de nuestras vidas!

Oración:
Padre eterno:
Bendito sea tu nombre Dios de mi salvación, Buen pastor, Cabeza de la Iglesia, Castillo mío, Mi apoyo, Mi cántico y Padre de misericordias. Estoy en tus manos seguro y confiando, Ayúdame a ser un testigo eficaz, en el nombre de JESÚS, amén.

Perla de hoy:
Predicar una salvación segura y eterna, por medio del arrepentimiento y la fe en JESÚS son las maravillosas buenas nuevas que el Señor nos mandó a anunciar.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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