Francisco
Aular
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Lectura devocional: Juan 15:1-16
Yo soy la vid, vosotros los
pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque
separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:5
(RV60)
Varias preguntas me hacía yo
recién convertido, maravillado por el mensaje de la salvación eterna ante tanta
gracia recibida de mi amado JESÚS, al comprarme una posición celestial por
su muerte en la cruz. Me preguntaba: ¿Seré fiel a mi amado Señor hasta el
final de mi vida terrenal? ¿Podré soportar las burlas de mis familiares y
amigos que no han conocido a JESÚS como Señor y Salvador? ¿Podré anunciar este
mensaje a los demás sin miedo? ¿Seré de bendición a otros o simplemente esta
será una emoción pasajera? Bien, Dios ha puesto 50 años entre aquellas
preguntas y lo que ahora estoy viviendo, y mi respuesta es un rotundo sí a
todas, porque las promesas de Dios son firmes y verdaderas y mi salvación
eterna es segura: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo
les doy vida eterna; no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mis manos”
(Juan 10:28; RV60). “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna;
y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no
tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-13; RV60). La misma verdad
la describe el apóstol Pablo en Romanos 8:35-39, ¡nada ni nadie nos podrá
separar de nuestro amado JESÚS! ¡Estamos unidos a Él eternamente! Fui escogido
para ser familia de Dios antes de la creación del mundo (Efesios 2:19) y
estoy completo y seguro desde allá, en el aquí, y para toda la eternidad. Fui
creado para el deleite de Dios y debo vivir para reflejar su gloria en mí, pase
lo que pase. ¡Alabado sea su Nombre! Esto se llama permanecer en Cristo, sino
permanezco en Él es porque simplemente nunca he sido de Él.
El versículo de nuestra
meditación de hoy es tomado de las últimas palabras que el Señor dirigió
a sus discípulos la noche en que fue entregado por Judas. Aquellos hombres
habían vivido en contacto con JESÚS desde el inicio de su ministerio, habían
visto y experimentado al Obrador de Milagros y al Portador de la verdad y la
vida; años más tarde, Pedro, quien estaba aquella noche con Él, escribió en 1
Pedro 2:21-25 una completa descripción de lo que el Señor padeció por nosotros
y cómo podemos permanecer en Él.
El preocuparse por la posibilidad
de perder la salvación que Dios nos regaló, nos hace perder el tiempo que
deberíamos invertir en hacer llegar esta salvación a otros, y además, indica
que dejamos de poner los ojos en Cristo y los ponemos en nosotros mismos;
indica olvidar los fundamentos de nuestra fe, la cual consiste en el verdadero
arrepentimiento, y el depósito de toda nuestra confianza en la obra de JESÚS
realizada en la cruz a nuestro favor; indica olvidar que hemos nacido de nuevo,
y lo que ha nacido, nacido está, y está llamado a crecer y a madurar hasta
llegar a ser como Cristo. JESÚS dijo, “yo he venido para que tengan vida, y
para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10b). Pensar que puedo perder la
salvación, contraría el Evangelio que son las buenas nuevas de que la salvación
es por fe y no por obras.
En fin, cuando JESÚS exhortó a
sus discípulos, les dijo que Él era la planta de uva y nosotros, unidos a Él
somos sus ramas, por lo tanto, debemos permanecer en Él, y así llevar muchos
frutos para el reino de Dios. ¡Ese es el verdadero propósito de nuestras vidas!
Oración:
Padre eterno:
Bendito sea tu nombre Dios de mi
salvación, Buen pastor, Cabeza de la Iglesia, Castillo mío, Mi apoyo, Mi
cántico y Padre de misericordias. Estoy en tus manos seguro y confiando,
Ayúdame a ser un testigo eficaz, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Predicar una salvación segura y
eterna, por medio del arrepentimiento y la fe en JESÚS son las maravillosas
buenas nuevas que el Señor nos mandó a anunciar.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su
Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda
aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para
llevarlo conmigo?
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