Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 128
Que el Señor te bendiga
continuamente desde Sión;
que veas prosperar a Jerusalén durante toda tu vida. Que vivas
para disfrutar de tus nietos. ¡Que Israel tenga paz! Salmo 128:5,6 (NTV)
En los Salmos 127 y 128,
encontramos cuatro momentos o etapas principales por las que atraviesa una
familia, estas son: La familia en su fundación, desde la boda a la llegada del
primer hijo (Salmo 127:1,2); la familia y sus hijos emprendiendo juntos el
camino de la grandeza familiar (Salmo 127:3-5); el tercer momento, la familia y
el cumplimiento de su propósito, la Biblia es una escuela para padres (Salmo
128:1-3; y, finalmente la familia y el nido vacío (Salmo 128:4-6). Todos estos
momentos son importantes dentro del poco espacio y tiempo en que estaremos en
este mundo.
Todo el Salmo 128, es un himno a
las bendiciones de una familia temerosa de Dios. En efecto, cuando un
matrimonio desde su comienzo pone
como fundamento el temor a Dios, será una familia feliz. Porque: “¡Qué feliz es el que teme al Señor,
todo el que
sigue sus caminos!” (v.1). Esta felicidad no consiste en la esperanza de ser
feliz en el futuro, sino en valorar lo que se tiene en el presente. Todo el
proceso de establecer y desarrollar a una familia temerosa de Dios, puede
contar con el apoyo de los medios que el Padre, nos ha dejando en Su Palabra,
como son: la Biblia, la oración y la iglesia. ¡Nosotros celebramos en la
comunión de nuestra familia espiritual -en la iglesia-, todas las etapas por
las que pasa una familia humana! De esta manera, celebramos los matrimonios, la
llegada de los hijos, la atención a la niñez, a los jóvenes y adultos, e
igualmente, cuando llega la etapa cuando los hijos se van.
Porque en realidad
como lo dice el salmista: “Que vivas para disfrutar de tus nietos.” Los que
sirven al Señor no importa las diversas circunstancias de la vida por las que
les toque pasar, tienen el seguro apoyo tanto de Dios, como los valores de las
buenas relaciones familiares. ¡Esto es la verdadera prosperidad de una familia temerosa
de Dios! Enfrentar con fe y optimismo, el hecho de tener el nido vacío, cuando
los hijos se van.
En todo esto estaba
pensando, cuando escribí algunas de estas sensaciones en un poema. Aquí se los
dejo:
Cuando los
hijos se van
Francisco Aular
“Que vivas para disfrutar de tus
nietos.”
Salmo 128:4 (NTV)
Cuando los hijos se van
se queda el nido vacío…
Y nos dejan los recuerdos
de los momentos vividos.
Cuando los hijos se van
se van como los tuvimos,
como el regalo de Dios
que iluminó el camino.
Como flechas disparadas
que dan en el blanco mismo,
cultivados en el hogar
como una planta de olivo.
Cuando los hijos se van
a cumplir con su destino
buscamos en todo lugar…
Sus travesuras, sus gritos…
Allí crecieron en la fe
que con fe les infundimos:
Confianza en las Escrituras
que es el Libro de los libros;
que el cielo es un regalo
que comprara Jesucristo.
Cuando los hijos se van
nos quedamos sorprendidos
ojeando aquel álbum viejo
ver que no somos los mismos,
que el tiempo pasó veloz
como el fluir de los ríos;
como el brillar de las estrellas
en negras noches de estío.
Se sienten lágrimas tibias
entre suspiro y suspiro…
Que cumplimos la tarea:
¡Darle crianza a nuestros hijos!
Cuando los hijos se van
se queda un rosal marchito
que solo vuelve a brotar
con los hijos de los hijos…
¡Esos alborotadores
que nos movieron el piso!
Con solo verlos venir
sin pedir nuestro permiso.
Galopando en nueva historia
al cerrar nuestro capítulo…
Cuando los hijos se van
se queda el nido vacío…
Y nos dejan los recuerdos
De los momentos vividos.
Oración:
SEÑOR gracias por compartir con el
ser humano el privilegio y responsabilidad de ser padres por tu gracia. SEÑOR,
hazme brillar para que mis hijos y nietos, vean y encuentren el verdadero
propósito de la vida. Dame constancia, pasión por ti, amor, fe y valor para
sentirte en nuestro hogar primero, y después con mi familia, compartir que
contigo, sí se puede. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de
hoy:
La formación del carácter de tus
hijos y tus nietos en el futuro, depende de lo que hagas con Dios, Su Palabra y
Su Iglesia, hoy.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo
conmigo?
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