viernes, 25 de marzo de 2011

Carácter perdido, todo perdido



Francisco Aular
faular@hotmail.com

En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. Gálatas 5:22,23(NVI)

Hace muchos años, en la oficina de un pastor de una de nuestras iglesias en Ciudad de México, leí este pensamiento: "Dinero perdido, nada perdido. Salud perdida, algo perdido. Carácter perdido, todo perdido". El diccionario define el carácter como el "conjunto de cualidades o circunstancias propias y distintivas… Firmeza de ánimo, energía o temperamento". El origen de la palabra "carácter" nos lleva al griego y significa "marca"; tenía que ver con las vasijas de arcilla que la gente compraba en el mercado, ya que los mercaderes a veces vendían piezas dañadas y para evitar tal engaño, los alfareros ponían sus marcas de calidad. Así pues, el carácter tiene un valor ético enorme, es nuestra marca distintiva. También es bueno señalar que "temperamento" y "carácter" no tienen el mismo significado. Nacemos con el temperamento definido, pero el carácter se forma en la medida en que somos dóciles para asimilar las enseñanzas recibidas en el hogar, en la iglesia, la escuela y la vida.
JESÚS es el Modelo de carácter hacia el cual apuntamos los cristianos nacidos de nuevo, pero no por esfuerzo humano, puesto que la gracia de Dios nos dejó al Espíritu Santo, y una de sus especialidades es sellarnos como propiedad de Dios e imprimir el carácter de Cristo en nosotros. Al momento de aceptar el regalo de la vida eterna en JESÚS, el Espíritu Santo viene al espíritu del ser humano y produce un ramillete de nueve virtudes -además de muchísimas riquezas espirituales-: "amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio". ¡No tenemos que orar a Dios pidiéndole estas virtudes porque ya las tenemos en nosotros, lo que tenemos es que ser dóciles al Espíritu Santo para que Él las manifieste a través de nosotros! Entonces, definimos el carácter cristiano como el conjunto de cualidades distintivas que el Espíritu Santo imprime en una persona, para cumplir el propósito de Dios en su transitar exitoso en esta vida. ¡Teniendo un carácter Cristo céntrico lo tenemos todo!  

Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Hoy mi corazón y mi alma te alaban y bendicen tu santo nombre. Hoy mi carácter se viste con tu ropaje, y saco lo mejor que Tú has puesto en mi vida. El amor que todo lo puede está en mí, el gozo que Tú produces, ya vive en mí. Tengo paz en mi alma, y tu paciencia inunda mi ser; los que me rodean hoy recibirán lo que tengo y que viene de Ti: amabilidad, bondad, fidelidad y la humildad. Todo esto será posible porque me has dado también tu dominio propio. ¡Soy más que vencedor! En el nombre de JESÚS, amén.

Perla de hoy:
Con la Palabra de Dios como mi manual de conducta y el Espíritu Santo como mi carácter soy un triunfador.

Interacción:
¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra?
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?



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