Perlas del Alma
Francisco Aular
faular@hotmail.com
MIÉRCOLES, 15 de enero de 2025
Lectura devocional: 1 Corintios 13:1-13
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
1 Corintios 13:13 (RV60)
“¡CRISTO HA RESUCITADO!” Es el primer grito de la victoria de JESÚS sobre la muerte que dinamizó a la Iglesia del Primer Siglo del Cristianismo. Todavía a dos mil años de historia, ese grito sigue siendo el brillo de nuestra esperanza en todo lo que somos y hacemos. Especialmente, cuando nos despedimos de un ser querido, a la orilla de una tumba . ¡La victoria de JESUCRISTO es nuestra victoria también! ¡El cristiano nacido de nuevo no marcha hacia la muerte, sino a la plenitud de su Vida Eterna Zoé, que ya vive en él!
El segundo grito que ha marcado la esperanza de la Iglesia es el retorno de JESÚS: “¡Vengo en breve”! En efecto, cuando JESÚS resucitó con Su glorioso cuerpo, fue llevado al Cielo. Sus discípulos sin duda alguna estarían conmovidos hasta las lágrimas…cuando lo vieron subir detrás de las nubes, entonces “dos varones con vestiduras blancas aparecieron y el brillo de la esperanza les resplandeció, con esta promesa que está pendiente: “Los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. (Hechos 1:11, RV60).
¡Esta es la bendita esperanza de la Iglesia: que seremos resucitados de entre los muertos para que podamos estar y vivir con el SEÑOR eternamente! No es una esperanza superficial, lo repito: ¡Volveremos a la vida con un cuerpo glorificado como el de JESÚS y viviremos con ÉL para siempre! Con esta seguridad en nosotros, podemos reafirmar que la esperanza cristiana brilla a través de los siglos porque está inspirada en nuestro SALVADOR Y SEÑOR, tanto en Su Resurrección como en Su promesa de que regresará para llevarnos con Él a Su gloria.
Al revisar mis viejas notas de sermones en el inició de mi ministerio, veo que esos dos gritos que he mencionado me pusieron en marcha y me lancé a predicar el Mensaje: “¡CRISTO, viene pronto!”. En realidad, allí sigo: Y hoy, todavía ese brillo de la esperanza me ilumina en medio de un mundo en densas tinieblas. Es el mismo grito del apóstol Juan: “ He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.”. (Apocalipsis 1:7, RV60).
En estos momentos me viene a la memoria uno de mis grandes autores favoritos, el Dr. Francisco Lacueva, en el cruce de correspondencia que mantuvimos, nos llamábamos mutuamente “tocayo”. Bueno mi amado tocayo, en uno de sus últimos libros -antes de irse a morar con el SEÑOR- Apocalipsis, de la Editorial Clie, al final escribe algo que me parece su hasta luego para todos nosotros sus admiradores en todo el mundo, comentando el hasta luego de JESÚS: “¡Sí, yo vengo pronto!” Escribe:
“La fantasía lo ha descrito bajo la imagen de una doncella cuyo prometido la dejó para ir de viaje a Tierra Santa, con la promesa de que, a su regreso, la haría su esposa amada. Muchos le decían que jamás volvería a verlo. Pero ella creía en la palabra de él y, tarde tras tarde, bajaba al solitario puerto y encendía una luz frente a las rugientes olas, para dar la bienvenida al navío que había de devolverle a su amado…Así también, aquel bendito Señor que nos ha amado hasta la muerte, se ha marchado a la misteriosa Tierra Santa de los cielos, prometiendo que, a su vuelta, nos tomará como a su dichosa y eterna Esposa. Algunos dicen que se ha ido para siempre y que nunca más lo veremos aquí. Pero su última palabra fue: “¡Sí, vengo pronto!”…Y alguna de esas noches, mientras el mundo está ocupado en sus alegres frivolidades, riéndose de la doncella del puerto, una forma se levantará de las turgentes olas, como otrora en Galilea, a vindicar para siempre toda esa espera y devoción, y traer a ese fiel y constante corazón un gozo, una alegría y un triunfo que nunca tendrá fin”.
La esperanza cristiana brilla a través de los siglos porque está inspirada tanto en Su Resurrección como en Su promesa de que regresará para llevarnos con Él a Su gloria.
Con lágrimas de esperanza y gozo en mis ojos, le pregunto en este inicio del año 2025: SEÑOR: ¿VENDRÁS ESTE AÑO? Entonces, exclamo: “¡Sí, ven, Señor JESÚS!” (Apocalipsis 22:20). Nunca nos has dicho adiós, sino simplemente un ¡hasta luego!
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE ETERNO:
¡Gracias por darme una esperanza que brilla en medio de las noches más oscuras de mi alma! Ayúdame a ser un instrumento tuyo y proclamar que en Tu HIJO amado marchamos con el triunfo tanto de Su Resurrección como en la esperanza de que Él viene pronto. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Recordemos que el pesimismo mira hacia atrás, la preocupación mira alrededor, pero la esperanza mira hacia arriba.
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