Francisco Aular
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Lectura devocional: Hebreos 9:24-28
Y así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio. Hebreos 9:27 (NVI)
Ella fue tal vez una de las mujeres más fotografiadas del mundo. Admirada y amada por millones de personas y odiada por otros cuantos. Su paso por este mundo fue breve, pero contundente. Pasó de ser de una familia noble a princesa al convertirse en la primera esposa del príncipe Charles de Inglaterra. Tanto su matrimonio como su posterior divorcio fueron seguidos por millones de personas en el mundo. Su nombre, Diana Spencer, y luego la princesa de Gales, mayormente conocida como Lady Di. A pesar de todo el bien que hizo la mayoría la recuerda por la vanidad que la belleza, la riqueza y la fama conllevan. Precisamente huyendo de los periodistas que la asediaban aquel 31 de agosto de 1997, pereció trágicamente, porque la Biblia dice: “…está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio.”
Ella era menudita, sin atractivo físico, sus sandalias marcaban los miles de pasos andados por casi todo el mundo; representaba a los pobres del mundo entero: los no amados, los indeseados, los desatendidos, los paralíticos, los ciegos, los leprosos, los alcohólicos, las lacras de la sociedad de todas las naciones del mundo, especialmente los de la India. Vista desde lejos sorprende que, en un mundo materializado y lleno de frivolidades, una mujer como ella llamara la atención de los medios de comunicación, de los ricos y poderosos de este mundo. Sí, ella es la Madre Teresa de Calcuta. Murió rodeada de sus hermanas y muchos de aquellos que ella, les había hecho bien, el 5 de septiembre de 1997.
La princesa Diana y la Madre Teresa, fueron muy buenas amigas, y salieron de este mundo, con una semana de separación la una de la otra, porque está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio.
Siguiendo en el tema de la brevedad de la vida y lo inevitable de la muerte, me viene a la mente, aquel fatídico 11 de septiembre del 2001. Mary y yo, estábamos en Ashburn, Virginia. Una persona me llamó de urgencia y me dijo “Pastor ha ocurrido en accidente aéreo y uno de los edificio de las Torres Gemelas de Nueva York, esta ardiendo”, corrí y prendí la televisión y allí ya estaba CNN, con la información; pero Mary yo, teníamos una cita en la Iglesia Bautista Emanuel de Manassas, Virginia, y salimos por la carretera 28 con la radio encendida; de pronto escuchamos otra noticia, otro avión había impactado la otra Torre; y luego otra noticia, una avión se había estrellado, en el Pentágono muy cerca de nosotros; rápidamente, nos hicimos a un lado de la carretera, y con lágrimas Mary yo, oramos porque sabíamos que aquello tenía todas las características de un ataque terrorista en gran escala a la nación estadounidense, a la cual estábamos llegando para iniciar una nueva iglesia. Desde ese día, el mundo no ha sido el mismo; todos nos volvimos vulnerables, porque en la mente diabólica de un terrorista se había concebido y planeado acabar con el centro del comercio del mundo, sin importar el alto costo de las vidas humanas. Un nombre salió de la oscuridad del anonimato, y pasó a ser el emblema del terror y de la muerte. Después de diez años de persecución, Osama Bin Laden, murió violentamente como él había vivido. Porque está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio.
La Biblia nos habla de la brevedad de nuestra vida humana, la cual es una asignación temporal que nos permite DIOS para que le conozcamos a través del nuevo nacimiento y nazcamos a la vida espiritual, la verdadera vida a través de nuestra fe en JESÚS. Seamos cristianos nacidos de nuevo, o no, de todos modos, moriremos. ¿Qué vamos a ser y hacer en nuestro breve paso por este mundo? Me dicen que existe una orden de monjas que se saludan de la siguiente manera: “Hermanas hemos nacido para morir”, y desde luego, metidas en su claustro, esperan la muerte. ¡Nadie puede escapar a la muerte! Por ello, al saber las noticias del sacrificio de los cristianos, que -hoy en día a mediados de la segunda década del Siglo XXI- están muriendo por su fe en aquel que es la Vida eterna, JESÚS, nos llena de admiración su fe y el coraje que tienen frente a la muerte, una de esas personas admirables es Meriam Ibrahín, mujer embarazada de Sudan del Sur, frente a la horca y conminada a convertirse al islamismo para salvar su vida, dijo: “Yo soy cristiana, y voy a seguir siendo cristiana…” ¡Alabado sea el SEÑOR!
¡Los mártires están allí todavía, frente a nosotros! El único escape a la verdadera muerte es confiar plenamente en JESÚS porque Él y sólo Él es la Vida que vino desde el cielo para decirnos: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” (Juan 11:25, RV60). ¡Todos sus amados discípulos, salvo Juan, murieron por su fe en JESÚS! Pero dejaron sus huellas en la historia y también para ser nuestro ejemplo en esta hora tan oscura de nuestra humanidad. Como Pablo, frente a la muerte, podemos también exclamar, llenos de fe: “Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.” (Filipenses 1:21), y con este lema se lanzó a cambiar el mundo, lo cual hizo, este mundo no es el mismo porque él estaba convencido de la verdad bíblica: está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio.
¡No tenemos tiempo que perder nuestro Mensaje es de vida o muerte! ¡El tiempo de proclamarlo es ahora o nunca!
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
Amado DIOS:
Te alabo en esta hora por darme una razón para vivir y para morir. Ayúdame a invertir esta única vida humana que poseo en la proclamación de tu amor, y que sí podemos confiar únicamente en ti para darle un verdadero sentido a nuestro breve paso por este mundo. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Seamos cristianos nacidos de nuevo o no, está establecido que un día moriremos, y si de todos vamos a morir: ¡Vivamos para la honra y la gloria de DIOS!
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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