Francisco Aular
faular@hotmail.com
El hombre que tiene amigos ha de
mostrarse amigo…Proverbios 18.24 (RV60)
“No lleven las manos vacías”
Me avisaron de la gravedad de mi padre, y Mary y los cuatro niños
viajamos a mi pueblo, tras siete horas de viaje, llegamos para acompañarlo en
sus últimos momentos en esta vida. Como es natural en estos casos, no pude
evitar repasar en cuestión de segundos, aquella vida que había estado tan cerca
de mí desde el instante mismo de mi nacimiento hasta los nueve años en que
muchas circunstancias me llevaron lejos de él. Mi nacimiento y primeros años de
mi niñez, los pasé en un caserío enclavado en una montaña, según recuerdo, las
casas estaban muy distanciadas las unas de las otras, y nosotros éramos de las
primeras casas al subir la montaña, aquellos caminos eran peligrosos por las
fieras que uno podía encontrarse en las noches. Pobres como éramos siempre hubo
lugar para uno más en la mesa y una hamaca debajo de nuestro techo, si era
atardecer y un extraño llegaba, lo sabíamos, mi padre los recibía y mi madre
corría a preparar lo que hubiera para comer y mi hermano mayor a colgar la
hamaca. También la costumbre de mi padre, en las madrugadas al contar todo lo
que llevaría para vender en el mercado de la ciudad, él no vendía al detal sino
que era proveedor para los mayoristas. Medio dormido escuchaba su conversación
entre él y mamá, aparte llevaban algunos de aquellos frutos para repartir a los
familiares y amistades. Tenía un lema: “Cuando vayan de visita, nunca lleven
las manos vacías” Hasta el día de hoy, y lo saben Mary y mis hijos, siempre
llego a mi propia casa, trayendo algo. Algunas veces, yo lo acompañaba y
entonces, lo que en él era grande, saludar a todas las personas que encontraba
en su camino, con los conocidos: “¡Adiós Don Julio! ¿Cómo sigue su hijo que
estaba hospitalizado?”, mi padre usaba sombrero, y si era una dama a la cual
saludaba, se lo quitaba y hacia una pequeña inclinación con la cabeza: “¿Cómo
está señora Luisa, le soltaron a su hijo que le reclutaron?” Pero de lo que más
mi hermano José y yo, nos reíamos era cuando saludaba a un desconocido:
“¡Buenas tardes amigo!” Le preguntábamos, ¿Papá, lo conoces? “No hijos, primera
vez que lo veo…”
“Por algo será hijo, por algo será”
No fue extraño entonces, -cuando llegamos al hospital de San Felipe- que
una enorme fila había a la entrada para ver a mi papá. Claro allí estaban mis
tías, mis primos y primas, pero también muchos de sus amigos. Todos aquellos
hombres y mujeres nos abrieron paso. Entré con Mary, lo besamos y abrió los
ojos e hizo un esfuerzo para saludar a Mary…“¡Hola negro Chico!” -Exclamó mi
nombre familiar- que él mismo me había puesto…Le puse mi mano sobre su frente,
y con un nudo en mi garganta, oramos. Noté que su pulso se iba apagando, abrió
los ojos, aproveché para decirle, y jugarme con él: “¡Papá, que gran cantidad
de gente tienes allí afuera para saludarte!... Mary y yo, escuchamos sus
últimas palabras en esta vida: “Por algo será hijo, por algo será”…
“Pongan mi cara hacia El Pozón”
Me correspondió hacer todos los arreglos para su funeral, entonces vino
a mi mente, el día que hizo su decisión para la vida eterna, y también porque
ser gran lector de la Biblia, me había dicho: “Hijo, el día que me sepultes
quiero que pongas mi cara mirando hacia El Pozón, esa montaña en donde ustedes
nacieron, y también porque creo que por allí vendrá el SEÑOR a levantar a Su
Iglesia…” Así lo dispusimos aquel día, pero también algo que me sorprendió,
ocho de sus amigos se pusieron de acuerdo para llevar el ataúd hasta su última
morada, y tuve, que hacer de árbitro para que no se pelearan con los hombres de
la familia…
¿Cuál era el secreto de mi padre para hacer amigos?
¿Cuál es el secreto de la amistad que tenía mi padre? Bien lo describió
el proverbista, hace miles de años: “El
hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo…”
Oración:
Amado PADRE ETERNO:
Hoy mi alma te saluda llena de gozo
en ti. Es hermoso saber: ¡Que soy parte de tu propósito eterno para este
universo! Que me diste esta condición humana con la finalidad de conocerte a ti
para mi segundo nacimiento. ¡Te doy gracias por tomar la iniciativa al buscarme
y salvarme por tu gracia abundante. Gracias por ayudarme a llevar tu mensaje
por dondequiera que he ido. Gracias por los amigos que has puesto en mi camino,
los que me han fortalecido y lo que amarán hasta el fin de mi carrera en este
mundo. Dame la gracia de hacer amigos por dondequiera que vaya. Todo esto
proviene de ti, porque los amigos son otro de tus regalos en esta vida. En el
nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La amistad ante todo es un lugar de refugio, un árbol cuyas ramas nos
protegen en nuestra peregrinación a nuestro verdadero hogar.
Interacción:
¿Qué
me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento por obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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