Francisco Aular
faular@hotmail.com
El hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores
amigos. Proverbios 16:28 (RV60)
¿Cómo me comporto?
Un proverbio indio dice: “No te preocupes de los errores de otras
personas, de lo que han hecho y no han hecho. Cómo te comportas tú, qué dejas
tú de hacer: eso es más bien lo que no deberías perder de vista.” Se cuenta la
historia de una mujer, en una iglesia que siempre se pasaba buscándole faltas
al pastor. En una ocasión se le ocurrió decirle que las mangas de la toga que
él usaba en el púlpito le quedaban muy largas y que ella deseaba recortárselas.
El pastor aceptó su requerimiento. Pocos días después, trajo unas tijeras bien
largas y le recortó las mangas al pastor. El pastor le expresó las gracias y
sus deseos de devolverle el favor que ella le había hecho. _Hay algo en usted
que le queda muy largo y sería bueno recortárselo-dijo el pastor-. _¡Cómo no!
¡Puede hacerlo ahora mismo!—repuso la mujer. _¡Muchas gracias—dijo el pastor en
tono muy ceremonioso, y añadió: _Tenga la bondad de sacar la lengua.
Lengua de sabio versus lengua de necio
Los seres humanos somos iguales en todas partes, así que la Biblia es
muy clara al respecto: “La lengua de los sabios hace que el conocimiento sea
atractivo, pero la boca de un necio escupe tonterías…Las palabras suaves son un
árbol de vida; la lengua engañosa destruye al espíritu.” (Proverbios 15: 2, 4,
NTV). Por este motivo, además de los proverbios y escritos bíblicos en contra
del chisme, encontramos máximas de sabiduría e ilustraciones en contra de esta
falta de dominio propio que es el chisme, en todas las culturas. En efecto, los
seres humanos sólo pueden vivir juntos si son pacientes, amorosos y
perdonadores, los unos con los otros. Si uno echa en cara a otro cada error que
comete, si no deja de espiarlo para descubrir sus debilidades, entonces la
convivencia se vuelve inhumana. Las frecuentes contiendas, las calumnias y los
chismes, aleja a las buenas amistades, dividen a los seres humanos y muy a
menudo se convierten en guerras.
¿Somos o no somos?
Cuando hablamos de otros y nos entrometemos en su manera particular de
ser, a menudo estamos asumiendo un papel que nadie nos ha dado. ¿Cómo vencer
esta conducta? El dominio propio o la templanza es fruto del Espíritu de DIOS
obrando en nuestras vidas, es la ayuda eficaz para no dejarnos dominar por este
mal hábito, porque: “Si afirmas ser religioso pero no controlas tu lengua, te
engañas a ti mismo y tu religión no vale nada.” (Santiago 1:26,NTV).
¿Cuál es el remedio eficaz?
Es comprensible que una persona que no haya nacido de nuevo, carezca de
dominio propio. Sin embargo en esas culturas paganas las máximas de sabiduría,
premian el comportamiento, la disciplina y el dominio propio que forja un buen
carácter. Ahora bien, es
inexcusable que un nacido de nuevo, se deje dominar por este mal hábito y no
acuda a la ayuda de los medios espirituales que Dios le ha dado para vencerlo,
entre ellos, mostrar el fruto del Espíritu Santo: “En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia,
amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que
condene estas cosas” (Gálatas 5.22-23).
El espejo de nosotros mismos
En lugar de enojarnos por los errores y pecados de nuestros amigos y
separarnos de ellos, haríamos bien en recordar que en el peor de los seres
humanos, hay algo bueno, y el mejor de los seres humanos un rasgo de maldad.
Tenemos en las fallas y pecados de los demás, un espejo de nosotros mismos, del
mismo modo que otros han cometido pecados, también nosotros podemos cometerlos,
y desde luego, recordar: “El hombre perverso levanta contienda, y el chismoso
aparta a los mejores amigos” ¡Qué el SEÑOR nos ayude!
Oración:
Amado PADRE ETERNO:
En esta hora te alabo y canto lleno
de alegría porque eres mi DIOS, mi SEÑOR Y SALVADOR. Debido a tu gracia y
perdón, ya no llevo las cargas de mi pasado, soy libre en presente y seré victorioso
en el mañana. Oh SEÑOR, ayúdame a contagiar a los demás con el gozo de
servirte, y cierra mis labios para no decir nada en contra de mi prójimo. Ayúdame
a concentrarme en mis imperfecciones para superarlas con tu ayuda. SEÑOR que no
caiga yo, en las mismas sendas de los que levantan contiendas contra mí. En
este día, tú has cambiado mi derrota en victoria y mi tristeza en un canto de
alabanza. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No somos
culpables de lo que se diga de nosotros pero sí somos responsables de nuestra
respuesta a ello.
Interacción:
¿Qué
me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento por obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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