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Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y
esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada. 1 Pedro 1:25 (RV60)
Hace dos mil años, los habitantes de Atenas, y los
extranjeros que vivían allí, les gustaba escuchar y hablar cosas nuevas. Hoy en
nuestro mundo tecnológico, nos parecemos a ellos y a veces nos enfermamos con
una sobre dosis de tecnocracia. Estamos tan pendientes del ordenador y de
hablar por móvil, y sacar de los oídos los audífonos, que estamos perdiendo la
sensibilidad como seres humanos. Vivimos en un mundo cambiante. Nuestra vida
actual es movida por esos grandes almacenes tecnológicos en que vamos a ver lo
nuevo que ha salido a la venta. Pero el avance del conocimiento es tal, y no
exagero al decir esto, cuando usted está comprando y pagando por su artículo
electrónico en la tienda, ya está fuera de moda.
El cristiano nacido de nuevo, por su parte, no ha de
andar buscando novedades espirituales. Algunos pasan horas buscando y adoptando
su crecimiento espiritual, en los millones de mensajes que sobre cualquier tema
teológico están en alguna redes informativas como Youtube y otros similares. No niego que algunas informaciones sean
legítimas pero millones están equivocadas, y se necesita cierta preparación
espiritual y teológica para hacer la diferencia.
De hecho, si alguien quiere madurar en su fe y crecer
en el conocimiento de Dios, merece nuestro respeto, apoyo y guía. Uno de los
propósito de la iglesia es “presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre”… Ciertamente,
en los días del apóstol Pedro, habían muchas opciones y posiciones teológicas
que tenían que ver con los escitos de los grandes de las filosofías de aquellos
tiempos y otros fundadores de las distintas religiones de aquella época. Por
ello, abundaban las religiones esotéricas y los libros que iban desde los “iniciados”,
es decir, los nuevos creyentes hasta que alcanzaba afianzarce en los misterios
que esas sectas enseñaban. Muchas de las enseñanzas de aquellas religiones tenían
que ver con el manejo de las ciencias ocultas desde el mismo incio de la
humanidad, al elevar su Torre de Babel y fabricar una religión a su propia
medida, pero fuera de Dios. Así que fue necesario que Dios escogiera una
familia, la de Abraham para iniciar con él, un nuevo pueblo. De ese pueblo
surgió la Palabra de Dios, la Palabra eterna y desde allí vino JESÚS, a
establecer Su Reino. Allí andamos, los que hemos aceptado el Regalo de la vida
eterna en JESÚS.
Pues bien, el apóstol Pedro nos dice que Palabra de
Dios está completa y “permanece para siempre” tanto, en su composición como en
su contenido y sus revelaciones, desde el final de los tiempos apostólicos. Es más,
es la única fuerte de la verdad, la salvación y la madurez en CRISTO. Sí, esta
Palabra es eterna.
Oración:
Padre amado:
¡Gracias SEÑOR por dejarnos esta
Palabra! ¡Tu Palabra! Esta Palabra nos cambia. Por esta Palabra nacemos de
nuevo. Por esta Palabra crecemos hasta la madurez en tu Reino. Esta Palabra nos
quita el desánimo. Esta Palabra nos enseña a vivir y a morir. ¡Esta Palabra
vive en nosotros desde ahora y por toda la eernidad! ¡Con esta Palabra vivo,
sin esta Palabra muero! ¡Ayúdame Señor a tener tu Palabra en mi corazón es este
día y siempre! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
El Autor de la Palabra es el mismo que nos hizo a
nosotros, y además, ese Autor vive en nosotros y nos ayuda a descubrir las
verdades bíblicas.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy
por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa
a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección
por aprender?
¿Existe alguna
bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento
a obedecer?
¿Existe algún pecado a
evitar?
¿Existe algún
pensamiento para llevarlo conmigo?
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