viernes, 29 de mayo de 2015

Llanto y esperanza

Francisco Aular      
Lectura devocional: 1 Tesalonicenses 4:13-16
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación Mateo 5:4 (RV60). Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza. 1.a a Tesalonicenses 4:13 (NVI)

El versículo más pequeño de la Biblia, pero al mismo tiempo el más grande del Libro sagrado, dice: “Jesús lloró” (Juan 11:35 RV60). Ese llanto de JESÚS debió sorprender a los griegos porque para ellos, sus dioses eran incapaces de sentir simpatía por las desgracias de los seres humanos, los griegos creían en dioses esencialmente incapaces de sentir ninguna emoción; sus dioses eran aislados, desapasionados e impasibles ante el dolor y angustia de sus adoradores, ¡no había ninguna esperanza de que el llanto fuera consolado! ¡Qué imagen tan diferente tenemos de Dios en JESÚS! En el cuadro original que precede al llanto de JESÚS, el versículo 28 pudiera traducirse así -traducción del original griego-: “Se conmovió profundamente en Su espíritu de tal manera que no pudo reprimir un gemido, y tembló movido por una profunda emoción.” (William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, Editorial CLIE, 2006, pag.449) Aquí el corazón de Dios mismo se conmueve y se une a nuestro instante de dolor como seres humanos, porque en breve versículos después, JESÚS resucitará a Lázaro. Me atrevo a opinar que el llanto del Señor es llanto con esperanza.
En efecto, cuando un ser amado fallece es natural que tengamos una sensación de pérdida, e inclusive de una profunda soledad que nada ni nadie podrá llenar nunca más. En esos momentos de crisis, de angustia, podemos también experimentar más íntimamente la solidaria y amorosa presencia de JESÚS. Sí, JESUCRISTO, quien lloró al lado de los que lloraron; quién sufrió la cruz y enfrentó solo la muerte y el infierno para nuestra salvación, sabe lo que es el sufrimiento y la soledad. Y porque Él mismo pasó por allí es capaz de darnos fuerzas con Su presencia:Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:3,4 RV60).
Por tanto en nuestras vidas como cristianos nacidos de nuevo -poseedores de la vida eterna, la vida “zoé”, la vida que viene desde el cielo que tenemos en JESÚS-, nuestro llanto es un llorar con esperanza.
La historia de las epístolas paulinas nos hablan de los hermanos de Tesalónica, ellos habían entendido que JESÚS vendría en Su Segunda Venida. Esperaban que tal evento ocurriría mientras ellos estaban vivos, pero estaban preocupado por los cristianos que habían muerto. Ellos querían estar seguros de los que ya habían muerto resucitarían para ver la gloria de Dios, ese día de la Segunda Venida. Así Pablo, tiene la oportunidad de enseñarle esta verdad bíblica: la persona que ha vivido, ha experimentado su nuevo nacimiento en JESÚS, y aunque haya muerto, su vida “bios”, la vida humana se le habrá terminado, pero su vida eterna “zoé” es para siempre, por eso les dice: Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza. Esto nos revela que la relación que tenemos con JESÚS es tal que nada ni nadie la puede romper, ni aun la muerte. Así como JESÚS murió pero resucitó, todos los que hayamos depositado nuestra fe, nuestra confianza únicamente en Él para la salvación eterna, establecemos una unión eterna con JESÚS.
Por ejemplo, en la Biblia de una creyente anciana que falleció, -tenía su Biblia bien subrayada y con notas que ella había escrito al margen a través de los años-, en una de ellas, decía: “Dios no nos ofrece un camino fácil a la Tierra Prometida, pero sí nos brindará un camino seguro.” Negar el sufrimiento, los problemas, enfermedades y aflicciones, no es propio del cristianismo. He transitado un largo trecho tanto en mi vida humana como en la espiritual, mi vocación pastoral me ha puesto al lado de los que pasan por distintas pruebas, sean cristianos o no; pero he comprobado que en tales circunstancias una fe firme en la Palabra de Dios nos permiten: Llorar con esperanza.
Oración:
Amantísimo Padre Eterno:
Ayúdame a consolar a otros como yo he sido consolado por ti, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Simplemente estar al lado de los dolientes, y llorar con ellos en la esperanza de la resurrección es mejor que las palabras.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar? 
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 28 de mayo de 2015

¡SEÑOR: Dame mi montaña!

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Josué 14:6-15
Dame, pues, la región montañosa que el Señor me prometió en esa ocasión. Desde ese día, tú bien sabes que los anaquitas habitan allí, y que sus ciudades son enormes y fortificadas. Sin embargo, con la ayuda del Señor los expulsaré de ese territorio, tal como él ha prometido. Josué 14:12 (NVI)

Se cuenta que, hace mucho tiempo hubo una reunión de todos los animales y entre ellos, el águila, el cual desde su casa ubicada en la cumbre de una montaña se había incorporado a la reunión en un envidiable vuelo y aterrizaje perfectos. El rey león preside la reunión, y en una parte de la agenda se había contemplado un tiempo para hacer los desafíos a todo el reino animal. El águila pidió la palabra y dijo: “Los desafío a todos ustedes a que suban a mi casa en la cumbre de aquella montaña delante de nosotros.” Hubo un silencio en todo el valle… Era evidente que ningún animal, ni siquiera las aves, aceptaban el reto, ¡de repente!, una débil vocecita surgió, y con sus ojos penetrantes y la agudeza de su oído el águila buscó y su mirada se posó sobre un pequeño y joven caracol, que le dijo: “¡Hermano águila, yo subiré!” Todos rieron porque era evidente que aquel había sido el mejor chiste de toda la reunión. Pasaron los años, y en una fría mañana en la cumbre de la montaña, el águila, majestuosamente se quitaba el sueño agitando sus gigantes alas. Entonces, escucha una vocecita que le dice: “¡Hermano águila, hermano águila. Aquí estoy!” Era el viejo caracol…
Con el pasar de los años he visto que la vida funciona de manera muy parecida al relato del águila y el caracol. Uno tiene que dejar atrás por inútil, las quejas, la envidia por no haber nacido en cuna de oro y tener las posibilidades naturales de otros; igualmente, las desiluciones y fracasos, y volar hasta posarse en la cumbre, pues, allí hay lugar para todos.
Ya saben ustedes que uno de mis personajes favoritos es Caleb, el hijo de Jefone, príncipe de la tribu de Judá, y uno de los doce exploradores o espías que envió Moisés a reconocer la tierra de Canaán. El reporte final de estos hombres fue negativo, diez de ellos dijeron “—No podremos combatir contra esa gente. ¡Son más fuertes que nosotros!”, pero allí estaba un joven caracol, Caleb, pensador de que nada hay imposible para Dios: “—¡Vamos enseguida a tomar la tierra! —dijo—. ¡De seguro podemos conquistarla!”; y así fue porque aquel joven Caleb, que mostraba su linaje de pensador de imposibilidades y un optimismo que le brotaba por todos los poros, dijo: “¡SEÑOR, dame esa montaña!”,
Caleb se enfrentó por cuarenta y cinco años a todos los peligros y batallas que su pueblo peleó, pero la promesa que Dios le había hecho por medio de Moisés la llevaba consigo: “La tierra de Canaán, por donde recién caminaste, será tu porción de tierra y la de tus descendientes para siempre, porque seguiste al Señor mi Dios con todo tu corazón”. Pasan los años, y Caleb, es un anciano de ochenta y cinco años, viene delante de aquel libertador Josué, que como él, había sido fiel a Dios en todas las circunstancias -¡les confieso que no puedo leer esto sin que mi pulso se me acelere!, y doy gracias al SEÑOR por esta historia, ¡y por ello soy miembro del “Club Caleb” para pensadores de imposibilidades!: “Ahora, como puedes ver, en todos estos cuarenta y cinco años desde que Moisés hizo esa promesa, el Señor me ha mantenido con vida y buena salud tal como lo prometió, incluso mientras Israel andaba vagando por el desierto. Ahora tengo ochenta y cinco años. Estoy tan fuerte hoy como cuando Moisés me envió a esa travesía y aún puedo andar y pelear tan bien como lo hacía entonces. Así que dame la zona montañosa que el Señor me prometió. Tú recordarás que, mientras explorábamos, encontramos allí a los descendientes de Anac, que vivían en grandes ciudades amuralladas. Pero si el Señor está conmigo, yo los expulsaré de la tierra, tal como el Señor dijo». Entonces Josué bendijo a Caleb, hijo de Jefone, y le dio Hebrón como su asignación de tierra. Hebrón todavía pertenece a los descendientes de Caleb, hijo de Jefone, el cenezeo, porque él siguió al Señor, Dios de Israel, con todo su corazón” (Josué 14:10-14 NTV.)
Pues bien, como el caracol de la ilustración o como la historia del valiente Caleb, nuestra llegada a la cumbre es una promesa divina, pero el esfuerzo de la subida, es nuestro. Sin embargo, los cristianos no estamos solos en la dura realidad de la vida. Esta es la promesa del Señor también para nosotros: “Nunca te fallaré. Jamás te abandonaré”. (Hebreos 13:5 NTV) Por lo tanto, también podemos exclamar, llenos de fe: ¡SEÑOR, dame mi montaña!
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡SEÑOR, dame mi montaña! Sé que no será fácil escalarla y enfrentarme a todos los peligros al subir. Ayúdame a vencer mis propios gigantes que yo mismo he tolerado por tanto tiempo. Hoy reafirmo el propósito de mi vida y la razón por la cual estoy aquí: Subir la cumbre y quedarme allí para siempre contigo. Ayúdame a contagiar a otros, con un carácter impulsado por el fruto del Espíritu, y la esperanza de que tú me esperas para decirme: “Bien hecho, mi buen siervo fiel. (…) ¡Ven a celebrar conmigo!”. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Toda subida hacia la cumbre en la obra de Dios, comienza con una determinación optimista: ¡Señor: Dame mi montaña!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo? 

miércoles, 27 de mayo de 2015

¡Buenos días belleza!

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Salmo 118:15-29
Este es el día que el SEÑOR ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en él. Salmo 118:24 (LBLA)

¡Este es el día que hizo nuestro Dios! Es nuestro. Nadie no los podrá quitar. Solamente nosotros tenemos la clave para hacerlo grande o pequeño.
Hoy nos empinaremos sobre nuestras imposibilidades, y con la ayuda de nuestro Dios seremos lo que Él planeó para nosotros antes de que el mundo fuese. Somos parte del plan eterno de Dios para el universo, y por eso, no somos poca cosa.
Hoy diré a los pensamientos de derrota: ¡Se equivocaron conmigo!, porque al ser un hijo de Dios tengo todo lo que la vida me puede dar.
Hoy los pensamientos de culpabilidad por los momentos perdidos, y otras cosas que mi fragilidad humana permitió serán crucificados y exhibidos por JESÚS en la cruz como hace dos mil años. Respiraré profundo, confesaré mis pecados, y me asiré de su perdón, amor y gracia.
Hoy no me sentiré solo porque la presencia de JESÚS va conmigo, como Él lo prometió. Este cuerpo por débil que me parezca es una catedral donde mora todo el poder de Dios; el mismo poder que levantó a JESÚS de la tumba.
Hoy la paz de Dios que sobrepasa todo pensamiento, gobernará mi mente, mi voluntad y mis emociones, nada me perturbará. Nada ni nadie me distraerá de mis responsabilidades y privilegios, haré lo mejor que pueda para la honra y gloria de mi Señor y Salvador JESÚS.
Hoy aprenderé a contentarme cualquiera sean mis circunstancias. Aprenderé a ser feliz, porque la felicidad es gozarse por lo que se tiene. Tengo en mí lo único que debo poseer como ser humano: la vida que viene del cielo y que me acompañará para siempre. JESÚS es la vida eterna, teniéndolo a Él lo tengo todo.
Hoy mis pensamientos, mis actitudes y mis acciones estarán basados en la honestidad, la justicia, la pureza y todo lo que sea de buen nombre; desecharé  todo lo demás por inútil.
Hoy ratifico mis dos resoluciones para esta vida humana: Primera: Viviré para la gloria de Dios. Segunda: Aunque otros no lo hagan, yo lo haré.
Hoy viviré dándolo gracias a Dios por todo. No dejaré que mi corazón se llene de críticas sin presentar soluciones. No dejaré que un recuerdo me haga su prisionero.
Hoy seré como el sándalo que perfuma el hacha que lo hiere. Buscaré el perdón de quienes he ofendido. Borraré con el perdón las ofensas de quienes me han ofendido. Los verdugos de la enemistad no podrán hacerme daño.
Hoy seré libre, cabalgaré con todo lo que soy y tengo sobre el caballo blanco de la victoria. Pondré alas a mi esperanza y volaré. Seré más de Él, y menos de mí mismo.
Hoy le diré al Señor, gracias por hacerme libre para ser tu siervo. Ser discípulo de JESÚS es humillarse bajo su poderosa mano.
 Hoy le diré a la vida: ¡Buenos días belleza!
 Oración:
Padre eterno:
DIOS TODOPODEROSO:
Hoy entro a tu presencia por la puerta de mi gratitud. Gracias, oh Dios, por esta vida eterna a través de JESÚS. Gracias por los dones y habilidades los cuales te rindo en obediencia. Gracias porque has puesto en mi ser el no depender del éxito o  de las circunstancias para ser feliz. Contigo lo tengo todo, y por eso no me canso de  alabarte y bendecir tu nombre. Te doy gracias por lo que me das, y si nada me das, también te doy gracias. Gracias por la perla de gran precio de la salvación, por enviar a tu Hijo amado para comprármela y regalármela por su muerte y resurrección. Él no murió en vano, porque no tendré en poco una salvación tan grande. ¡Bendito y alabado seas! En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Hoy le diré a la vida: ¡Buenos días belleza!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 26 de mayo de 2015

Su gracia es mayor

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 2 Corintios 12:1-10
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. 2 Corintios 12:9a  (RV60)

Un hombre al cual conozco me contó su historia. Vino al Canadá en búsqueda de seguridad social y otras cosas que su país de origen no le ofrecía. En realidad, eso es uno de los motivos de la emigración, la gente busca en otro país, lo que no encuentra en el suyo. Pero, este hombre, por el exceso de trabajo, descuidó a su familia, y debido a eso su esposa huyó con otro hombre. Todo su mundo se derrumbó, las cosas fueron de mal en peor. Cansado, decidió suicidarse; planeó quitarse la vida, arrojándose a las Cataratas del Niágara. Cuidadosamente preparó su suicidio; no descuidó ningún detalle, como por ejemplo poner su nombre en un papel y colocarlo en una  bolsa plástica para que de esta manera su cadáver fuera reconocido y repatriado a su país de origen. Madrugó, tomó su auto y lo estacionó, miró el reloj y era muy temprano; no había nadie. Con esa diabólica decisión en mente, llegó al borde e intentó subirse al muro que lo separaba de una muerte segura, pero en ese instante, y en medio de la oscuridad reinante, surgió un hombre que le habló tiernamente: “Hijo, dale una oportunidad a Dios”… No hubo muchas palabras entre ellos, pero el extraño lo abrazó y el hombre lloró. El extraño que había llegado era un cristiano nacido de nuevo, que había venido a hacer su devocional a las orillas del Niágara, muy temprano. Allí mismo, a las orillas de las Cataratas, la gracia de Dios tocó el  corazón de aquel hombre que quería suicidarse y nació de nuevo; la nueva vida brotó en él, y con ella, la fe, la esperanza y el amor. En aquella vida antes destrozada, ahora reinaba el deseo de vivir. El extraño le recomendó que fuera ese mismo domingo a una iglesia, y desde entonces, Dios lo ha restaurado de tal manera, que ha llegado ser líder principal de aquella congregación adonde él llegó por primera vez. Posiblemente los problemas no se le han acabado, pero ahora tiene una razón para vivir: ¡JESÚS!
¿Sufrimos los cristianos? Sí, y a veces mucho más que cualquier otro ser humano, por el mayor conocimiento que tenemos de Dios y su santidad. Uno de los grandes de la historia del cristianismo fue el apóstol Pablo, después del mismo JESÚS nadie llegó a ser tan grande como él. Pablo, desde que nació de nuevo en su camino a Damasco, disfrutó su relación con Dios al máximo de tal manera que pudo decir: para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera. (2 Corintios 12:7 RV60). ¿Cuál era el “aguijón en la carne” del Apóstol? Nunca lo sabremos, quizás una dolencia física que lo atormentaba, aun así, Pablo no se detuvo en la extensión del reino; acudió a la oración y Dios le respondió: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Más tarde en el cristianismo, la poeta Santa Teresa de Ávila, puso esta verdad en un poema que se llama “Nada te turbe”, su primera estrofa ha dado la vuelta al mundo:
Nada te turbe, 

nada te espante, 

todo se pasa, 

Dios no se muda;

la paciencia 

todo lo alcanza; 

quien a Dios tiene 

nada le falta:

Sólo Dios basta.
Pues bien, el apóstol Pablo nunca tuvo temor de revelarse en sus aciertos y errores, en sus debilidades y flaquezas. La idea de que los santos no pecan, vendría más tarde en la historia del cristianismo, con sus aureolas y todo. Es muy claro que Pablo sabía que la actitud de admitir sus fallos y sus puntos débiles daría como resultado las oraciones de los demás por él, y la intervención de la gracia y el poder de Dios. Pablo nos enseña la verdad de que todos tenemos debilidades. ¿Qué haremos, declarar que no las tenemos? ¿Nos desesperaremos como los demás mortales? ¡No! Debemos presentarnos delante de Dios como lo que somos: cristianos en construcción hacia lo que debemos ser en Cristo. Puede ser que nuestro pecado sea grande; ¡la gracia de Dios es tan grande como Él!; no importa el tamaño de nuestro sufrimiento, de nuestra prueba, y de nuestro “aguijón”, lo que sí importa es ¡lo grande de nuestro Dios! Como lo expresa la poeta Annie Flint en su famoso himno Su gracia es mayor, que dice así:
Su gracia es mayor, si las cargas aumentan
su fuerza es mayor, si la prueba es más cruel
si es grande la lucha, mayor es su gracia
si más son las penas, mayor es su paz.
Su amor no termina, su gracia no acaba,
un límite no hay al poder de Jesús;
pues de sus inmensas riquezas en gloria,
abundan sus dones, abunda su amor.
Si nuestros recursos se han agotado,
y fuerzas nos faltan para continuar,
si al punto ya estamos de desanimarnos,
la hora ha llegado en que Dios obrará.
Oración:
Amantísimo Padre:
Tu gracia es un poder misterioso e indefinible. Te arremangaste y desnudaste tu brazo para alcanzarme. No existe nada que me pueda separar de tu gracia, de tu amor y perdón. No abusaré de tu gracia porque no es barata, a ti te costó tu Hijo, y al Hijo le costó su muerte. Hoy te pido fuerzas para continuar sirviéndote, a pesar de las pruebas y sufrimientos, pero con mi corazón lleno de gratitud. En el nombre  de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Todo prueba o sufrimiento en el hijo de Dios, solamente es una oportunidad para que Dios obre. Su gracia es mayor.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

lunes, 25 de mayo de 2015

La gran cosecha

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Juan 4:35-42
¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Mateo 4:35 (RV60)

Una jovencita de 16 años llegó a un pueblito al frente de su equipo de la Marcha Evangelizadora de ese año, el desafío era grande porque allí no teníamos “testimonio bautista”. Dios tenía para aquel equipo una gran cosecha, más de cuarenta personas aceptaron al Señor y también recibieron las lecciones de discipulado. Los integrantes del equipo regresaron a sus lugares de origen, pero aquella jovencita se quedó liderando al grupo de nuevos creyentes que se reunían debajo de un árbol de mango. Un hombre que tenía un depósito desocupado, al verlos reunirse allí, los invitó a que se reunieran en el lugar que les estaba ofreciendo. Así surge una nueva iglesia.
En otra ocasión, tres evangelizadores llegaron a Maracaibo, la segunda ciudad, al occidente de Venezuela, y en ese equipo está un famoso pianista; salen a evangelizar y llegan a un edificio, empiezan a tocar puerta por puerta, de repente de un apartamento se escucha una música clásica a todo volumen; el pianista evangelizador dice: “¡Allí tiene que vivir un músico, déjenme a mí compartir el evangelio!”. Tocan y tocan pero nadie responde; el jefe del equipo le dice al músico, “sigamos, tal vez el dueño de la casa está durmiendo”…, pero el pianista dice: “¡Eso es extraño!” Y volvió a insistir. Por fin, un hombre sale y los invita a pasar, el hombre dice: “¿Saben algo?, soy músico pero había resuelto poner fin  a mi vida…”. De allí en adelante el pianista tomó la palabra y al poco rato, los tres hombres se arrodillaron porque aquel hombre “había pasado de muerte a vida”.
Estamos en Fort Lauderdale en Florida, un grupo de amados hermanos viajaron desde Venezuela a Estados Unidos; son evangelizadores. Reciben una semana de adiestramiento y luego van casa por casa, en una ciudad del país en el que se supone, la gran mayoría de sus habitantes son cristianos nacidos de nuevo, pero no es así. Muchos estadounidenses son cristianos religiosos que necesitan a JESÚS; lo que pudieran ser obstáculos, el sol fuerte y el idioma inglés, son vencidos, y al final del evento, un mes después, sesenta personas forman una nueva iglesia.
Igualmente, en otra ciudad norteamericana, Toronto en Canadá, tres jóvenes llegan a visitar a un joven chileno-canadiense, él es un destacado jugador de fútbol, pero al mismo tiempo, la violencia que domina en su barrio, lo hicieron convertir en una fiera de las peleas callejeras y en los estadios. Uno de los jóvenes evangelizadores toma la palabra, le expone el plan de salvación, y el evangelizado acepta el regalo de la vida eterna en JESÚS. El joven nuevo convertido al Evangelio empieza compartir su nueva fe con los que le rodean, impacta a sus familiares, a sus amigos y conocidos; por su testimonio, más de una veintena de personas vienen a la vida eterna en ese primer año de convertido. Actualmente aquel hombre, conjuntamente con su esposa e hijos, son misioneros en España. Son la primera pareja hispana que salen enviados desde Canada.
¿Qué tienen todas las historias en común? Pues, que no importa el evangelizador -Dios lo usará de todas maneras-, no importa el país, el barrio, el idioma, el nivel social y económico, el sistema político o cultural, lo que sí importa es obedecer a JESÚS, predicar su Evangelio, porque alguna persona estará lista esperando por alguien que le lleve el Mensaje de Salvación. Sea quien sea esa persona que esté por convertirse al Evangelio, nos ayudará a cambiar al mundo, porque una gran cosecha nos espera.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Tu nombre es digno de ser alabado por tus hijos en toda la tierra. Hazme aprender que la evangelización es la mejor forma de invertir nuestra vida en otros; que como la mujer samaritana, tenga yo esa pasión evangelizadora, capaz de hacerme buscar a otros con tu mensaje. Ayúdame a sembrar, a cultivar y a cosechar para tu honra y gloria. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Evangelizar es una cruz clavada en el alma del evangelizador y ésta lo obliga, por amor a su prójimo y en obediencia, a ir a la zona incómoda.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo? 



viernes, 15 de mayo de 2015

Evangelizar: el mejor regalo a la patria

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Jeremías 31:17-26
Se vislumbra esperanza en tu futuro: tus hijos volverán a su patria —afirma el Señor—. Jeremías 31:17 (NVI)

El ser humano necesita una patria para sentirse completo en esta tierra. Patria deriva del latín "patria", familia o clan, "patris", tierra paterna, "pater", padre. La patria es la tierra natal o adoptiva formada como nación a la que sentimos amar por vínculos familiares, jurídicos, históricos y afectivos. Patria es el recuerdo enmarcado de una época anterior que se remonta a la infancia. Patria es cabalgar en esta tierra llevando muy dentro de nosotros, todo aquello que nos dio un motivo primario para vivir. Allí contemplamos a nuestros padres, hermanos, los abuelos y demás familiares y amigos; patria es  el olor de la comida en las distintas estaciones del año, es la música cuyas notas se grabaron en nosotros para siempre; patria es la honra a los símbolos nacionales: el himno, el escudo y la bandera. La patria es la geografía que llevamos grabadas muy dentro de nosotros: las montañas, los ríos, el mar, los llanos, los pueblos y las ciudades; patria es nuestra cultura, y esa forma de hablar tan natural en que nosotros mismos no sentimos el acento particular que nos une, hasta no estar lejos de esa patria en que nacimos. La patria nos dice algo porque nos recuerda otra realidad, algo que nos fascinó en otro tiempo, que puso fuego en nuestro corazón, que irrumpió en nosotros desde el cielo cuando determinó que naciéramos allí.
Patria es el reconocimiento a nuestros héroes nacionales. Aquellos que lucharon, entregaron sus fortunas y regaron el suelo patrio con su sangre para darnos una nación libre, independiente y soberana. Patria también son aquellos hombres y mujeres que luchan en silencio para darnos un presente y un futuro mejor: los científicos, los literatos, los poetas, los deportistas, los maestros y profesores que moldean el carácter de nuestros hijos y nietos al sembrar en ellos valores del espíritu.
Lamentablemente, el significado de patria suele estar unido a connotaciones, políticas, ideológicas que degradan el verdadero sentido de la patria, reduciéndolo a manipulaciones demagógicas y el uso propagandístico con fines únicamente utilitarios para llenar las ambiciones del poder de turno. Así ocurría también en los días del profeta Jeremías. Los israelitas fueron dominados y sometidos a una tiranía que los llevó fuera de la patria. ¿Todo estaba perdido para los cautivos? No. Dios tenía un mensaje para ellos: Se vislumbra esperanza en tu futuro: tus hijos volverán a su patria —afirma el Señor—. ¡Que nadie nos quite el sueño de una patria nueva y que luchemos por ella siendo mejores ciudadanos!
Por encima de todo, patria es gente. Gente que viene y va, gente que nace y muere, gente que es: espíritu, alma y cuerpo. Además de todas las carencias materiales, sociales, culturales, necesita saber las buenas noticias de salvación en JESÚS: Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6) Así como nacimos en una nación y somos ciudadanos de ese país. Necesitamos nacer como ciudadanos de la patria celestial:Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad” (Hebreos 11:16) ¡Esa ciudad es la Nueva Jerusalén! Allí JESÚS, está preparando un lugar para nosotros (Juan 14:1-3). Al principio de mi ministerio al finalizar una carta, antes de la firma, ponía este mensaje: Hagamos que nuestra patria, esté allí:Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.” (Apocalipsis 21:24, RV60). ¡El cielo no es cielo sin patria! Debemos esforzarnos en la gracia del Señor, y plantar a Jesucristo en el corazón de nuestros compatriotas, y llevárnoslos al cielo con nosotros. Por eso creo que evangelizar es el mejor regalo a nuestra patria.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Mi corazón viene lleno de gratitud delante de ti por haberme permitido conocer y estimar el lugar en donde nací y en donde vivo; sin embargo, aquí no está mi verdadera patria. Soy un extranjero en este mundo que va de paso, hacia la patria que tú me tienes en el cielo. Ayúdame a proclamar en un mundo perdido, Tu amor y salvación, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Dios es Creador de los países y naciones. Hagamos que nuestra patria vuelva a Él.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo? 

jueves, 14 de mayo de 2015

Evangelizar: el mejor regalo al reino de Dios

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Marcos 1:14,15.
Diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Marcos 1:15

El reino de Dios fue planeado desde antes de que el mundo fuese:y de hacer entender a todos la realización del plan de Dios, el misterio que desde los tiempos eternos se mantuvo oculto en Dios, creador de todas las cosas. El fin de todo esto es que la sabiduría de Dios, en toda su diversidad, se dé a conocer ahora, por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en las regiones celestiales, conforme a su eterno propósito realizado en Cristo Jesús nuestro Señor”. (Efesios 3:9-11 NVI) El tiempo de Dios dice el término griego que no se mide por nuestro reloj ni nuestro calendario, el reino de Dios se encarnó en JESÚS. A este reino pertenecen todos los hijos de Dios, los nacidos de nuevo. Porque a este Reino se nace por el arrepentimiento y la fe del futuro ciudadano del reino que pone en JESÚS, toda su esperanza y confianza para la salvación eterna. JESÚS vino a devolver el reino a Dios, que es Su Dueño, y que estaba bajo el dominio de Satanás desde la caída en desobediencia de Adán y Eva.
Cuando Juan el Bautista le manda a preguntar con sus discípulos: “¿Eres tú aquel que había de venir, o esperamos otro? JESÚS, les mostró el poder de Su reino: “Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas”. (Mateo 11:4-5 NVI) Pero la máxima demostración de Su poder se encuentra en Su muerte y en Su resurrección.
El reino de Dios fue parte del mensaje que predicaron Sus primeros discípulos: “Señalaron un día para reunirse con Pablo, y acudieron en mayor número a la casa donde estaba alojado. Desde la mañana hasta la tarde estuvo explicándoles y testificándoles acerca del reino de Dios y tratando de convencerlos respecto a Jesús, partiendo de la ley de Moisés y de los profetas”. (Hechos 28:23 NVI)
De esta manera el reino de Dios es tanto una realidad pasada como presente y futura. Al final de la historia como la conocemos hoy, Dios tendrá a Su lado dos clases de seres: los ángeles y los seres humanos que compondrán Su familia por toda la eternidad.  Los seres humanos, que obtuvieron por fe en la Palabra y la obra del Espíritu Santo, y el arrepentimiento de sus pecados, el nuevo nacimiento, y por ello la entrada al reino, morarán eternamente con JESÚS en Su reino  que es la manifestación final de Su soberanía y de Su justicia. Es indispensable nacer de nuevo por la fe en el SEÑOR del reino, JESÚS: “El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3.18) Como lo sabemos, este “creer” no es algo meramente intelectual, en realidad la palabra quiere decir “depositar únicamente en JESÚS nuestra confianza para la salvación eterna”: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6)
¿Cuál es el mensaje de la Biblia? “A través de Cristo, Dios en su gracia está edificando un reino de personas redimidas, para gozo de ellas y para la gloria de Él” (Kendel  Easley) Como lo han hecho los hombres y mujeres nacidos de nuevo a través de los siglos, debemos llevar el mensaje de la salvación, el mensaje del reino,  porque evangelizar es el mejor regalo que le hacemos al reino de Dios.
Oración:
Amado Padre Celestial:
A ti sea la gloria en la iglesia y en tu reino en JESÚS por todas las edades. Te agradezco tu revelación a los seres humanos a través de la Biblia, tu Palabra santa y por haber enviado a tu único Hijo JESÚS para levantar un pueblo que morará contigo para siempre. Ayúdame a ser parte del alcance de los seres humanos con amor y la eficacia conforme a tu plan, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Las iglesias son agencias del reino de Dios, en cada lugar en donde se planta una; la iglesia es el hogar  y la  familia de los ciudadanos del reino que se congregan en el nombre de JESÚS.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


miércoles, 13 de mayo de 2015

Mi Comandante Nazareno

Francisco Aular      
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Mateo 28:16-20
Ustedes vayan y hagan más discípulos míos en todos los países de la tierra. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Enséñenles a obedecer todo lo que yo les he enseñado. Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo. Mateo 28:19-20 (LBLA)

¡Mi Comandante Nazareno, pido permiso para hablar con Usted!
¡Amado JESÚS!, mi Comandante Nazareno, hoy me presento delante de usted, como hace 52 años, en aquella tarde de un jueves santo en que lo conocí. Yo era entonces un jovencito de 17 años atraído por la vanidad de la vida, pero a través de su santa Palabra usted me dijo: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Le obedecí, y aquella inolvidable tarde usted me aceptó como su hijo (Juan 1:12). Me acuerdo que usted me dijo: Si ustedes les dicen a otros que son mis seguidores, yo le diré a mi Padre que está en el cielo, que sí lo son. Pero si ustedes dicen a la gente que no son mis seguidores, yo también le diré a mi Padre que no lo son” (Mateo 10:32-33 LBLA).
Pues bien, ¿sabe mi Comandante que desde ese día usted me hizo parte de su ejército, y me enlisté con el grado de soldado raso? Allí sigo. Mi dedicación a usted y la proclamación de sus verdades es total. ¡No me avergüenzo de ser un apasionado por usted y su glorioso evangelio desde aquella tarde! Mi único propósito en la vida es vivir para la gloria suya y de nadie más. Usted entonces, me comisionó para que en su Nombre fuese por varios países de la tierra. Le obedecí. Usted mi Comandante, ha viajado conmigo; su influencia la he hecho sentir en muchas partes, he puesto mi granito de arena en la extensión de su reino; hoy más de una tercera parte de la población mundial profesa seguirlo; hoy más de cien mil personas llegan ante usted diariamente confesándolo como Señor y salvador, ¡eso es grande!; hoy sus palabras traen consuelo a millones de hombres, mujeres y niños en todo el mundo; hoy sus milagros y sus hechos corren de boca en boca y de corazón a corazón; hoy sus enseñanzas y su ejemplo de amor y perdón son las armas pacíficas que sus soldados levantamos en su Nombre; todavía yo me recuerdo cuando en 1961 los Beatles dijeron que ellos eran mas famosos que usted, sin embargo, la juventud de hoy va en pos de otros artistas y ya los olvidaron, pero usted sigue cautivando las vidas y corazones de millones de jóvenes; los poetas, compositores y cantantes, se inspiran en usted y salen a la conquista de las multitudes en su Nombre; hoy los enfermos y los desechados por la medicina acuden a usted en oración, y usted en su soberanía, los sana. ¡Bendito sea usted por los siglos de los siglos!
Por otra parte, mi amado JESÚS, mi Comandante Nazareno, vengo a decirle que ya no soy un muchacho de 17 años, yo he cambiado de aspecto, pero usted, hoy como ayer, sigue siendo el mismo. Le pido un favor, aquí le traigo el arado que usted me dio aquel día, está oxidado por mi sudor y mis lágrimas, vengo a pedirle que me lo renueve; porque sigo como soldado suyo en su ejército mundial; mientras usted no venga por los suyos para llevarlos al cielo o me prolongue la vida, me quedan muchos países por recorrer, millones por evangelizar, muchas personas por bautizar y muchísimos otros para enseñarlos a obedecer a usted como nuestro Comandante Nazareno; sí, lo sé, usted lo dijo y me lo ha demostrado en estas cinco décadas en su ejército: ¡Usted va conmigo, no voy solo! ¡Usted es real y estoy convencido de que es la única esperanza para este mundo convulsionado!
¡Mi Comandante, pido permiso para retirarme, voy al cumplimento de Su Gran Comisión en este día! ¡Bendito sea usted mi amado Comandante JESÚS Nazareno!
Oración:
Amantísimo Padre Celestial: Gracias por enviar a tu Hijo para rescatarnos, comprarnos un lugar en el cielo; como nuestro pariente redentor y además, ser quien intercede por nosotros delante de ti. Dame fuerzas para seguir siendo un soldado de su ejército mundial. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Servirle a JESÚS no es opcional, o Él es nuestro único y suficiente Comandante y Señor, o seguimos a otro.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo? 

martes, 12 de mayo de 2015

¡Levántate y triunfa!

Francisco Aular
Lectura devocional: Hebreos 11:26-40
…porque tenía puesta la mirada en el galardón. Hebreos 11:26

Tal vez ustedes se recuerdan del maratonista brasileño Vanderlei de Lima, quien participó en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, en donde su espíritu olímpico, su voluntad indoblegable  y su mirada que tenía centradas en ganar una medalla para su país Brasil, pudieron más que el obstáculo que se le interpuso en su camino.
En efecto, cuando ya era prácticamente el ganador de la medalla de oro, porque lideraba el maratón, en el kilómetro 36 fue enfrentado y empujado por un loco religioso -se trataba del ex sacerdote irlandés Cornelius Horan-, Vanderlei cayó al piso… se puso de pie, y en ello perdió valiosos segundos, intentando zafarse de aquel hombre. Ayudado por el público, logró ponerse de nuevo en la carrera, retornando a la pista atlética, y logrando el tercer lugar del maratón, con los brazos en alto y una gran sonrisa. El público se puso en pie en el estadio Parathinaikós para aplaudir la hazaña de aquel hombre. Obtuvo la medalla de bronce. Las declaraciones de este deportista y su actitud son un ejemplo de humildad y deportividad para el resto de nosotros: No le guardo rencor al agresor. Me entrené durante cuatro años para conseguir el sueño de ganar una medalla y, gracias a Dios, lo he conseguido. Me siento realizado como atleta. Otra frase de este hombre nos inspira y desafía: Mi alegría es mayor que mi tristeza. El Comité Olímpico, lo honró con la medalla Pierre de Coubertin por su esfuerzo en sobreponerse a las circunstancias, por su valor y espíritu olímpico.
Muy a menudo, en la Biblia los símiles que comparan la vida cristiana con las competencias deportivas son utilizados por los diversos escritores de la Palabra de Dios inspirados por el Espíritu Santo. El autor de Hebreos hace alusión al boxeo, a la lucha, la carrera y al premio que se le otorgará a los triunfadores. Debemos aclarar que la salvación no es un premio, es un regalo: Dios nos regala la vida eterna por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor. Romanos 6:23b, LBLA, usted dirá: “Teniendo la salvación lo tengo todo”, asimismo pensaba yo por muchos años en mi vida como cristiano nacido de nuevo, sin embargo, la Biblia nos dice que esta vida temporal que tenemos después de conocer a JESÚS es tan solo un ensayo de la verdadera vida que nos espera en el cielo. Por nada del mundo debemos desviarnos del verdadero propósito que Dios tuvo al salvarnos, el cual es que le sirvamos con todo lo que somos y tenemos en la propagación de su Reino, y después, al final de esta vida habrá un momento para la gran premiación. Como en los juegos olímpicos subiremos a la tarima, entre los vítores de la Iglesia del Señor y las loas de los seres angelicales. Los creyentes serán juzgados por la obra que hicieron en este mundo, y serán premiados. Allí se nos impondrán coronas: La Biblia nos habla de cinco clases de coronas que el SEÑOR JESÚS les dará a sus fieles, a los que han evangelizado a otros; a los que murieron por Él; la corona de los fieles y sus servidores de toda una vida terrenal; una corona a los que “han apacentado la grey de Dios”; y una corona a los que aman y esperan su venida.
Participar en los Juegos Olímpicos, como la Vida Cristiana es mucho más que ganar medallas, premios o galardones, sin embargo, nosotros debemos esforzarnos en la gracia de Dios y “poner la mirada en el galardón”. No tengamos dudas, Aquel que corrió el Maratón por nosotros, desde el cielo a la tierra, JESÚS, sabe de los obstáculos que se nos han presentado en nuestra carrera, conoce nuestras caídas y levantadas por los empujones de nuestros enemigos. ¡Nos nos quedemos postrados, levantémonos y pongamos nuestras miradas en JESÚS! ¡Sigamos corriendo nuestra carrera cristiana hasta la meta! Vivimos en un mundo injusto que no tiene arreglo. ¡Nadie se detiene a arreglar los muebles de la sala cuando la casa está en fuego! ¡JESÚS es la única respuesta al problema humano! Por encima de todo, debemos mantener nuestra mirada en Él y su galardón que nos espera; no pierdas la concentración: ¡Vuelve a la pista que nos falta muy poco para cruzar la meta! ¡Levántate y triunfa!
Oración:
Mi Dios y Rey:
¡Grande eres y digno de ser alabado! ¡Tanta es tu grandeza que nos es imposible comprenderla en toda su magnitud! Gracias por regalarnos una salvación tan grande, segura y eterna. Hazme consciente de que no debo tener tu salvación en poco, y además de todo esto, la esperanza de la resurrección y tu galardón cuando cruce la meta. Si acaso, yo llegara a ganar alguno, lo pongo a tus pies por ayudarme a esforzarme en tu gracia; te serviré como tu esclavo por toda la eternidad. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy
Eres un triunfador en el reino de Dios si logras mantener tu mirada en JESÚS a pesar de los obstáculos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?

¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?