Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Judas:1-25
Queridos
hermanos, he deseado intensamente escribirles acerca de la salvación que
tenemos en común, y ahora siento la necesidad de hacerlo para rogarles que
sigan luchando vigorosamente por la fe encomendada una vez por todas a los
santos. Judas 3 (NVI)
Se cuenta que hace muchos años
en Madrid, cuando el carbón era la fuente principal de energía para calentar
las casas en el invierno, llegó un carbonero evangélico para llevar su reparto
a una familia. En la hora de almuerzo y descanso, aquel hombre piadoso, sacó su
Biblia y se puso a leerla. En eso, la señora del lugar le preguntó: “Buen
hombre, ¿cuál es su creencia? -el hombre respondió-, bueno, yo creo en lo que
cree mi iglesia. Y bien -continúo la mujer-, ¿qué es lo que cree su iglesia? El
buen creyente respondió, mi iglesia cree en lo que yo creo. ¡Muy bien, muy
bien!, exclamó la mujer un poco impaciente, y, ¿en qué creen usted y su
iglesia?, en tono de una profunda convicción, el hombre respondió, ¡mi iglesia
y yo, creemos exactamente lo mismo!”.
Es muy importante conocer lo
que nos dice la Biblia y luego saber transmitirlo a los demás. Porque como dice
un antiguo himno evangélico: /Santa Biblia, para mí, eres un tesoro aquí/ Tú
contienes con verdad la divina voluntad: /Tú me dice lo que soy, de quien vine
y a quien voy/. Si Dios es Dios no podía dejar en manos de cualquier pensador
humano, por brillante que fuera, un asunto tan vital para el ser humano como lo
es la salvación del alma. Tendría que habernos dejado algo objetivo sobre una
propuesta tan subjetiva como la salvación, y en efecto, lo hizo, nos dejó la
Biblia. La Sagrada Escritura es el mapa para llevarnos a Dios. Es necesario ir
al sagrado Libro, leerlo, oírlo, estudiarlo, memorizarlo, meditarlo, y por
sobre todo, aplicarlo a nuestras vidas.
Hoy en día, lamentablemente,
muchas personas sufren de analfabetismo bíblico. Hay una gran confusión, hasta
entre los mismos cristianos, sobre las fuentes de nuestras creencias.
Pues bien, debemos saber que
algunos seres humanos buscan dentro de sí mismos, a través del intelecto, el
razonamiento y las emociones su razón de ser en este mundo. Su lema es: “Si lo
razono lógicamente, lo creo…”, en esta tipo de creencia el ser humano determina,
por su capacidad de decidir, lo que es correcto o equivocado, lo que es bueno o
malo y así sucesivamente. Dios, después de crear al ser humano, le aconsejó que
se dejara dirigir por Él. Puso lejos del hombre el “árbol del conocimiento del
bien y del mal”. El ser humano dirigido por Dios, no tiene que decidir lo que
es bueno o malo, sino que Dios en su corazón lo dirige todo. Pero el ser humano
desobedeció en el Edén, y quiso el ser creado convertirse en el Creador. ¡Esa
es nuestra lucha como seres humanos hasta hoy! La caída del ser humano de aquel
estado de gracia es la que todavía habita en el corazón de los hombres y
mujeres de nuestros días: “¡Dios déjame que yo dirija mi propia vida!” El
resultado de esta autonomía y autosuficiencia del ser humano está a la vista.
Judas, es escritor de una
corta pero brillante carta apologética del primer siglo tuvo en mente:
“defender la fe apostólica contra las falsas enseñanzas que estaban surgiendo
en las iglesias”. Se nos exhorta a los cristianos nacidos de nuevo a, Biblia
en mano y de persona a persona, luchar “vigorosamente
por la fe encomendada una vez por todas a los santos” es decir, las
verdades básicas de la fe que se nos dio de, “una vez por todas a los santos”,
así que, huya de toda creencia en la cual se presente como fundamento un libro
escrito por un “profeta”, “apóstol” o “maestro”, un “nuevo descubrimiento”
teológico por la Biblia. ¡No! La Biblia es la única fuente verdadera de nuestra fe y práctica y se
nos dio de “una vez por todas”. ¡Agárrese duro de ella, aprenda a compartir sus
enseñanzas, sus valores, y vívalos! Eso es suficiente. Sí, es muy importante lo
que creemos porque determina nuestro destino eterno y nuestra misión
histórica temporal en esta tierra.
Oración:
Amado Padre
Celestial:
¡Alabado
seas por tu Plan en el cual los seres humanos estaremos a tu lado por la
eternidad en la Nueva Jerusalén!, la bella ciudad que estás diseñando para
nosotros. El ser humano no es una mosca girando en este basto universo, sino un
ser creado a tu imagen y semejanza, para lo santo, lo grande y lo eterno.
Ayúdame a vivir para tu honra y gloria guiándome por tu Palabra, en el nombre
de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Teniendo
la Biblia como brújula y al Espíritu Santo como Capitán, la llegada al puerto
está asegurada.
Interacción:
¿Qué me dice Dios
hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa
a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección
por aprender?
¿Existe una
bendición para disfrutar?
¿Existe un
mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a
evitar?
¿Existe un nuevo
pensamiento para llevarlo conmigo?
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