Francisco Aular
El Señor te bendiga y te guarde; el Señor te mire con agrado y te extienda su amor; el Señor te muestre su favor y te conceda la paz. Números 6:24-26 (LBLA)
Una mujer entre la cuarenta y cincuenta años, viene a mi consulta. Es una profesional. Su sufrimiento es evidente, el hogar roto, lo hijos adolescentes que la preocupan, y la situación económica que no la deja levantar cabeza, éstas, y otras cosas más son las que la inquietan. Me doy cuenta que la señora tiene mucho conocimiento religioso, pero ignora por completo lo que dice la Palabra de Dios en cuanto a la salvación eterna. La escucho con mucho cuidado y simpatía, después, reviso con ella la Palabra de Dios, de vez en cuando me interrumpe sólo para decirme: “¡Increíble pastor, ése es mi caso!”, o eleva la voz para decir: “¡Yo no sabía que eso estaba en la Biblia!”. Al finalizar, me agradece el tiempo que le he dedicado, y estrechándome la mano me dice: “¡Creo que Dios ha permitido mi sufrimiento para tener la bendición de llegar a conocerlo a usted y al SEÑOR!
El texto de nuestro devocional hoy consta de 29 palabras, y en él se usa tres veces el sagrado vocablo SEÑOR, para referirse al Dios Todopoderoso. Esta es la bendición del sacerdote sobre el pueblo de Dios y abarca tres aspectos: “El SEÑOR te bendiga”. Es la protección de Dios en lo individual para todos aquellos que lo buscan. Luego sigue: “El SEÑOR te mire con agrado y te extienda su amor”. Es la gracia de Dios en acción sobre el pecador. Luego concluye: “El Señor te muestre su favor y te conceda la paz”. Esta no es la paz que buscan los hombres de un lado a otro en estos días en la tierra. El concepto aquí es la bendición de Dios de manera completa y total sobre el ser humano, y que hace que la paz de Dios no llegue a sus hijos después de la tormenta, sino, que en medio de la tormenta no se desespera, y descansa únicamente en Dios para su sostén al pasar por las pruebas y el sufrimiento.
Felizmente, Dios es amor y podemos pedir la protección divina para nosotros y para nuestros familiares. Podemos estar seguros de que Dios es capaz de cuidarlos y llenarlos de su favor, iluminarlos con su luz protectora y darles esa paz tan necesaria en un mundo lleno de violencia, de guerra y de muerte.
El profeta Isaías expresa la confianza que cada uno de nosotros puede hacer suya: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).
Oración:
SEÑOR, te ruego bendigas a mi familia, a mis parientes, a mis amigos; a mis compañeros de trabajo, vecinos y conocidos. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
El SEÑOR nos bendice para que nosotros podamos bendecir a otros.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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