SELECCIONES
Perlas del Alma
Francisco Aular
faular@hotmail.com
JUEVES, 10 de abril de 2025
Lectura devocional: Marcos 11:1-11
Trajeron el pollino a Jesús, echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino. Los que iban delante y los que venían detrás gritaban, diciendo:
—¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
Marcos 11:7-9 (RV 1995)
LOS ACONTECIMIENTOS DE LA última semana de JESÚS, son demasiado grandes y aleccionadores para que se nos olviden. Es una ofrenda de gratitud al mismo SEÑOR, dedicarles una semana especial al año. En verdad, ya saben que este su servidor, antes de venir a CRISTO, la religión infundió en mí, esas Siete Palabras en la Cruz. ¡Gracias al SEÑOR! Que cuando me convertí mis amados que fueron mis consejeros también hacías énfasis en la llamada Semana Santa. Así que hoy, les contaré: Cómo celebré mi primera y verdadera Semana Santa en el SEÑOR. Allá voy…
Aquella fue una Semana Santa fabulosa. La fecha fue del 22-29 de marzo de 1964. Era mi primera Semana Santa, en el Evangelio y demás estaría decirles la felicidad que me embargaba. Mi gran hermano y mentor Adonis Rodríguez, me invitó a su pueblo natal: Mene de Mauroa en el Edo. Falcón. Conocer aquella pequeña ciudad rural y petrolera, me encantó. El misionero estadounidense que DIOS había usado para traer a los pies de CRISTO al joven Luis Magín Álvarez Durán, se llamaba Juan Canaway. Luego Magín, trajo al Evangelio al mencionado Adonis Rodríguez, y fue Adonis el que invitó a la iglesia. Por cierto, el 1 de marzo de aquel año mi pastor Carlos Clark me había bautizado, tres semanas antes de mi viaje a Falcón.
Igualmente, el hermano Canaway, hablaba muy bien el español, y andar en su todoterreno (Jeep) por aquellos campos misioneros, me marcaron. En la obra nueva que el misionero Canaway estaba plantando iban a celebrar el Culto de las Siete Palabras que JESÚS pronunció en la Cruz.
El martes por la mañana, el hermano Juan Canaway, nos visitó en la casa de Adonis. La mamá de Adonis y sus hermanas salieron a recibirlo. Aquella visita pastoral era para Adonis y para mí. “_Muchachos, les tengo una tarea- luego explicó: “_es por las noches quiero invitarles a que vayan conmigo por los campos misioneros, les he escuchado cantar las canciones rancheras de los Hermanos Alvarado”. (Yo había comprado un disco de larga duración de los Alvarado, de tanto escucharlo, me sabía las canciones de memoria, y con Adonis hicimos un dúo ranchero).
A los hermanos de los campos de Falcón, les encantaba la música. Pero eso no era todo, también nos dijo: “_El próximo viernes, tendremos siete predicadores predicando sobre las Siete Palabras. Continuó: “_Me faltaban dos predicadores y el SEÑOR me ha indicado, -dijo riéndose- que, ¡son ustedes! Acto seguido, asignó una Palabra a Adonis… Luego, mirándome fijamente: me asignó la tercera Palabra: “¡Mujer, he ahí tu hijo! He ahí tu madre” (Juan 19:26, 27).
¡El susto no pasó hasta la acción de gracias que dimos después del culto por la bendición de anunciar al Evangelio! Desde luego, en años anteriores yo había sido un católico romano, bien comprometido, y con toda la familia escuchábamos al Monseñor José María Pellín Chiquín, predicar las Siete Palabras.
Por consiguiente, desde aquel Viernes Santo 27 de marzo de 1964, en Mene de Mauroa, muy pocas veces he dejado de predicar, esas Siete Palabras en la Cruz. ¡Es el Evangelio en miniatura! Pablo dijo: “Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura”. (1 Corintios 1:23, RV 1995).
Debo afirmar que hubo un tiempo -recién convertido a la Vida Zoé- en que en las iglesias evangélicas en muchos lugares desde el Norte hasta el Sur, y desde el Este al Oeste. Todos los cristianos nacidos de nuevo sabíamos que nuestra prioridad el Viernes Santo era ir al templo de nuestra iglesia, y participar del Culto de las Siete Palabras -ciertamente, las tradiciones no salvan- pero dejan huellas en los que participan para seguir creciendo en el SEÑOR.
En verdad extraño, aquellas lecturas bíblicas, los himnos congregacionales, los coros especiales o como en lugares más humildes un dúo de nuevos creyentes, nerviosos como Adonis y yo, cantamos y predicamos. También me hacen falta las poesías y, sobre todo, la predicación del Sermón de las Siete Palabras.
Finalizo diciendo: ¡Todas esas Palabras son bíblicas: ¡Estaban allí cuando llegamos a la vida “BIOS”, y después a la Vida ZOÉ de nuestra fe y sé que seguirán allí! Oro al SEÑOR porque no se salte ninguna generación sin expositores que nos llevan al Monte y Calvario, y escuchemos otra vez: Las SIETE PALABRAS dicha por AQUEL PRÍNCIPE DE LOS PASTORES, predicadas desde Su púlpito de la Cruz. Él y sólo Él, es el CONQUISTADOR de nuestras almas: El SEÑOR JESÚS.
Como en aquel domingo antes de la Pasión y Muerte de JESÚS, digamos como el pueblo: —¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
CONQUISTADOR
Francisco Aular
¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en
el nombre del Señor!
(Marcos 11:9)
El Rey de reyes conquista
es SEÑOR de los señores
el pueblo le rinde honores
“¡Sálvanos! El pueblo grita.
El pollino no se encabrita
porque lleva al Salvador,
a él le cupo el honor
siendo un pollino salvaje.
¡Llevar en el homenaje
a JESÚS CONQUISTADOR!
¡Adelante, siempre adelante!
****
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios