Se cree que mil millones de personas vieron el rescate de los 33 mineros atrapados bajo toneladas de escombros de una mina de cobre y oro. Esta historia tuvo un final feliz. Pero sin duda, la actuación eficaz de muchísimos hombres hizo posible que los mineros enterrados a 700 metros bajo tierra ¡volvieran a la vida! En efecto, estoy seguro de que esta historia se repetirá de generación en generación.
Ahora bien, si esos hombres hubieran muerto aquel día 5 de agosto cuando miles de toneladas de rocas se les vinieron encima, ya los hubiéramos olvidado, pero al descubrir que estaban vivos, la esperanza de sacarlos de las profundidades reclamó un esfuerzo extraordinario de la ciencia minera, la tecnología y la mecánica, y por encima de todo, despertó nuestra fe en DIOS, primeramente, y en los hombres y los medios materiales que Él usaría para este gran rescate.
Nuestros corazones plenos del gozo del feliz rescate, también se llenan de admiración por la organización tan impecable de las autoridades chilenas, ellos pidieron ayuda, y les vino de muchos países que enviaron a sus científicos y a otros profesionales y especialistas para ayudar; igualmente, los medios masivos de comunicación hicieron su trabajo, el de llevar la noticia por todo el globo en libertad y sin impedimentos de ninguna clase; en Chile encontramos un pueblo unido y serio, que con la dirección de un gobierno responsable rescató a los mineros; tampoco podemos olvidar a ese cuerpo de rescatistas que se lanzaron en búsqueda de los mineros atrapados, emocionados pero sin perder en ningún momento la disciplina ni ningún detalle; a la verdad que seríamos muy mezquinos al no abrir nuestro pecho y gritar también un ¡Viva Chile! Como lo dijera el presidente Sebastián Piñera al final del rescate, “Dios nos ha permitido muchas pruebas este año”, y parafraseando a San Pablo señaló: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13).
La verdad sea dicha, Chile ha mostrado al mundo que una de sus más hermosas canciones tiene razón:
Ayúdeme usted compadre pa´gritar un viva Chile
La tierra de los zorzales y de los rojos copihues
Con su cordillera blanca… Pucha que es linda mi tierra
No hay otra que se la iguale aunque la busquen con vela
No hay otra que se la iguale aunque la busquen con vela
Chile, Chile mío como te querré. Que si por vos me pidieran la vida se la daré Chile. Chile lindo, lindo como un sol
Aquí mismito te dejo echo un copihue mi corazón (…)
Que canten con las guitarras hasta los sauces llorones.
Que en Chile no llora naiden porque hay puros corazones.
Que en Chile no llora naiden porque hay puros corazones…
Naturalmente que podemos ver mucho paralelismo y lecciones en este rescate de gran magnitud, y compararlas con el gran rescate que realizó el más extraordinario Rescatista de todos los tiempos, el SEÑOR JESÚS; Él también dejó la comodidad y seguridad del cielo para venir a buscarnos, y valoró en gran manera al ser humano, al decir: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Marcos 8:35-37); “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 8:45).
Además de todo esto, vimos que la puerta de la cápsula Fénix se abría para dejar pasar a los mineros uno por uno. Esto nos recuerda lo dicho por JESÚS: “Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:14). Anoche, al rescatar a los 33 de Chile, hubo alegría en toda la nación, y por supuesto, en el resto del mundo; igualmente JESÚS dijo: “Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente” (Lucas 15:10).
Ciertamente, nadie entrará al cielo como parte de un grupo por muy religioso que éste sea o por los muchos esfuerzos individuales que hagamos; los 33 de Chile estuvieron en el corazón de la tierra sin poder hacer nada para salvarse; toda la iniciativa y la ayuda les vino de arriba; igualmente, nosotros estamos perdidos y sin remedio, no podemos salvarnos a nosotros mismos, solo nuestro clamor y arrepentimiento hará que el cielo se abra en bendiciones para nosotros. ¡Es tu decisión! Haz conmigo la siguiente oración, si ésta expresa el deseo de tu corazón; y por favor, escríbeme para enviarte un material de atención espiritual, hoy mismo:
Oración:
SEÑOR JESÚS, te necesito. Sé que bajaste del cielo a rescatarme del poder del pecado. Me arrepiento de todos mis pecados. Te abro la puerta de mi vida a Ti que eres la única puerta que lleva a la salvación, y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por morir en la cruz por mis pecados y por darme la vida eterna que viene del cielo. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la persona que Tú quieres que sea. Amén.
Perla de hoy:
Las maravillas del rescate que hace JESÚS con la nueva vida de cada pecador que se arrepiente, revelan que DIOS está activo en Su plan de salvación eterno.
Interacción:
¿Qué te dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?
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