En mi primer pastorado conocí a un rico comerciante que trabajaba las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana... al frente de la caja registradora de su muy concurrido restaurant, cerca del templo de nuestra iglesia.
A este hombre, le hablé del evangelio una y otra vez, siempre me respondió: —“pastor me gustaría acompañarlo a su iglesia pero ya ve que soy un esclavo de este negocio…”. Este hombre no era de mal corazón, lo vi hacer el bien muchas veces. Solo tenía un problema: le gustaba contar y atesorar su riqueza. ¡Era su unico placer en la vida!
Hasta que su salud se deterioró y al descubrir que todo su dinero no podía comprarle su salud, no tuvo valor para enfrentar el sufrimiento que le venía encima y una noche, se suicidó.
La avaricia es probablemente la causa de muchos males del mundo moderno. La injusticia social que se le hace a los trabajadores en el mundo es la hija de la avaricia de los dueños de las fuentes de trabajo. No importa a quienes me pueda llevar por delante con tal de ver mi capital en aumento, parece ser el lema del avaro.
Esto hace que los obreros del mundo se unan y luchen por sus propios intereses. Sistemas antagónicos económicos han estado en pugna en toda la larga historia del ser humano en este planeta. Pero la verdadera justicia social no la veremos mientras que el corazón humano sea hecho de nuevo por el poder del Espiritu Santo. Porque cuando nosotros hacemos al dinero, nuestro esclavo es una bendicion, pero cuando el dinero es nuestro amo, es un problema.
Por otro lado, ¡qué bendicion para la obra del SEÑOR han sido, son y serán esos amados pudientes que tiene el don y el privilegio de ser dadores!
Creo que la bendicion mas grande de mi vida lo constituyó el haber conocido al SEÑOR en una iglesia que me enseñó a diezmar y dar para la obra misionera, cuando era un joven de dieciocho años. Porque diezmar y ofrendar cierran la puerta a la avaricia.
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE ETERNO:
Ayúdanos a saber que nuestra vida humana, aquí en la tierra se nos ha dado para conocer y experimentar la Vida Eterna en JESUCRISTO. ¡Ayúdanos a ser dadores de Tu gracia y misericordia con todo ser humano que nos acompañe en nuestro peregrinaje en nuestra generación! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Pídale al SEÑOR que le permita el privilegio de ser ante todo, un dador.
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