Entonces Tomás respondió y le dijo:
—¡Señor mío y Dios mío!
Jesús le dijo:
—Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron.
Juan 20:28,29 (RVR1995)
En Rusia, hace ya muchos años la gente en los días posteriores al domingo de resurrección, había una manera particular de saludarse la gente, diciendo: “¡CRISTO ha resucitado!”, y la respuesta al saludo era: “¡CRISTO ha resucitado verdaderamente!”. En los primeros días del comunismo, un hombre representante del Partido, llegó a un pueblo rural a las afueras de Moscú. Aquel hombre habló de una manera tan convincente contra el cristianismo que al final lanzó el desafío:
—“Si hay alguien que quisiera decir alguna cosa a favor de su religión, que hable. Parecía que no había ninguno que pudiera contradecir y confrontar al hombre. Todos se quedaron sentados. Finalmente, un humilde y conocido predicador de una aldea cercana, se levantó. El comunista retrocedió un poco y advirtió: —“Hombre le quedan cinco minutos”. El predicador dijo:
—“No necesitaré de los cinco minutos”. Caminó hacia la tarima y dijo a la gente:
—“¡CRISTO ha resucitado!” Hubo un momento de vacilación y silencio, pero luego, espontáneamente, a través de todo el salón se oyó la respuesta:
—“¡CRISTO ha resucitado verdaderamente!”
“¡CRISTO ha resucitado! Es el grito de victoria desde aquel domingo de resurrección en que unos discípulos desanimados y y temerosos, fueron sacudidos por aquel milagro de ver delante de ellos por cuarenta días al CRISTO resucitado con espíritu, alma y cuerpo glorificados. Aquellos hombres y mujeres que fueron testigos de aquella manifestación del Omnipotente DIOS, los iluminó y los llenó de poder del Espíritu Santo para llevar la Buena Noticia del Evangelio del Reino hasta la última frontera, y en eso andamos.
Luego de la Resurrección de JESÚS, los cristianos nacidos de nuevo, se lanzaron llenos de gozo y de valor para llevar esa Buena Nueva a todo aquel mundo conocido de tal manera que la gente que no pertenecía al pueblo de DIOS, exclamaban: “¡Estos que trastornan al mundo entero también han venido acá”… En efecto, nosotros los cristianos nacidos de nuevo, somos el resultado de aquel hecho que cambió la historia.
La confrotación de la resurrección no solamente, llegó de parte de los enemigos religiosos de JESÚS, también se destaca, la incredulidad de los romanos y la negación de los griegos. Sino también del desánimo de algunos de Sus discípulos. Uno de aquellos discípulos que no estaba presente cuando JESÚS, se presentó delante de de ellos, dice el apóstol Juan: “pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo (mellizo) no estaba con ellos cuando Jesús vino”. (V.24).
Tan pronto como pudieron los demás apóstoles le compartieron la gran noticia de la resurrección de JESÚS, al decirle: “Al Señor hemos visto”, pero Tomás respondió “si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.” (V.25). Juan nos confirma que “ocho días después, estaban otra vez, sus discípulos dentro, y con ellos Tomás”. Tomás estaba asombrado, diría para sí… ¡Es JESÚS! Luego, el SEÑOR, los saludó a todos…Dirigiéndose a Tomás, le dijo: “Pon aquí tu dedo y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo , sino creyente.” (V. 27)…
La confrontación con Tomás fue inevitable; pero DIOS tenía planes futuro con aquel gran discípulo de JESÚS. Tomás se humilló delante de JESÚS y compañeros del apostolado, y exclama: —“¡Señor mío, y Dios mío!”. ¡Gracias a Tomás, hoy en día, los incrédulos pueden ser confrontados y sacarlos de la duda!
En lo particular la exhortación del SEÑOR, me conmueve: “Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron”. (V.29). La verdad es una sola: ¡Somos bienaventurados los que no hemos creído en JESÚS, por vista física, sino por la vista del espíritu, nuestra fe!
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE ETERNO:
¡Gracias por confrontarme en medio de mis dudas y mis temores como lo hiciste con Tomas tu amado apóstol! SEÑOR Ayúdame a empinarse sobre la fe en tu Palabra, y el triunfo del Crucificado en la Resurrección. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Podemos soportar las pruebas de esta vida temporal debido a las promesas de la vida venidera que se encuentran en la Biblia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios