(4 de enero al 9 de febrero 2021)
Operación 6*3*9 en acción:
6:00 AM. Liderazgo pastoral y su familia
3:00 PM. (Hora de la muerte de JESÚS). Su
patria, sus gobernantes y los del mundo.
9:00 PM. La familia modelo de DIOS al crearla.
Perlas del alma
(Basado en el libro: La hora que cambia al mundo, Dick Eastman)
Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Mateo 7:7-11
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Mateo 7:7 (RV60)
“Hay algunas cosas que Dios no dará hasta que las queramos suficientemente como para pedirlas.”
E. Stanley Jones
“Pedir es la norma del reino. Es una regla que jamás será alterada en ningún caso. Si el Hijo real y divino de Dios no pudo ser exceptuado de la regla de pedir para tener, usted y yo no podemos esperar que se suavice la regla a nuestro favor.”
Carlos Spurgeon
Si usted es como yo, siguiendo el plan de la lectura de la Biblia en un año, habrá tenido ganas en algunos de esos años, de saltarse todos esos pasajes bíblicos de “genealogías interminables’’…Entonces, si las saltó, por ejemplo, los 500 nombres hasta el capítulo 4 de 1 Crónicas. Usted se perdió, la oración de Jabes:
“E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, ¡para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió”. (1 Crónicas 4:10, RV60).
He llegado a la conclusión que el mensaje de las genealogías -además del interés biográfico-, ¿De dónde vengo? y ¿A dónde voy?”. ¡Significa que, en el plan de DIOS, Él nos conoce de desde antes de la fundación del mundo! ¡DIOS conoce nuestro nombre aquí en la tierra y el nuevo que nos dará en el futuro! (Apocalipsis 2:17). Nosotros le importamos a DIOS y Él está pendiente de nosotros de tal manera que, como PADRE, misericordioso, nos desafía: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. (Mateo 7:7)
Es posible que usted me haya escuchado, el relato de una oración de petición que cambió la historia de nuestra Primera Marcha Evangelizadora, en Venezuela, agosto de 1977. ¡Prepárese, la oirá otra vez! Hubo un hombre ordinario que confiaba plenamente en un DIOS extraordinario. Se llamaba Jesús Bolívar (1921-1994), de Santa Cruz de Aragua.
Viajamos desde Maracay hasta Barquisimeto, en mi carro traía a mis dos compañeros de oración desde la Iglesia El Buen Pastor de Maracay: Francisca de Arias y Jesús Bolívar.
El lunes 17 y de agosto, amanecimos en el templo de la Primera Iglesia Bautista de Barquisimeto. Pasamos un tiempo de oración, y descubrimos nuestra realidad, los 25 jóvenes y los cuatro adultos, no teníamos dinero. Nos los habíamos comido, el día anterior. Dejamos a los jóvenes al cuidado del hermano Pablo Jorges y Francisca de Arias. Y nos fuimos el hermano Jesús Bolívar y yo a orar a las nueve de la mañana a la Plaza Bolívar de la ciudad. Es una plaza muy hermosa en forma de rotonda.
Las oraciones del hermano Bolívar, como la de mayoría de los nuevos convertidos era conversacional, hablaba con DIOS de manera familiar, y sobre todo, de manera específica. Ese día oró: “¡Señor necesitamos tres mil bolívares o nos quedamos varados aquí en Barquisimeto! ¡Mira SEÑOR, necesitamos esos tres bolívares para hoy! ... Al escucharlo y decir amén. Quise decirle, como su pastor y mi flamante título de licenciado en teología que…Pero El SEÑOR me detuvo. Fui tan incrédulo, que intenté ayudar al hermano Bolívar, y llamé a quien me pudiera prestar ese dinero –ironías de la vida- en aquel tiempo era dinero.
Sin embargo, mis diligencias por el dinero, nadie me respondió positivamente. Pero esa fe infantil de mi amado Bolívar me puso más nervioso, cuando le oír decirles a los muchachos hambrientos, al mediodía: “¡No se preocupen esta noche nos damos un banquete!… ¡Así las cosas, volvimos a la Plaza Bolívar porque era la hora de la oración por la evangelización de Venezuela y el Mundo!
Nos disponíamos a orar, cuando escuché una bocina de auto y miré, una mujer me llamaba mientras giraba lentamente, alredor de la plaza, y mostrándome un sobre blanco. Me acerqué y la reconocí, era una hermana de Maracaibo, viuda que yo la había conocido. Me dijo, “hermano Francisco, está mañana como a las nueve sentí el impulso de venir a traerle esta ofrendita de amor para ayudarle con la Marcha… No puedo detenerme porque tengo que ir a cerrar la oficina…” Nos despedimos.
El hermano Bolívar, me esperaba en el banco de la plaza. Le entregue el sobre, y él lo abrió… Me mostró, el cheque: ¡Perdonen, no puedo contar esto… sin que las lágrimas otra vez nublen mis ojos como aquel día inolvidable! ¡En el cheque a mi nombre, la amada hermana había puesto la misma cifra que Jesús Bolívar, había pedido en la oración de petición! ¡Tres mil bolívares! ¡La verdad que lo celebramos a todo pulmón!
Nos calmamos y sentamos otra vez, y el hermano Bolívar hundió la cara entre sus manos y oró: “¡Padre, gracias por oírme esta mañana cuando te oré en este mismo lugar!” … Y como lo había prometido el hermano Bolívar a los jóvenes ¡esa noche nos dimos un banquete en un restaurante, cercano!
Por mi parte, agradecí al SEÑOR que había honrado la fe del hermano Bolívar, al confiar totalmente en lo que DIOS le había dicho en su Palabra, y en la seguridad de esperar en Él; esa fe que poseen ciertos hombres y mujeres, que como el hermano Jesús Bolívar hacen que el cielo se abra en bendiciones sobre la tierra. Aquella fue tal vez la primera vez en ver esa fe de mi amado hermano, pero no sería la última. No es fe en la fe, sino en el DIOS Todopoderoso que nos dice una y otra vez: “Clama a mí, y yo te responderé; y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3).
El hermano Eastman, dice que una oración de petición tiene “cuatro claves, o principios”. 1. La petición tiene que ser específica: “Sé qué cosa le he pedido al PADRE, y espero la respuesta”. 2. Luego una oración deber ser completa “cuánto más específica y completa sea la petición, tanta mas fe genera cuando la presentamos ante DIOS”. 3. La petición debe ser sincera y sin egoísmo: “Debemos pedir con la humildad de un mendigo, buscar con el esmero de un siervo, y llamar con la confianza de un amigo”. 4. La petición debe ser sencilla: “La presentación de una petición debe ser suficientemente completa para edificar la fe, pero la expresión debe ser sencilla. La elocuencia no es necesaria para la oración eficaz”.
¡Pongámonos en marcha, con el séptimo paso: ¡La petición y cambiemos el mundo!
1. Comience esta parte de la oración pidiendo al Espíritu Santo a expresar sólo aquellas necesidades (no deseos) que honren de manera especial al SEÑOR.
2.Haga una lista mental de las necesidades específicas que usted tiene para ese día y presente cada necesidad a DIOS.
Oración:
PADRE JUSTO:
¡DIOS del cielo, me inclino delante de tu santo nombre! ¡Enséñame a pedirte como conviene a un hijo tuyo. Lleno de tu humildad, al hacerte como nosotros. ¡Gracias por oírme y responderme, me ha asegurado que sea tu voluntad y no la mía! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
El momento de petición en la oración, es el lenguaje del hijo de DIOS frente a sus necesidades.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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