Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura
devocional: Marcos 5:24-34
Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz,
y queda sana de tu azote. Marcos 5:34 (RV60)
Entre las
interrogantes que nos preocupan como seres humanos, se encuentran estas: ¿Por
qué debo sufrir tanto? ¿Porque el sufrimiento parece ensañarse conmigo? ¿Por
qué a mí Señor? ¿Dónde estás SEÑOR? Estas son algunas de las preguntas que con
frecuencia escuchamos de nuestros familiares, amigos y hasta de nosotros mismos
cuando pasamos por momentos o circunstancias difíciles. Desde luego, nadie lo
desea. Pero me adelanto en decirte, que el dolor es parte de nuestro diario
vivir, en el transcurso de nuestras vidas nos enfrentamos a las enfermedades,
problemas, ingratitudes, fracasos y lágrimas. Y con mucha frecuencia el ser
humano llega al punto en que siente que ya no tiene fuerzas para seguir
resistiendo. ¿Cuántas veces se habrá hecho estas preguntas, en doce años de
sufrimientos, la mujer de nuestro relato? El sufrimiento de ella, no era solamente
físico, sino también sicológico y espiritual. Ceremonialmente inmunda era
excluída de la adoración pública. En otras palabras era una marginada social.
Ella había agotado todos sus recursos para no padecer aquella penosa
enfermedad; pero el azote, seguía allí. Sin embargo, un rayo de esperanza
atravesó los nubarrones de su
sufrimiento y encendió su fe y así se abrió paso para un encuentro salvador y sanador
con JESÚS. ¡Cuán grato debio sonar la voz del SEÑOR en sus oídos!, cuando le
escuchó decir: “Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz, y queda sana de tu
azote”. (Marcos 5:34,RV60).
El
sufrimiento, por muy grande que sea para un cristiano nacido de nuevo, nunca
debe hacernos olvidar que somos hijos de DIOS. Es más el dolor puede hacer que
nosotros nos elevemos a un plano superior en nuestra relación con nuestro
Padre: “Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo,
el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los
restaurará y los hará fuertes, firmes y estables”. (1 Pedro 5:10). ¡JESÚS, vino
a sanarnos no solo físicamente, sino espiritual, y sus contemporáneos lo vieron
actuar como DIOS mismo! Porque ellos pedían señales para saber Quién era ÉL, y
DIOS les concedió, que lo vieran en acción: salvando, sanando y haciendo muchos
milagros.
Por otra
parte, la Iglesia del SEÑOR ha andado por más de dos mil años, a la par que
sanando y curando a los que sufren, predicando la importancia de la fe, no
solamente la fe que hace milagros; sino la fe que hace posible que depositemos
nuestra confianza en JESÚS para nuestra salvación eterna: “Dios
los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en
eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas
que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.”
(Efesios 2:8,9,NTV). La Iglesia del SEÑOR también nos enseña
el otro lado, el sufrimiento puede ser un crisol que nos purfique de la
escoria, que nos libra de todo aquello que daña nuestro carácter. Pone
templanza en nuestra vida, nos ayuda a eliminar nuestro orgullo, nuestro
egocentrismo que lo quiere todo para sí mismo, sin pensar en otros. Y por
encima de todo el sufrimiento nos enseña a confiar en DIOS. Porque DIOS, no se
pone a la vera del camino para vernos desde lejos, sino que se une a nosotros
para andar a nuestro lado. “Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen
una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento”. (2 Corintios
4:17,NVI). ¡Alabado sea el SEÑOR, ÉL es Salvador y Sanador!
Oración:
PADRE ETERNO:
¡Alabado sea tu Hijo Amado Quién
nos vinos a salvar y sanar! Te pido SEÑOR que me haga consciente en todo
momento del sufrimiento de los demás y ser alguien que lleve palabra de consuelo
a los que sufren. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No se dan títulos
en la universidad del sufrimiento en esta vida presente, pero el aprendizaje es
seguro.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy
por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa
a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección
por aprender?
¿Existe alguna bendición
para disfrutar?
¿Existe algún
mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a
evitar?
¿Existe algún
pensamiento para llevarlo conmigo?
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