viernes, 29 de agosto de 2014

Mi tributo a la Biblia



Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Jeremías 23:25-32

¿No es mi palabra como fuego--declara el SEÑOR--y como martillo que despedaza la roca? Jeremías 23:29 (La Biblia de las Américas)
Mi tributo a la Biblia es una celebración porque exactamente en este mes de septiembre, hace 445 años, Casiodoro de Reina (1520-1594), un hombre de una gran cultura intelectual, religiosa y filosófica, fue a toda prisa por las calles de Basilea para tener entre sus manos el fruto de sus esfuerzos, en medio de la gran persecución de parte del Tribunal de la Santa Inquisición. Me imagino a Casiodoro al ver el sagrado libro: Su pulso se acelera a medida que levanta el Libro hacia el cielo y da gracias a Dios por aquel momento. ¡Esa era la primera Biblia completa en castellano!, el lenguaje del pueblo, y desde ese momento, prácticamente, el idioma religioso, el latín, dejó de ser un impedimento para que cada español pudiera leer la Palabra de Dios en su propio idioma. Lo demás es historia preciosa que contaremos en otro momento.
¿Quién era Casiodoro de Reina? Había sido fraile en el Monasterio de San Isidoro del Campo (Santiponce, Sevilla)  España. (Estuve allí hace unos meses y todavía siento la emoción de aquel momento) Pero volviendo al relato, Casiodro de Reina, conjuntamente con sus correligionarios abrazó la causa protestante, y se dispersaron por varios países del norte de Europa para evitar la cárcel, la tortura y la muerte. No fue fácil para Casioro de Reina huir, llevando entre su equipaje todos sus documentos, y entre ellos, el propósito para el cual Dios lo había llamado: Traducir la Biblia al castellano, directamente del latín y de los idiomas en que fue escrita originalmente, hebreo y griego. Ciertamente, aquel hombre había vencido y con él, todos nosotros que somos frutos del Libro de los libros, gracias a él, tenemos la primera versión de la Biblia en castellano, ¡Dios lo hizo!, porque su Palabra es “fuego y martillo que despedaza la roca”.
Mi tributo a la Biblia  reconoce que al celebrar 445 años de aquella gesta hacia nuestra libertad en Cristo, todavía “existe un analfabetismo bíblico en las iglesias evangélicas que es peor que no saber leer y escribir. Se trata del desconocimiento del Mensaje de la Biblia. En América Latina se distribuyen millones de Biblias cada año pero, ¿conocemos los personajes, las historias y el mensaje que Dios quiere comunicar?” (La Bibliaweb de la Sociedad Bíblicas Unidas). Al pueblo evangélico, a principios del siglo pasado, se le conocía como el “pueblo del Libro”, al respecto, a un biblista de la talla del doctor Luciano Jaramillo, Director de la Sociedad Bíblica Internacional, le escuché decir: “Hoy en día le es más fácil al pueblo evangélico pasar horas cantando y alabando, pero muy poco tiempo en la Palabra de Dios”… ¿Acaso no es cierto que la Biblia ha dejado de ser predicada y estudiada como el poder espiritual que debe sostener nuestra vida individual y la de nuestras congregaciones? ¿Qué hemos hecho con nuestra Escuela Dominical y su énfasis en el estudio de la Palabra de Dios para toda la familia? ¿Dónde están nuestros estudios bíblicos que las iglesias sostenían una vez a la semana? ¿Es verdad o no es verdad que los individuos convertidos, es decir, los nuevos creyentes que forman nuestras congregaciones locales vienen buscando lo que Dios les puede dar, “señales, prodigios y milagros”, en vez de esforzarse en el estudio de la Palabra de Dios como resultado de creerle a Él: “La generación mala y adúltera demanda señal” (Mateo 16:4). La razón por la que JESÚS los llama adúlteros es porque creen más en la palabra de fe, y veneran los milagros y no a Dios. ¿Qué está ocurriendo? ¿Ha dejado de tener poder la Biblia o estamos escapando de su poder para imponer nuestras “nuevas doctrinas” que hacen un nuevo evangelio? Aquí debemos recordar al Apóstol: “De modo que si alguien viene y les dice que el mensaje de la buena noticia es diferente del que nosotros les hemos anunciado, yo le pido a Dios que lo castigue, no importa que sea un ángel del cielo o alguno de nosotros” (Gálatas 1:8; LBLA). A todo creyente que anda de iglesia en iglesia buscando alguna nueva revelación pero no el poderoso evangelio que cambia, le recuerdo algo que un siervo de Dios dijo: “Si es un nuevo evangelio, no es bíblico porque la revelación que es necesaria para nuestra salvación fue cerrada hace 2000 años, por tanto, si es bíblico, no es nuevo”…
Mi tributo a la Biblia reconoce con humildad que es la hora de salir de nuestra confusion. En efecto, hoy en día la confusión religiosa es de una magnitud increíble, tenemos congregaciones evangélicas que han dejado la Palabra de Dios y se han convertido en sectas, pero ni ellos mismos se han dado cuenta.
¿Por qué tanta confusión?... Saludo con el mayor gozo y entusiasmo del que soy capaz, cada aparición de una nueva versión de la Palabra de Dios, sin embargo, con tantas versiones de la Palabra de Dios, con tanta facilidad para adquirir un ejemplar de la Biblia, con tanto escuchar “textos sacados de su contexto como pretexto” haciendo malabarismos hermenéuticos para que el versículo diga lo que no dice, ¿no estaremos reduciendo el Libro de Dios a una obra puramente literaria o a un libro de autoayuda para superación personal que nos lleva al materialismo temporal en vez de a la poderosa Palabra que es “fuego y martillo” y cuyos efectos son eternos?
Mi tributo a la Biblia es una alabanza a su Autor, el cual la usa para conducirnos a la vida eterna y darnos en el camino, fe, esperanza y amor.
Todavía la versión Reina-Valera, sigue siendo la reina de las versiones en castellano, y mantiene a través de los siglos, un estilo claro, sencillo y si se quiere sublime, como debió ser esa primera versión en 1569. La llamada Santa Inquisición, no pudo frenarla y por eso, la tuve en mis manos aquel día 11 de abril de 1963, cuando leyéndola entendí la frescura de su mensaje que cautivó mi alma y le dio vida a mi espíritu. ¡Bendita Palabra viva y actual! ¿Por qué es esto? Porque la Biblia es la Palabra de Dios pura, divinamente inspirada desde la primera hasta la última letra, revelada, poderosa, que cambia al ser humano, lo influye e impacta. Porque como lo dijo el profeta hace tres mil años: ¿No es mi palabra como fuego--declara el SEÑOR--y como martillo que despedaza la roca?¡Feliz mes de la Biblia!
Oración:
Padre eterno, Autor de la Palabra:
Gracias por dejarnos tu Palabra y por mantenerla viva y eficaz a través de los siglos. ¡Yo creo a ella como te creo a ti! Ella me dice que tú eres el Dios que dices ser y que puedes hacer lo que dices que puedes hacer; ella afirma que todo lo puedo en Cristo, y por eso, tu Palabra esta viva y activa en mí. Ayúdame Señor a llevar tu Palabra, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No tenemos que predicar un nuevo evangelio, sino el Evangelio: Cristo murió por nuestros pecados, conforme  a las Escrituras.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


viernes, 22 de agosto de 2014

¡Les presento al Libro!

Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 119:9-16  
Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir. 2 Timoteo 3:17 (LBLA)

Lo he pensado muchas veces, lo he predicado otras tantas. Si Dios es quien Él dice ser y puede hacer lo que Él dice que puede hacer, como aparece en el Libro de los libros, la Biblia, entonces, Dios tenía que dejarnos un manual como ése para seguirlo. Por esta verdad, si por designio de Dios, me dieran unos pocos minutos para en cadena de todos los medios de comunicaciones globales, dirigirme a toda la humanidad. Tomaría el micrófano, y desde el fondo sobre una mesa, una luz se proyectaría sobre una Biblia…Y entonces, con toda la pasión de la que soy capaz, diría: ¡Les presento al Libro!
En esta hora de mi vida, no quiero apelar a lo que otros han dicho sobre la Biblia, vendré a mi propio testimonio de lo que este maravilloso manual de sabiduría divina, ha sido en mi vida.  Ciertamente, hace 51 años, guiado por el Espíritu Santo, y con la Biblia abierta delante de mí, hice mi entrada por las doradas páginas del Génesis, y presencié en el espíritu el mover del Todopoderoso en los lejanos días de la Creación. De pronto me encontré en la galería de los famosos de Dios: Noé, Abraham, Isaac, Moisés, Rut, Nehemías, Ester y el filósofo Job con su tratado inmortal sobre el sufrimiento humano y la fidelidad de Dios. Luego, escuché los hermosos acordes de la sinfonía del libro de Los Salmos, en dónde, vestido con su toga real el rey David era el director de la filarmónica celestial. Inmediatamente, llegué a la oficina de asuntos comerciales de Proverbios con su lema: “La justicia engrandece a la nación, más el pecado es afrenta a las naciones”. Escuché la voz poderosa del predicador en Eclesiastés, cuando aconsejó: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”. De allí fui al palacio del rey Salomón y lo encontré en el Cantar de los Cantares, cantándole al amor entre un hombre y una mujer: “Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte como la muerte es el amor”. Luego me encontré en el famoso observatorio de las profecías, y allí en reunión con los Profetas mayores y menores, examinamos en la gran pantalla, y escuchamos una voz, que nos dijo: “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltareis como becerros de la manada” (Malaquías 4:2)
Atravesando el jardín de unos cuatrocientos años, presencié el nacimiento del Rey de Reyes y Señor de señores en Mateo “Y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (1:21) El telegrama de Dios al ser humano en Marcos: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15). La Misión del Hijo del Hombre en Lucas “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (19:10) La divinidad de JESÚS en Juan “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (1:1). La ascensión de JESÚS y la venida del Espíritu Santo en Los Hechos y la Gran Comisión “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (1:8) Fui al Seminario Teológico cuyo Rector es el Dr. Pablo de Tarso me presentó toda la sistematización de la obra de Dios, tratados en 13 cartas. Me encontré de pronto con Las Epístolas Generales de Hebreos, Santiago, 1 y 2 de San Pedro, 1, 2,3 de San Juan, y por último San Judas, el hermano del Señor.
Todavía no salía de mi asombro, pero me esperaba el broche de oro de toda la Biblia, El Apocalipsis. Que nos muestra el fin de la historia como la conocemos, y el descenso desde el cielo de la Nueva Jerusalén. ¡Allí estaba el Cordero de Dios, JESÚS con todo su poder, majestad y gloria! Caí de rodillas y me uní al canto nuevo que entonaban los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos: “¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,  la fortaleza y la honra,  la gloria y la alabanza!” (…)” ¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!...” (Apocalipsis 5:12,13) Debo decirlo, me conmovió también, la útlima oprtunidad de salvación que el Dios de amor, le brinda al pecador al invitarlo a poseer la vida eterna “Zoé”, ¡JESÚS es la vida Zoé! (Juan 14:6) Es el ”árbol de la vida”, me extendió su fruto al decirme: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” (Apocalipsis 22:17). ¡Dios por su propia iniciativa nos extiende una invitación a seguirlo! ¡El cielo es un regalo en JESÚS! ¡Dios nos dejó una Manual para seguirlo, honrarlo y proclamarlo hasta el final de la historia, la Biblia! Por eso, digo sin reservas, sin retiradas y lamentos: ¡Les presento al Libro!
Oración:
Padre eterno:
Como el rey David puedo decir “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Mas que la miel a mi boca”. Ayúdame a amar y vivir en tu Palabra. En el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No leamos la Biblia para saber más; sino para dejar que ella nos transforme.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?



viernes, 15 de agosto de 2014

¡Vamos por ellos! (2)

Lectura devocional: Proverbios 24:10-12

Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte. Proverbios 24:11 (RV60)
Hace pocos años, aquí, en Toronto, María Angélica Vargas se enteró que un hombre  argentino como ella, estaba muy grave en el hospital. “Tengo que llegar primero que la muerte con el Mensaje de vida eterna”, se dijo a sí misma, allí, en su apartamento; la tarde cayó en el horizonte y la noche estaba próxima, pidió ayuda, pero nadie pudo llevarla. Empezó a preguntarse, ¿qué hago?, mi inglés no es bueno, ¿cuál bus tomar? –en aquel entonces, a sus setenta y tantos años a Angélica nada ni nadie la detenían en su determinación de llevar el Evangelio, y especialmente, a los que están en “peligro de muerte”-, oró y se lanzó a la calle, la atormentaba el pensamiento de no llegar a tiempo, su pasión evangelizadora era mucho más grande que cualquier impedimento, así que, con su personalidad carismática se comunica con personas amables a quienes habla en español. Toma tres buses, y en el último, ve en la distancia la conocida “H” azul. Se baja y camina con la esperanza que sea el hospital indicado. A medida que se acerca, va leyendo en las letras grandes el mismo nombre que tiene en el papel, ¡sí es el hospital indicado! A los pocos minutos, Biblia en mano, comparte el Mensaje a aquel hombre cuya alma estaba sedienta de Dios como el desierto del agua. El hombre se arrepiente de sus pecados, le pide perdón a Dios y sonríe agradeciéndole a Angélica su visita. A los pocos días aquel hombre muere, pero la muerte ya no es un “salto al vacío”, sino un viaje hacia Aquel que dijo: “Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte” (Proverbios 24:11). Sin duda, el mismo que había llevado a Felipe al desierto por donde viajaba el eunuco –véase el relato contado en el libro de los Hechos de los Apóstoles 8:26-39-, el Espíritu Santo, también había guiado a María Angélica Vargas. Dios había preparado el corazón de este hombre tal como lo había hecho con el etíope. No se puede expresar con palabras el gozo que tenía nuestra amada María Angélica, cuando regresaba a casa.
¡Vamos por ellos!, porque nuestra labor es de vida o muerte: Libra a los que son llevados a la muerte. Salva a los que están en peligro de muerte” (v.11). Hubo un tiempo en que nuestra obra, en mi país, dependía nada más que de pastores, misioneros y evangelistas para realizar la evangelización. Aunque en lo personal yo sentía la carga por los perdidos, no sabía cómo evangelizarlos, solo los invitaba a la iglesia. Yo no sabía que podía ser un instrumento para librar y salvar a los que están “muertos en sus delitos y pecados”. Así que mientras trabajaba como fotógrafo clínico en la sala de autopsias del Hospital Vargas de Caracas, me dedicaba a visitar a los enfermos, leerles la Palabra, orar por su salud e invitarlos a la iglesia.
Una tarde, andaba visitando y entré a la sala 5, de mujeres, mientras caminaba por el pasillo, una enferma, desde su cama me llamó por mi nombre: “¡Francisco!”, me acerqué adonde estaba, y a pesar de su vientre hinchado, su rostro con el espectro de la muerte, la reconocí, era la madre de una de mi excompañeras de estudios; la saludé por su nombre, me di cuenta que casi no podía hablar, la ayudé a incorporarse y apoyarse en mí.
Me dijo con una voz muy profunda: “¡Francisco, me muero, tengo miedo, mucho miedo!” Hice lo que sabía, oré y le leí la Palabra, le dije que yo vendría con mi Pastor. Salí del hospital con la decisión de volver esa misma noche, pero aquella semana había la reunión anual de pastores y no encontré a mi pastor ni a ningún otro en la ciudad. A la mañana siguiente, dispuse las cámaras para fotografiar las piezas anatómicas de los cadáveres que allí estaban; fui a la cava para saber cuántos estaban, y, les confieso, que nunca, mientras viva, podré olvidar lo que sentí al descubrir que el primer cadáver, ¡era el de la madre de mi amiga!, la señora que había visitado el día anterior. Me turbé y las lágrimas empezaron a brotar sin poder detenerlas. Bajé a la sala de espera en donde sabía que encontraría a sus tres hijas, apenas me vieron, corrieron hacía mí y nos abrazamos. Los cuatro lloramos, ellas, por la madre fallecida, y yo, porque no la había librado, ni salvado de la muerte eterna. ¡La muerte me había ganado!
¡Creo que aquel día surgió en mi mente y corazón, el primer atisbo de la Marcha Evangelizadora! Sí, con su énfasis de entrenar a los miembros de todas nuestras iglesias, en la oración, la evangelización y el discipulado. La evangelización salió de los templos y se fue a la calles, a las plazas, a las fábricas, cuarteles, centros universitarios, hospitales y cárceles. Por fin, la Palabra no estaba más presa. ¡La Palabra es libre y hará exactamente lo que Dios quiere que haga, “salvar a los que están en peligro de muerte”. ¡Gloria a Dios!
 Hoy, 15 de agosto, hace exactamente 37 años, nació la Marcha Evangelizadora. El momento es oportuno para agradecer al Señor el haber mantenido en su calendario este esfuerzo año tras año y agradecer también a todos los marchistas, a los diferentes directores de la Marcha en estas casi cuatro décadas, a los que año tras año invierten sus vacaciones para ir a orar y evangelizar, y, además, contribuir con lo financiero -hasta hoy, cada marchista y directivo paga su participación en el evento-. A todos, un fuerte abrazo marchista, y les digo: ¡Nos vemos en el Adiestramiento Continental de la Marcha Evangelizadora del 2017! ¡Será la celebración de nuestros 40 años! Por eso, me siento lleno de gratitud al Señor cada vez que una persona como María Angélica Vargas, se lanza al rescate de un alma para Cristo, veo las mismas características, la pasión evangelizadora que nos distingue desde el principio, al obedecer la voz de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo, que nos dice: ¡Vamos por ellos!
Oración:
Padre eterno:
Hoy tengo en mi corazón gratitud por aquellos que van llevando el Evangelio persona a persona en todas partes. Gracias Señor por darme pasión evangelizadora, amor por los que van a un destino, separados de ti. Nosotros sabemos que tú eres capaz de hacer lo que tu Palabra dice que puedes hacer; sabemos que somos lo que tu Palabra nos dice que somos; sabemos que podemos hacer lo que tu Palabra dice que podemos; y sabemos que tu Palabra es viva y eficaz y actúa poderosamente en nosotros. Ayúdame Señor, para que yo puede oír cuando me dices: ¡Vamos por ellos! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No sé cómo puede ser la separación eterna de Dios del pecador. JESÚS lo sabe y por eso nos dice: ¡Vamos por ellos!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


viernes, 8 de agosto de 2014

¡Vamos por ellos! (1)

Lectura devocional: Proverbios 24:10-12
Libra a los que son llevados a la muerte;
 salva a los que están en peligro de muerte. Proverbios 24:11 (RV60)

Escribo estos pensamientos al filo de la media noche. En esta ciudad -a pesar de ser muy silenciosa y segura de noche-, escucho los lamentos de un perro en la distancia, es posible que sus dueños, no han llegado todavía a casa; agudizo mis oídos y a lo lejos escucho una ambulancia, y como oraba mi mamá, al escuchar ese inconfundible ulular, la oración de ella la hago mía: “¡Qué Dios bendiga a esa persona que llevan allí!”. Además me pregunto: ¿Será salvo o no? En efecto, esta ciudad con sus seis millones de personas en el Gran Toronto es bella en todas las épocas del año, pero no somos muchos los cristianos nacidos de nuevo que habitamos en ella; es posible que un poquito menos de la mitad de los habitantes de esta ciudad, no hemos nacido en Canadá, por lo tanto, el mosaico religioso y cultural es inmenso…
En efecto, ¡Toronto, es un mundo en miniatura! Sin embargo, es la ciudad menos evangelizada en toda América del Norte. Es un campo misionero, como alguna gran ciudad de la China o de la India. Entonces, sin querer nos dividimos en el campo de la fe, entre “ellos” y “nosotros”; confieso que esta noche estoy inquieto. Acabo de ver las noticias de cierre del día, y nuestro mundo: ¡Está ardiendo por los cuatro puntos cardinales! Pareciera que las riendas y los cascos de los cuatro jinetes del Apocalipsis, se hayan puesto en acción, llevando a los jinetes del anticristo, la guerra, el hambre y la muerte. Me asomo al balcón de mi casa, e intercedo en oración delante de mi único Señor y Salvador, JESÚS. Vierto en Su presencia y con mis ojos abiertos, clavados en la oscuridad de la media noche veo las estrellas en el horizonte infinito, sé que Dios conoce que  mi preocupación por la salud espiritual de la ciudad en donde vivo al igual que por las otras naciones del mundo, es genuina -entre ellas a mi patria Venezuela-, esto hace que en Su presencia no pueda obviar la clasificación de los seres humanos que, Él mismo, hizo al decir: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10) ¡Salvados y perdidos! Así que, al final de la oración, lleno y fortalecido por Él, le digo con resolución apasionada, Señor: ¡Vamos por ellos!
En la lectura devocional de Proverbios 24: 10-12, podemos encontrar las razones de porqué debemos evangelizar a los hombres y mujeres de nuestra generación. Estoy seguro que en este día la única esperanza que les podamos llevar es la Buena Noticia que oirán de nuestros labios. Lo que Dios ha hecho por nosotros desde el día en que nacimos de nuevo, es el testimonio principal de nuestro mensaje al mundo sin Dios y sin esperanza. Son muchas las razones bíblicas pero en esta ocasión nos enfocaremos en una:
¡Vamos por ellos!  Porque esta es la razón principal por la que todavía estamos en la tierra, debemos trabajar mientras todavía el día dura: “Si fueres flojo en el día del trabajo” (v.10) Existen tres únicas posibilidades frente al plan de Dios para nuestra salvación, desde el punto de vista del ser humano:
·      La salvación es el esfuerzo del ser humano pecador por medio de las buenas obras.
·      La salvación es el esfuerzo del ser humano pecador y de Dios.
·      La salvación es el esfuerzo de Dios solo a favor del ser humano pecador.
La Biblia nos dice que la tercera posibilidad es la verdadera porque la salvación es un regalo. Alguien dijo: “La religión y la filosofía han sido definidas como el mejor intento del ser humano para encontrar a Dios, en cambio, JESÚS ha sido definido como el mejor recurso de Dios para llegar al ser humano.” “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8) Es más, el verdadero propósito de la creación del ser humano es para que sea parte del plan de Dios, desde la eternidad y hasta la eternidad: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efesios 2:10) Pero todo este amor, perdón y gracia, no se aplican automáticamente al ser humano para salvarlo, el pecador debe depositar toda su confianza en JESÚS y arrepentirse de sus pecados, y nacer de nuevo.  ¡Ninguna cosa buena que hagamos para la gloria de Dios, será tan especial, como conducir personas a Sus pies! ¡Nosotros tenemos que llevarles la buena noticia del amor y perdón de Dios! Es ahora o nunca. Echemos bien lejos de nosotros la pereza y las excusas, dejemos de hacer cosas buenas pero secundarias. La evangelización es prioridad uno en nuestro trabajo en la obra del Señor: “Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.” (Lucas 14:23)
Oración:
Padre eterno:
Estamos a medianoche y pronto tu Día vendrá. Ayúdame dándome fuerza, valor y claridad al hablar tu Mensaje de Salvación frete a un mundo en llama y confundido. ¡Gracias por invitarme a ser parte de tu plan para proclamar tu Evangelio a tiempo y fuera de tiempo! Dios, tu prometes que tengo tu preciosa compañía hasta el fin del mundo! Así que mi amado Señor y Salvador: ¡Vamos por ellos!
Perla de hoy:
La urgencia del mensaje del evangelio, nos dice que el reloj de los tiempos está llegando a su final; es hora de ir: ¡Vamos por ellos!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?

¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?