jueves, 31 de marzo de 2011

La supremacía de la Misericordia



Francisco Aular
 
Mas id, y aprended lo que significa: "MISERICORDIA QUIERO Y NO SACRIFICIO"; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores. Mateo 9:13 (LBLA)

El diccionario define la palabra misericordia de la siguiente manera: "Inclinación a compadecerse y mostrarse comprensivo ante las miserias y sufrimientos ajenos". La religión sin misericordia es una maldición. Esto lo hemos visto a través de la historia de la humanidad, y todavía lo observamos hoy. Cada día los medios nos dicen lo que los fanáticos religiosos están haciendo en alguna parte del mundo en nombre de sus dioses. Estos fanáticos no tienen, ni se muestran compasivos ante las miserias y sufrimientos ajenos, el objetivo de ellos es destruir y matar a los que no creen en lo que ellos proclaman. En cierta forma, se parecen a los fariseos del tiempo de  JESÚS: conocían de memoria las Sagradas Escrituras pero desconocían su verdadero significado, aunque eran líderes religiosos, tanto ellos como  las multitudes andaban "como ovejas sin pastor". El desagrado de los fariseos crecía cuando veían a JESÚS que lleno de misericordia se acercaba a los pecadores, y por eso dijeron: "¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Pero fue precisamente la extrema necesidad espiritual de los pobres y miserables pecadores lo que trajo a JESÚS de la pureza de los cielos a la impureza de la tierra. Para Dios, el pecado es la enfermedad del alma que deforma, corrompe, debilita, ciega, desgasta, pierde y mata, ¡pero gracias a Dios que envío a JESÚS para salvarnos y sanarnos del pecado! En efecto, JESÚS es el Médico Divino. En realidad, todos estamos enfermos y lo necesitamos a Él.
Pues bien, para los cristianos nacidos de nuevo, JESÚS, es la Misericordia de Dios morando en nuestros corazones. Por eso, se nos ordena que seamos misericordiosos como Él es. Nosotros amamos lo que JESÚS amó y por eso, debemos amar a los pecadores y buscarlos para llevarles el mensaje, estén donde estén. Ciertamente, la persona misericordiosa siente compasión  hacia los pobres y heridos; e solidaria con ellos, se identifica con sus sentimientos. Gracias al SEÑOR por la existencia de organizaciones cristianas que hoy en día unen sus esfuerzos para aliviar las necesidades espirituales y materiales de los habitantes de un mundo en crisis, éstas, nos revelan que los seguidores de JESÚS no se quedan en el nivel de sentimientos nada más, sino que, también, extienden las manos en su nombre, por la supremacía de la Misericordia morando en ellos.

Oración:
Dios de Misericordia y Padre Nuestro. Te alabo porque Tu amor no conoce medidas y llega a un fervor que sobrepasa a todo límite. Tu Misericordia no experimenta cansancio ni siente hastío. Tu omnipotencia nos revela que deseas hacer mucho más de lo que ya has hecho a nuestro favor. Tu Misericordia siempre vela y, aún cuando no lo entendemos, nunca duermes, ni la fatiga te abruma. Tu Misericordia luce nueva cada mañana y yo la estreno cada día en mi ser para derramarla a favor de otros. Ayúdame en este día a mostrar tu misericordia en todo lo que piense, lo que diga y lo que haga. En el nombre de JESÚS, amén.

Perla de hoy:
Dios tiene una sola respuesta al problema del ser humano: JESÚS.

Interacción:
¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra?
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?



miércoles, 30 de marzo de 2011

Crisis de esperanza


Francisco Aular
faular@hotmail.com

Porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. 1 Corintios 9:10b (RV60)

El Dr. Leonardo Polo, catedrático de Historia de la Filosofía en la universidad de Navarra, España, afirmó: “La crisis actual es una crisis de esperanza”. En efecto, hoy en día, más que nunca, han hecho su aparición magos, adivinos, brujos, profetas de desastres a corto plazo; hablan, tuercen la historia, escriben, utilizan los medios de comunicación y van de lugar en lugar, llevando sus elucubraciones, cuentos y fábulas. Las librerías esotéricas hacen sus ganancias con la gran clientela de este tipo de literatura. Y la gente les cree, y los sigue. Porque el ser humano, desde siempre, desde que despertó a la intriga, a la duda y a la desobediencia, ante el enigmático árbol “de la ciencia del bien y del mal” -cuyo conocimiento le estaba prohibido-, ha gustado de explorar y ha puesto su esperanza en los misterios del futuro que su mente finita predice. Ciertamente, algunos futurólogos de gran talento han estado preocupados por el porvenir de la raza humana, pero otros, van a los horóscopos y a los adivinos para intentar superar la crisis de esperanza que los asfixia. Pero, ¿hay alguien que puede profetizar el destino? Bueno, déjeme decirle que si tal persona existiera, en pocos días, llegaría a gobernar a este mundo.
Los vaticinios para este año y el próximo son tan oscuros como lo han sido siempre en el largo camino que la Humanidad ha recorrido. El ser humano en su afán por explorar los misterios del futuro, por penetrar lo desconocido y saber cómo será el mañana, ha cometido muchísimos errores, y para decirlo coloquialmente: ¡No ha acertado ni con una! Se repiten los tópicos: el fin del mundo en mayo del 2011 -dicen algunas sectas del cristianismo-. Se terminará el 21 de diciembre, porque desde esa fecha el calendario maya lo predice, dicen otros. Con esos mismos vaticinios han fallado los famosos Testigos de Jehová varias veces, y también algunos otros de la teología del miedo.
Pues bien, toda esta angustia cósmica a que estamos sometidos, levantamiento de los pueblos en el norte de África, la represión de los dueños del poder contra los manifestantes, la reacción de la comunidad internacional ante estos hechos; el peligro nuclear en Japón; la debacle financiera de las principales economías; el incremento de gobiernos corruptos que frenan la libertad y prosperidad de las naciones que gobiernan; los millones que mueren de hambre; la inseguridad social: uno sabe que sale pero no sabe si regresa vivo a casa, porque los delincuentes están al asecho; crisis de valores; desmoronamiento de los matrimonios y las familias y otras instituciones tradicionales. Como lo hemos afirmado, todas estas situaciones producen en nosotros una crisis de esperanza.
Existe por decirlo de alguna manera, un debilitamiento y vacilación en las convicciones, y no se ve a corto plazo una renovación de los valores que nos han sostenido por siglos. La situación personal, nacional o planetaria nos agobia. No se trata de que peligre nuestra vida, sino la vida en sí misma. Esto nos lleva a una sensación de vacío, de cansancio; estamos simplemente agotados antes de hacer nada. En lugar de vivir, sobrevivimos. Sin duda, tenemos una crisis de esperanza.
Afortunadamente, el Hacedor del ser humano tiene un plan para nosotros, comenzó en la eternidad pasada, existe en el presente, y se proyecta a un fabuloso futuro. Dios nos creó para Él, y como decía San Agustín: “Oh Dios, nos has hecho para ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en ti…”.
Así como los árboles lucen secos, como esqueletos emblanquecidos en el duro invierno, reverdecen ante la inminencia de la primavera. El Dios invisible, pero presente, es según el apóstol Pablo, “la esperanza de gloria”… Dios nos ha preparado para salir airosos a pesar de los sufrimientos, las circunstancias adversas y de nuestras lágrimas. Si la angustia es la realidad de un mundo injusto y sin remedio, la esperanza de Dios es la salvación posible en cualquier instante; la salvación es el regalo que Dios nos hace; así podemos realizar el verdadero propósito de vivir en este mundo y mas allá de esta vida humana; sí efectivamente, esta es una invitación a nacer de nuevo, para poseer una fuente inagotable, y entre otras bendiciones, la esperanza: “Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado” (Romanos 5:5 NVI). De esta manera, la esperanza en el cristiano no entra en crisis por las circunstancias inmediatas, sino que está siempre presente y se agiganta por encima de ellas, porque se fundamenta en la fe inconmovible de un Dios inmutable, siempre dispuesto a cumplir su promesa, y con la certeza del sembrador que espera a su tiempo una buena cosecha:Porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto1 Corintios 9:10b (RV60).

Oración:
Amado Padre Celestial:
Así como el sembrador planta la semilla esperanzado en su multiplicación al final de la cosecha, igualmente, ayúdame a descansar en ti y haz que mi esperanza sea viva y creciente. En el nombre de JESÚS, amén.

Perla de hoy:
La esperanza es confiar que lo que Dios me promete en Su Palabra, lo cumplirá.

Interacción:
¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra?
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?



martes, 29 de marzo de 2011

Evangelizar: el mejor regalo al mundo

 
Francisco Aular
faular@hotmail.com

Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. Juan 3.17 (NVI)

Juan utiliza la palabra "mundo" ciento cinco veces; setenta y ocho en su Evangelio, veinticuatro en sus Epístolas y tres en el Apocalipsis. Si usted lee en el evangelio de Juan, su conocidísimo Juan 3:16, que dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Y, luego se lee en su casi desconocido 1 Juan 2:16: Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. ¿Porque esto es así? En la primera significación, se refiere a los seres humanos, los cuales conforme a su plan eterno, él ha venido a salvar. En la segunda acepción se refiere al sistema antagónico a Dios, contrario a sus planes, y que distrae al ser humano engañado por Satanás, vendiéndole lo temporal por lo eterno. Es un lazo que el Diablo ha tendido, inclusive a los cristianos nacidos de nuevo, para desviarnos del verdadero propósito de Dios para nuestras vidas en esta tierra.
Como lo dijo JESÚS: No ruego que lo quites del mundo, sino que los guardes del mal (Juan 17:15). El cristiano nacido de nuevo, tiene una doble nacionalidad, por una parte está en este mundo temporal con sus distracciones y falsos logros, mientras vive confiado en su destino eterno, que en un sentido ya tiene y que espera al mismo tiempo, pero, tiene una misión histórica que cumplir en este mundo, y no puede ser otra que la que tuvo JESÚS mientras caminó en esta tierra, cuando nos dijo: "Yo he venido a buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10). Nuestra única misión en esta vida temporal es llevar las buenas noticias que Dios nos da de la salvación en JESÚS, al mundo perdido, tal y como él lo dijo a sus discípulos una vez resucitado, y nos los repite hoy: Como me envió el Padre, así también yos os envío (Juan 20:21b).
Ciertamente tenemos frente a nosotros un mundo en llamas, buscando la solución en donde jamás la encontrará. Las multitudes necesitan comida, conocimientos, vestidos, salud, pero especialmente necesitan a JESÚS.
Aunque en el presente sistema los gobiernos prometen acabar con tres grandes problemas: pobreza, analfabetismo y enfermedad, y aunque existen países con mucho dinero para hacer esto, la corrupción del ser humano en un sistema antagónico a Dios, no lo permitirá. No le pidamos a la tierra que nos dé, lo que solamente el cielo puede dar. Aunque cada cristiano nacido de nuevo tiene, y debe hacer lo posible para aliviar el dolor del ser humano, no abriguemos la esperanza en lo temporal sino en lo eterno.
Ninguna organización humana del mundo como sistema antagónico a Dios, hará lo que solamente la Iglesia del Señor debe hacer: Evangelizar. Llevar el mensaje de salvación como lo han hecho los hombres y mujeres a través de los siglos, y aun, si fuere necesario dar sus vidas por ello, tal y como hoy está sucediendo en muchos lugares del mundo. Este mensaje debe ser comunicado a todo los seres humanos, hasta la última frontera, porque evangelizar es el mejor regalo que le podemos dar a este mundo.

Oración:
Amado Padre Celestial:
Habrá un día en que las cortinas de los cielos se abrirán para mí, al cambiar de dirección e irme a tu presencia, esto será el resultado de tu gracia y de tu Regalo en JESÚS, mi SEÑOR y SALVADOR. Ayúdame hasta el último aliento a proclamar tu bendito mensaje a cada criatura tuya, no quiero irme de este mundo con las manos vacías. En el nombre de JESÚS, amén.

Perla de hoy:
Todo el cielo se regocija por un pecador que se arrepiente. No dejemos hoy al cielo, sin gozo.

Interacción:
¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra? 
Y en respuesta a ello…
¿Qué le dices tú a Él?