Francisco Aular
DOMINGO, 23 de julio de 2023
Lectura devocional: Hechos 1:6-11
Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
—Hechos 1:8 (RV60)
La oración, la evangelización, el discipulado y la plantación de nuevas iglesias van de la mano. Sin embargo, todo eso no se podrá lograr sin involucrar a las iglesias en el proceso de la extensión del Reino de DIOS, en este mundo. Es posible que muchas cosas no tenían en claro; pero lo que sí aprendí en el Seminario es que la misión de la iglesia, son las misiones.
En efecto, la mayoría de nuestros profesores del Seminario Teológico de Venezuela, eran misioneros estadounidenses. Con ellos al verlos allí enviados por el esfuerzo de las iglesias locales que formaron una Convención Nacional. Allí aprendí, el amor, respeto y responsabilidad que tenemos como denominación, por la iglesia local por pequeña que sea.
En esa línea, estas verdades se las hice saber a los marchistas que estaban con nosotros en el inicio y posterior desarrollo de nuestra Primera Marcha Evangelizadora. Ellos irían a servir a lugares y eso era una acción a futuro porque allí se plantarían nuevas iglesias. De igual modo, deberán trabajar mano a mano con los pastores y otros líderes de las iglesias locales existentes. ¡Nosotros no veníamos para dividir iglesias, sino a multiplicarlas!
En esa Primera Marcha, las iglesias que estuvieron representadas de las 43 que existían, fueron: Primera Iglesia Bautista de Maracaibo, Iglesia Bautista el Buen Pastor de Maracay, Iglesia Bautista Central de Caracas, Iglesia Bautista Betania de Caracas, Iglesia Bautista Emanuel de Caracas, Iglesia Bautista Bethel de Cútira, Iglesia Bautista Central de Valencia, Iglesia Bautista Altos de Jalisco de Maracaibo, Iglesia Bautista Lirio de los Valles de Maracaibo, Iglesia Bautista El Calvario, Primera Iglesia Bautista de Barquisimeto, Iglesia Bautista Redención de Maracaibo, Iglesia Bautista Memorial de Caracas, Primera Iglesia Bautista de Acarigua, Primera Iglesia de Guanare, Primera Iglesia Bautista de San Carlos del Zulia y Primera Iglesia Bautista de Valencia.
Ciertamente, al comienzo en el Adiestramiento tuvimos 25 jóvenes y cuatro adultos; pero al extenderse la noticia de lo que DIOS, estaba haciendo con aquellos jóvenes en la Carretera Vieja Valencia-Caracas, movieron a las iglesias y sus miembros para darnos un apoyo. Allí tuvimos que darles un entrenamiento rápido y agregarlos a los marchistas que estaban en el campo, y discipular a los nuevos convertidos. Al final tuvimos unos 76 marchistas que dieron su tiempo, su esfuerzo, lo diré sin pedir permiso: ¡sus lágrimas! “Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”. (Salmo 126:6,RV60). ¡Qué las iglesias marchen!
Como alguien dijo: “Solo CRISTO puede salvar al mundo; pero CRISTO solo no puede salvar al mundo”. JESÚS dijo: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. (Lucas 19:10,RV60). Humanamente hablando, JESÚS asumió Su vida “bíos” por 33 años pero al mismo tiempo fundó a Su Iglesia para que continúe Su labor: —“Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. (Mateo 28:19,20). ¡Qué las iglesias marchen!
¡Qué gran privilegio nos ha dado! Sin embargo, no nos dejó solos, nos dejó Su ESPÍRITU SANTO: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. (Hechos 1:8,RV). ¡Qué las iglesias marchen!
¡Pongámonos en Marcha! No vamos solos. Eso lo comprobamos en el tiempo, los que como yo, el domingo 11 de agosto de 1963, llegué a la Misión Bautista Emanuel, en Caracas, Venezuela. Este agosto que se aproxima, cumplo ¡60 años! En que el ESPÍRITU SANTO me trajo a Su Iglesia. En aquel agosto de 1977, lo celebré marchando en el cumplimiento de lo que el SEÑOR nos dijo que hiciéramos, y dijimos a gran voz: ¡Qué las iglesias marchen!
Volviendo a la Primera Marcha en que 412 personas hicieron una manifestación de fe, comprendimos esta verdad que nos ha acompañado: “¡La marcha no es para contarla, sino para vivirla!”. A los marchistas venezolanos los abrazo y les digo”. ¡Gracias por estar aquí, vayan y díganles este mensaje: ¡Qué las iglesias marchen!
¡Feliz domingo del SEÑOR para todos en todas partes!
¡Adelante, siempre adelante!
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