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Lectura devocional: Proverbios 31:10-31
Sus hijos se levantan y la bendicen.
Su marido la alaba:
«Hay muchas mujeres virtuosas y capaces
en el mundo, ¡pero tú las superas a todas!».
—Proverbios 31:28,29 (NVI)
“Eres madre la colmena.
en este vasto Universo.
Sabes apagar mis penas
con la miel de tus desvelos”...
Hace treinta siglos que un poeta y rey, llamado Lemuel ¿Salomón? Se detuvo para hacer una canción para la madre ejemplar. Ese poema está rodeado de ese encanto femenino en que la mujer ha llegado a ser madre, y todo se contagia con el toque de sus manos, la sabiduría en su andar, y el uso sabio de las palabras con su acento encantador. Ella es la fuente principal que fluye desde la maternidad hasta el final de la vida de sus hijos.
En efecto, la mujer fue creada por DIOS para ser la compañera de su esposo y alcanza su plenitud en el desarrollo de su personalidad como el corazón del matrimonio y la familia. También, según la Biblia en Génesis, la mujer es una “ayuda idónea” para el hombre en todo. Ahora bien, una verdadera esposa y madre debe ser una reina en todo hogar. Sin embargo, que ninguna mujer se sienta inferior. Oro para que no se oiga nunca más una expresión que me dijo una honorable esposa y madre, cuando señaló:
—“Pastor, aquí: ¡Soy solamente una ama de casa, llena de responsabilidades!”.
¡No! Una esposa y madre es muchísimo más que eso, ella es la reina del hogar y tenemos que tratarla como lo que es. Modernamente, se ha levantado un feminismo exagerado… Sí, en efecto, algunos defensores de la llamada “Ideología de género” en sus distintas formas, están atacando la Biblia e intentan romper el Plan de DIOS. ¡No importa lo que hagan examen final de nuestra civilización es el trato de respeto y amor que los esposos e hijos, le damos a la mujer y en su esencia de ser madres como la del poema de Lemuel.
Si las mujeres, ¡están perdidas las familias estarán perdidas! Sin ellas, la familia e iglesias morirán también. Lo más terribles de todo, las naciones y la civilización -como la conocemos-, estarían llegando a su fin. ¡Salvemos a nuestras mujeres! Porque las familias con hombres y mujeres de DIOS que nos viene desde el Antiguo Testamento y atraviesa el Nuevo Testamento en donde JESÚS, exalta la mujer y su maternidad como ningún otro lider religioso lo ha hecho. De allí, la influencia del JESÚS, la coloca como una columna viviente de la familia, la sociedad, el estado, la iglesia y la escuela en el mundo occidental.
Por todo esto, sinceramente creo que la verdadera liberación de la mujer se logra, desarrolla y matiene en parte, con todas esas verdades de Proverbios 31. La misión de una mujer es proyectarse como una esposa y madre ejemplar como lo describe el poema del rey Lemuel cuando retrata las virtudes de la mujer, esposa y madre. Lemuel, guiado por los consejos de su madre, nos legó esta “Canción para una reina”.
¡Feliz Día de la Madre!
¡Adelante, siempre adelante!
Canción para una reina
Francisco Aular
“Engañoso es el encanto y
pasajera la belleza;
la mujer que teme al Señor
es digna de alabanza.”
(Proverbios 31: 30, NVI)
Hoy cantamos a una reina
porque es hermosa y capaz
más preciosa que un rubí
al que la pudo encontrar.
Su apellido es Virtuosa
y su nombre es ¡Mamá!...
A ella la conocemos,
su devoción familiar.
El cuidado de sus hijos,
no se vayan a enfermar.
Si se enferman se vuelve:
Médico, salud y guardián.
El corazón de su esposo
nunca la podrá olvidar.
Ella es una planta de olivo
en medio de aquel hogar.
Su Biblia siempre abierta
Y la oración familiar.
Valores y principios,
que siguen papá y mamá
La iglesia siempre presente
los acompaña en su andar.
Su familia es conocida
al pasear por la ciudad.
Detalles en sus vestiduras
y elegancia en el andar.
Vestida con sus atuendos
de fortaleza y dignidad.
Tú la puedes distinguir:
ella hace bien y no mal
hace maravillas con lo menos
y multiplica con lo más…
No existe tregua en su vida
por servir a los demás.
Sus manos mueven al mundo
porque se atreve a remar,
es como un barco mercante
que no teme el navegar,
hacia las aguas profundas,
de sabiduría y verdad…
Echa su pan a las aguas
Porque algún día, volverá.
Tiende sus manos al sufrido,
y al que está en necesidad.
Sus palabras siempre sabias
vestidas con la bondad.
Sus hijos, dan testimonios
cuando la llaman mamá.
Su marido también la ama
con amor sacrificial…
Engañoso es el encanto
la belleza es vanidad…
La mujer que teme a Dios,
su hermosura quedará.
Hoy la reina ha envejecido
su amor a Dios, ¡jamás!...
Hijos y nietos le cantan,
en un coro angelical:
“Muchas mujeres hicieron el bien
a ti, ¡nadie podrá superar!”
¡Qué viva la Reina de hoy!
¡Que viva la familia y el hogar!
¡Qué vivan las madres todas!
¡Qué vivan las que no están!
¡Qué viven en nuestras mentes!
¡Porque sus obras seguirán!
Hoy cantamos a una reina
porque es hermosa y capaz
más preciosa que un rubí
al que la pudo encontrar.
Su apellido es Virtuosa
y su nombre es ¡Mamá!...
Toronto, 8 de mayo de 2016
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