Francisco Aular
Lectura devocional:
Salmo 118:8-29
Este es el día que el SEÑOR ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en él. Salmo 118:24 (LBLA)
¡Este es el día que hizo nuestro Dios! Es nuestro. Nadie no los podrá
quitar. Solamente nosotros tenemos la clave para hacerlo grande o pequeño.
Hoy nos empinaremos sobre nuestras imposibilidades y con la ayuda de
nuestro Dios, seremos lo que Él planeó para nosotros antes de que el mundo
fuese. Somos parte del plan eterno de Dios para el universo, y por eso, no
somos poca cosa.
Hoy diré a los pensamientos de derrota: ¡Se equivocaron conmigo!, porque al
ser un hijo de Dios tengo todo lo que la vida me puede dar.
Hoy los pensamientos de culpabilidad por los momentos perdidos, y otras
cosas que mi fragilidad humana permitieron, serán crucificados y exhibidos por
JESÚS en la cruz, como hace dos mil años. Respiraré profundo, confesaré mis
pecados, y me asiré de su perdón, amor y gracia.
Hoy no me sentiré solo porque la presencia de JESÚS va conmigo, como Él lo
prometió. Este cuerpo por débil que me parezca es una catedral donde mora todo
el poder de Dios; el mismo poder que levantó a JESÚS de la tumba.
Hoy la paz de Dios que sobrepasa todo pensamiento, gobernará mi mente, mi
voluntad y mis emociones, nada me perturbará. Nada ni nadie me distraerá de mis
responsabilidades y privilegios, haré lo mejor que pueda para la honra y gloria
de mi Señor y Salvador JESÚS.
Hoy aprenderé a contentarme cualquiera sean mis circunstancias. Aprenderé a
ser feliz, porque la felicidad es gozarse por lo que se tiene. Tengo en mí lo
único que debo poseer como ser humano: la vida que viene del cielo y que me
acompañará para siempre. JESÚS, es la vida eterna, teniéndolo a Él lo tengo
todo.
Hoy mis pensamientos, mis actitudes y mis acciones estarán basados en la
honestidad, lo justo, lo puro y todo lo que sea de buen nombre; desecharé
todo lo demás por inútil.
Hoy ratifico mis dos resoluciones para esta vida humana: Primera: Viviré
para la gloria de Dios. Segunda: Aunque otros no lo hagan, yo lo haré.
Hoy viviré dándolo gracias a Dios por todo. No dejaré que mi corazón se
llene de críticas sin presentar soluciones. No dejaré que un recuerdo me haga
su prisionero.
Hoy seré como el sándalo que perfuma el hacha que lo hiere. Buscaré el
perdón de a quienes he ofendido. Borraré con el perdón las ofensas de quienes
me han ofendido. Los verdugos de la enemistad no podrán hacerme daño.
Hoy seré libre, cabalgaré con todo lo que soy y tengo sobre el caballo
blanco de la victoria. Pondré alas a mi esperanza y volaré. Seré más de Él, y
menos de mí mismo. Hoy le diré al Señor, gracias por hacerme libre para ser tu
siervo. Ser discípulo de JESÚS es humillarse bajo su poderosa mano.
Hoy le diré a la vida: ¡Buenos días belleza!
Oración:
Padre eterno:
DIOS TODOPODEROSO:
Hoy entro a tu presencia por la puerta de mi gratitud. Gracias, oh Dios,
por esta vida eterna a través de JESÚS. Gracias por los dones y habilidades las
cuales te rindo en obediencia. Gracias porque has puesto en mi ser no depender
del éxito o de las circunstancias para ser feliz. Contigo lo tengo todo,
y por eso no me canso de alabarte y bendecir tu nombre. Te doy gracias por
lo que me das, y si nada me das, también te doy gracias. Gracias por la perla
de gran precio de la salvación, por enviar a tu Hijo amado para comprármela y
regalármela por su muerte y resurrección. Él no murió en vano, porque no tendré
en poco una salvación tan grande. ¡Bendito y alabado seas! En el nombre de
JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Celebra tu vida con una sonrisa hacia quien encuentres en tu paso, en el
día de hoy; no lo harás más rico ni tú será más pobre.
Interacción:
¿Qué me dice Dios
hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa
a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección
por aprender?
¿Existe una
bendición para disfrutar?
¿Existe un
mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a
evitar?
¿Existe un nuevo
pensamiento para llevarlo conmigo?
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