lunes, 31 de enero de 2022

“¡SÉ FUERTE Y VALIENTE!”

Mis amados todos: ¡Gracias al SEÑOR, por ahora, estoy de regreso, sigo dependiendo del regalo de sus oraciones! Desde hoy, estaré enviando perlas que han sido de mucha agrado y bendición para algunos de ustedes; si tiene una favorita y quisiera que la reenvíe, tómese unos minutos y escríbame al respecto y las publico por aquí. Saludo con esta perla de hoy a los amados de la Iglesia Monte Moriah de San Fernando de Apure. Abrazos.

Francisco Aular
Lectura devocional: Josué 1:1-9
Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”. Josue 1:9 (NTV).

“¡Sé fuerte y valiente!”, fueron las palabras que me dijo mi madre, aquella tarde del 19 de mayo de 1955. Todavía lo recuerdo muy bien, estábamos visitando a mi tía María de la Paz y a su hija Ana, quien había venido desde Caracas para llevarme con ella; pero yo no sabía. Mi madre abrió mi pequeña maleta porque mi primo Antonio, había tenido la idea de sacarme a pasear, y ella se iría en mi ausencia. Yo tenía nueve años, lo suficiente para saber que algo importante debía estar ocurriendo a mi alrededor. Mi madre me vistió y mientras lo hacía, estuvo pendiente de todos los detalles, y me hablaba, su voz tenía un dejo de tristeza, y ella que no era dada a expresar en alto sus sentimientos -como mi padre lo hacía-, me hablaba continuamente de la estrecha relación entre ella y yo; la vi secarse los ojos, de vez en cuando… “Hijo, me dijo con ternura”, se detuvo y luego siguió, -ella y yo, asistíamos a una congregación evangélica, así que no me pareció tan raro que me dijera, “pase lo que pase sé un muchacho de DIOS, y sé obediente con los demás como hemos aprendido de la Biblia”. Metió cuidadosamente en mi maleta, varias selecciones de los Evangelios. Mi madre terminó de vestirme. Pasó sus manos sobre mí, alisando cuidadosamente mi camisa especialmente el cuello y mi cabello. Como mi primo Antonio, me llamaba para salir, mi madre me estrechó contra ella y me besó. Lejos estaba de suponer que aquella era una despedida, y no nos veríamos de nuevo, en muchos años. Mi primo Antonio y yo salimos y dimos un largo paseo por San Felipe, la ciudad que me vería partir, en la madrugada del día siguiente. Así que cuando regresamos ya era de noche, y mi madre, no estaba. Desde luego, un dolor profundo se apoderó de mí, pero el momento había llegado de hacer lo que mi madre me aconsejó: “¡Sé fuerte y valiente!”.

“¡Sé fuerte y valiente!”, le aconseja DIOS a Josué su nuevo portavoz delante de Israel. Josue es la historia de otra despedida, y el gran paso hacia un mundo nuevo, en donde él era el protagonista. Pero Josué, había sido preparado por Moisés para esa despedida, durante 40 años. Los mensajes que encontramos en el libro que lleva el nombre de nuestro héroe, nos ayudarán a soportar el primer impacto en nuestra dura batalla contra nuestros tres enemigos: el mundo, el demonio y la carne. Como comandante Josué fue ejemplar y valiente; como líder espiritual y cívico, supo darle la gloria a DIOS; como padre de familia, fue un modelo desde su juventud hasta su ancianidad, pues a los 110 años, pudo decir delante de sus conciudadanos: “Pero si te niegas a servir al Señor, elige hoy mismo a quién servirás. ¿Acaso optarás por los dioses que tus antepasados sirvieron del otro lado del Éufrates? ¿O preferirás a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives? Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor.” (Josué 24:15 NTV).

“¡Sé fuerte y valiente!”, porque necesitaremos valor para esta hora de angustia, desánimo y desesperanza en la cual vivimos; se es fuerte y valiente cuando realizamos una obra que requiere fuerza y osadía; se es fuerte y valiente, el que viendo a otro ser humano atravesado en los rieles de un tren que se acerca, se lanza y rescata a una vida a tan solo segundos de la muerte; se es fuerte y valiente, cuando se atraviesan las llamas de un incendio para rescatar a quien pide auxilio. Sin embargo, ser valiente y fuerte implica mucho más que actos heroicos ocasionales. Horacio, dijo: “Admiraré a quien no se avergüence de sus andrajos, a quien mude de fortuna sin inmutarse, a quien en la prosperidad lo mismo que en la adversidad, mantenga la actitud del varón fuerte.” Se es valiente y fuerte quien pueda vencer todas las alternativas que la vida le presenta, sin que se altere su espíritu, sin que merme su fe, sin que decline la intensidad de su amor y su perdón; se es valiente y fuerte, cuando se es capaz de pedir perdón, de alabar en vez de criticar, de ayudar en vez de observar, de comprometerse en vez de huir de la responsabilidad.

Hoy la poderosa voz de DIOS que aconsejó a Josué es la misma que te dice: “Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”. Josue 1:9 (NTV).

Oración:
SEÑOR, te ruego que me guíes y me inspires al evaluar tu mandato cuando me dices: “¡Sé fuerte y valiente!”. Ayúdame a evaluar también mi verdadero propósito en esta vida y proceder con toda valentía a llenar cada día de mi vida con tu Palabra que permanece para siempre. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
DIOS puede hacer de nuestro dolor pasado, una preciosa perla en nuestro hoy y el mañana.


sábado, 29 de enero de 2022

IGLESIA DEL DIOS VIVIENTE

¡Gracias a todos los que me han regalado sus oraciones!
Ya estoy mucho mejor de mi salud. Con la ayuda del SEÑOR, estaremos regresando, DIOS mediante, el martes 1 de febrero de 2022. ¡Espérela!
Francisco Aular
“Para que, si me retraso, sepas cómo debe portarse uno en la familia de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, la cual sostiene y defiende la verdad.” (1 Timoteo 3:15 DHH)

¿Cómo debe ser nuestro comportamiento en la familia de DIOS, nuestra iglesia? 
Trataré de ser breve para responder esa pregunta:

Cuando llegué a mi familia espiritual en agosto de 1963, una de las primeras cosas que aprendí fue a hablar. Sí, creo que de cada diez palabras que decía, nueve, estaban descartadas para decirlas en aquel ambiente de preciosos hermanos, verdaderamente y bíblicamente hablando, santos. Simultáneamente, casi sin darme cuenta aprendí tres objetivos que tiene la iglesia: 
Lo primero que tuve que hacer fue crecer en el conocimiento de DIOS, Su Palabra y exaltar el nombre del SEÑOR con mis palabras y mis hechos. Aprender a adorar a DIOS por lo que es y no solamente por lo que ha hecho, es tarea de una iglesia. ¡Adorar a DIOS es vivir para Su gloria, en todo lo que somos y hacemos! Desde luego, es un aprendizaje de toda nuestra vida en esta tierra. ¡En eso ando!

Segundo: “Dar testimonio al mundo”. Empecé evangelizar -sin que nadie me lo dijera-, sino por el gozo mismo de haber encontrado a mi familia espiritual.  Sí, empecé a evangelizar, a llevar el corazón de DIOS al corazón de los perdidos, a los no nacidos de nuevo, a la manera en que lo hacíamos en aquellos años: repartir tratados, invitar a mis familiares, amigos y compañeros de trabajo y estudios que no conocían a CRISTO. Tuve la bendición de que nuestro pastor Carlos B. Clark, involucró a aquel grupo dentro de una estrategia multidenominacional, llamado Evangelismo a Fondo. De hecho allí aprendí a crecer en el liderazgo cristiano, tomando en cuenta al resto del pueblo de DIOS. 

Tercero: Tuve que aprender a pensar, decir y hacer mejores cosas que ayudarán a la “edificación de los santos”. Me sorprendí al darme cuenta que la iglesia, no es el edificio, el templo, sino la ¡Gente!, es decir, de los cristianos nacidos de nuevo dentro del Reino. Sin embargo, las reuniones presenciales en grupo de la Iglesia del SEÑOR, no tiene precio. Exactamente, los santos de la iglesia, no son los muertos, sino los santos vivos, es: ¡La Iglesia del DIOS viviente! ¡No asistimos al templo solamente para recibir, sino también para ejercitarnos para vivir la Vida de CRISTO, desde aquí-el ahora- hasta el más allá en el cielo. La Iglesia existe para ayudarnos a crecer, para ejercitarnos en la fe, en ese entorno eclesiástico, es decir, nuestra familia espiritual, allí aprendemos a perdonar y a pedir perdón; a poner nuestras miradas únicamente en JESÚS, no solamente para nacer de nuevo en el Reino de DIOS, sino para mantener una atmósfera de amor y unidad en el pueblo de DIOS; en nuestra familia espiritual nos ejercitamos en esta vida sobre cómo vivir en el cielo, nuestro destino final. 


Gracias al SEÑOR por dejarnos en la tierra una agencia de Su Reino: ¡Su iglesia local!: “Somos familia del DIOS Viviente”… “Para que, si me retraso, sepas cómo debe portarse uno en la familia de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, la cual sostiene y defiende la verdad.” (1 Timoteo 3:15 DHH). 
Con mucho afecto,
¡FELIZ DOMINGO DEL SEÑOR!
Pastor y amigo,
¡Adelante, siempre adelante!
Por lo tanto, hoy, si no tienes impedimentos físicos extremos: ¡No te quedes en casa! Toma tus precauciones cuando vengas al templo, no desconocemos la malicia del coranavirus que nos ataca. No olvides somos humanos, nos enfermamos y morimos  como todo ser vivo. No obstante. Ven a tu familia espiritual! ¡Te esperamos!

domingo, 2 de enero de 2022

¡PONTE EN MARCHA!

SALUTACIÓN

Francisco Aular 

perlasdelalma@gmail.com

Lectura devocional: Éxodo 14:15-31

Entonces dijo el SEÑOR a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha. Éxodo 14:15 (LBA) 

"Pasaré por este mundo una sola vez. Si hay alguna palabra bondadosa que yo pueda pronunciar alguna noble acción que yo pueda efectuar diga yo esa palabra, haga yo esa acción ahora, pues no pasaré más por aquí..." (William C. Morris)


En mis años de recién convertido al Evangelio, en las iglesias de mi denominación, teníamos una organización que se reunía todos los domingos por la tarde: La Unión Bautista de Preparación. ¡Allí formábamos a los líderes! Allí me formé yo. Un pensamiento que traía la revista guía de nuestros estudios me impactó, decía: “Pasaré por esta vida una sola vez. Si hay alguna palabra amable que pueda decir, algún acto de bondad, o cualquier cosa buena que puede hacer por mis semejantes, diga yo esa palabra, haga yo esa acción. Pasaré por esta vida solamente una vez”. Esto es particularmente cierto, si retrospectivamente, miramos al año 2021, el cual ya es historia. Las palabras que no dije en el momento preciso, las acciones que no hice a favor de otros ya son oportunidades perdidas.

 

En efecto, frente al nuevo año tenemos que aprovechar el tiempo, no debemos desperdiciar ninguna oportunidad para ser útiles. Como alguien dijo: “el tiempo es un gran maestro para todos nosotros, el único problema es que este maestro acaba con sus discípulos”… Frente al nuevo año y a los años futuros que tendemos por delante con sus minutos y días que se irán desgranando uno tras otro, y cuyo número disminuye implacablemente hasta llegar a cero; ¿cuántos años nos quedan por vivir? No lo sabemos. Lo que si sabemos es lo que nos dice la Palabra: “Nadie puede retener su espíritu y evitar que se marche. Nadie tiene el poder de impedir el día de su muerte. No hay forma de escapar de esa cita obligatoria: esa batalla oscura. Y al enfrentarse con la muerte, la maldad no rescatará al malvado” (Eclesiastés 8:8, NTV). 

 

La muerte es una realidad inevitable, así como las pruebas que nos vienen en nuestro andar en este viaje que es la vida humana. Así como Israel en su huida de Egipto, cuyo lugar desde donde salían lo tenía detrás, y delante de ellos el desafío del mar, nosotros tenemos la misma perspectiva: No dejar que el miedo a lo conocido o desconocido nos paralice, y nos robe el presente para siempre. En su búsqueda de dirección Moisés recibió de DIOS una orden: “¡Di a los hijo de Israel que se pongan en marcha!”,  nosotros ya conocemos la historia, el pueblo de Israel marchó y cruzó el mar en seco y sus enemigos perecieron, porque DIOS no les permitió llegar a la orilla. ¡DIOS hace maravillas cuando su Pueblo se pone en marcha!

 

No niego que en nuestro mundo actual vivamos momentos angustiosos; pensemos un instante en todo aquello que nos perturba: La pandemias que anda por el mundo, nivelándolo con la muerte; amenazas del terrorismo mundial, tasas de criminalidad aterradora, los fenómenos naturales que nos asedian, los tsunamis financieros que se avecinan, el incremento de la corrupción humana en todos los niveles, todo ello, nos gritan la terrible verdad que nuestro mundo está en llamas.  Ninguna orden divina es tan actual para nosotros en este momento en que contemplamos el primer día del año 2022, que la orden divina, la obedezcamos: ¡Ponte en marcha!

 

¡Ponte en marcha!, porque lo mejor está por venir. Muy cerca de nuestra casa están las famosísimas cataratas del Niágara. Por años, yo había hablado y escrito sobre ellas en mis mensajes. Me las había imaginado una y otra vez. La primera vez que las visité estaba lleno de expectación durante el viaje. Llegamos. Su belleza me deslumbró. Me acerqué a la orilla lo más que pude, a aquel sonido singular de sus muchas aguas, y al mirar su caída, parecía que mi emoción subía hasta estallar en un, ¡gloria a DIOS! Cerré mis ojos, mientras caían sobre mi cara las gotas con las que la Niágara me daba su bienvenida, en eso exclamé al SEÑOR: ¡Oh Padre, esto es mucho más hermoso de lo que yo me había imaginado! ¡Cuán grande eres! 

 

En esta tierra, nosotros los que vivimos estamos en una peregrinación hacia lo grande y hermoso. ¡No existen palabras para describir lo que el cielo es y será para nosotros! La única razón por la que un cristiano nacido de nuevo todavía está en esta tierra es para explicarle a los millones que no conocen a JESÚS quien es Él, y lo que Él hizo por nosotros. ¡No existe un desafío más grande que el que tenemos los cristianos en esta hora de anunciar el Evangelio, las buenas nuevas de salvación, a esta generación! Nada puede ser más grande que la cosecha espiritual que estamos a punto de ver en el mundo entero. ¡Vamos por ellos! ¡No podemos fallarle a DIOS! ¡No podemos paralizarnos en esta hora crucial para la humanidad! Tenemos que proclamar en todas las formas, en todo lugar y a cualquier precio que: ¡Si hay esperanza en JESÚS! Desde hace muchos años, he tenido un lema al llegar a mi casa cuando el Señor me ha permitido evangelizar y cosechar un alma para Cristo, le digo a mi familia con todo mi corazón lleno de un gozo indescriptible: “¡Uno más para CRISTO!”…

Como alguien que ha dedicado su vida a DIOS y está a punto de cumplir 59 años en el Evangelio, siento en lo más íntimo de mi ser, que mi amado JESÚS, mi Señor y Salvador, me dice: “¡Dile a mi pueblo que marche!”.  

¡Ponte en marcha! 

¡Adelante, siempre adelante!

¡Feliz domingo de SEÑOR!

¡Feliz Año 2022!