Francisco Aular
Lectura
devocional: 1 Corintiios 2:1-5
Pues me propuse no saber entre vosotros
cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. 1 Corintios 2:2 (RV60)
El apóstol Pablo, sin duda era el discípulo cristiano de
mayor preparación intelectual con que contaban las iglesias del primer siglo.
Su elevadísima cultura filosófica, pues, sin duda, había leído y estudiado a
los principales filósofos griegos y romanos que le habían precedido en esto
tenía un lema “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1
Tesalonicenses 5:21); a esto se añade, el dominio
de los idiomas principales de aquel tiempo, y su trasfondo religioso de su
pueblo “soy judío…instruido a los pies de Gamaliel” (Hechos 22:3), Por cierto
Gamaliel es uno de los grandes maestros de Israel de todas las épocas. Sin
embargo, Pablo conjuntamente con los demás autores del Nuevo Testamento había
comprendido que la cruz de Cristo era el corazón del Evangelio. Su declaración
descansaba en las palabra de JESÚS mismo dichas a Nicodemo, en el inicio de Su
ministerio en esta tierra: “Como levantó Moisés la
serpiente en el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del
Hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna”
(Juan 3:14-15 NVI) Igualmente, la Palabra dice: “Y comenzó a enseñarles que le
era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los
ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y
resucitar después de tres días” (Marcos 8:36 RV60).
Por otra parte, Pablo sabía que el mensaje
del Mesías crucificado, no era popular. La crucifixión de JESÚS, era un
escarnio público: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por
nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un
madero)” (Gálatas 3:13 RV60). También sabía que era un escándalo para los
judíos y una tontería “locura” para los que no son judíos, como lo sigue siendo
hoy en día para los incrédulos. “Nosotros les anunciamos que Jesús es el
Mesías, ¡y que murió en la cruz! Para la mayoría de los judíos, esto es un
insulto; y para los que no son judíos, es una tontería” (1 Corintios 1:23 La
Biblia en lenguaje actual)
En efecto, pase lo que pase, se burlen de
nosotros o no, el mensaje de la cruz sigue siendo el corazón del Evangelio.
Como ya lo he dicho, Pablo podía sentirse orgulloso de ser el apóstol de mayor
preparación intelectual, de su trasfondo religioso, de los idiomas que dominaba,
de las tres culturas y ciudadanías que poseía, y aún de su brillante carrera
ministerial, la cual todavía está lejos de ser superada. Sin embargo, el
corazón del Evangelio para él, era la cruz. Por favor, no vaya entender que se
refería a ese símbolo que usted puede llevar consigo de madera, plata u oro.
No. Lucir la cruz de esta manera, sería como llevar una silla eléctrica en
miniatura de un familiar que ha sido electrocutado inocentemente. ¡No es a la
cruz que adoramos sino a JESÚS!, quien murió en la cruz, y el significado de Su
muerte por nosotros: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de
nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al
mundo” (Gálatas 6:14 RV60) ¡Éste es el corazón del Evangelio!
Oración:
Padre eterno:
Amado Señor, gracias por enviar a JESÚS a este
mundo para que por Su muerte en la cruz hiciera posible mi salvación eterna,
saber que Él murió por mí y en mi lugar, me hace humillarme bajo tu gracia, tu
amor y justicia. Ayúdame a predicar este mensaje de la cruz, en el Nombre de
JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Tanto la gracia como la
justicia de Dios se ven en la Cruz del Calvario.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su
Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda
aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para
llevarlo conmigo?