SALUTACIÓN
Perlas del Alma
Francisco Aular
faular@hotmail.com
DOMINGO, 6 de abril de 2025
Lectura devocional: Marcos 4:35-41
Versículos de hoy:
Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y dijo a las olas: «¡Silencio! ¡Cálmense!». De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma. Luego él les preguntó: «¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía no tienen fe?». Marcos 4:39,40 (NTV)
BIEN SE HA dicho que “el pastor es el corazón de la iglesia”. Y, si es el misionero plantador, puedo añadir: es más cierto todavía. Se me hizo muy claro, cuando llegué, a la Misión Bautista Emanuel de Chacaíto, en Caracas, Venezuela; aquel agosto caraqueño de 1963, este precioso himno: “Maestro se encrespan las aguas”, ya estaba allí.
Todavía recuerdo a mi pastor Carlos B. Clark, un domingo por la mañana, pidiéndonos a los congregantes: —“¡Pongámonos en pie para cantar el número 380, en nuestros himnarios!” ... Mientras esa bella voz de mi pastor iba por el aire y llegaba a los oídos de más de cuarenta personas, allí en nuestro local del Edificio Punto Criollo, me imaginaba que esas notas llegaban al Cielo. En aquellos días me metí de lleno en la letra y melodía de este himno que me ha acompañado desde entonces.
¿Cuál es la historia de este himno? Aquí voy. Era el año de 1874 y en Chicago, Illinois, nos encontramos con Mary Ann Baker, de 42 años, quien más tarde sería la autora del poema: “Maestro se encrespan las aguas”. Mary Ann, vivía con sus padres y un hermano que era todo un caballero. Eran felices, cristianos y bien comprometidos con la iglesia a la cual asistían.
Inesperadamente, les sobrevino la tragedia. Un virus llegó, y en un mes murieron sus padres y su hermano. Quedó sola, y cayó en una crisis de fe, que la sumió en depresión. En medio de su dolor contaba ella, años después. Hizo los siguientes comentarios: “Dios no se preocupa por mí. Eso que llaman la Providencia divina es indigna de un Dios de amor”. A esto también añadía: “Siempre he tratado de creer en Cristo y me he consagrado a Él, pero esto es más de lo que puedo soportar”. “¿Qué he hecho para merecer esto? ¿O qué he dejado de hacer para que Dios descargue su venganza contra mí de esa manera? ¿Por qué ha sucedido esta tragedia? ¿Cómo puede un Dios de amor permitir estas cosas? ¡No es justo! ¿Por qué debo sentirme de esta manera?
Honestamente, hablando. Preguntas como éstas se me han hecho algunas veces. En esos días sin respuestas, recuerdo a grandes hombres de DIOS que pasaron por allí, me vienen a la mente: Job y las Lamentaciones de Jeremías, especialmente en el capítulo 3:1-21…Sin embargo, el mismo Jeremías concluye:
“No obstante, aún me atrevo a tener esperanza cuando recuerdo lo siguiente: ¡El fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan. Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana. Me digo: «El Señor es mi herencia, por lo tanto, ¡esperaré en él!”.
Mary Ann, tenía facilidad para escribir poemas, fue entonces cuando el doctor Horacio Palmer, pastor de su iglesia, le pidió que escribiera algunos cantos para la Escuela Dominical que incluyera temas relacionados con la unidad de la enseñanza: “Cristo calmando la tempestad” basada en Marcos 4:35-41. ¡Mientras Mary Ann, estudiaba la Escritura, reafirmó su fe en el DIOS vivo, su tempestad se calmó y vino a ser una heroína de la fe! …Bueno lo demás es historia que seguiré contándoles, en otra oportunidad.
Finalmente, nosotros también hemos estado enfrentando un tiempo difícil de prueba de nuestra fe. Soy un sobreviviente de la pandemia que azotó al mundo hace unos cuatro años. Imagínense en nuestro caso, pasamos año y medio sin ir como todos los domingos al templo, con toda la familia como lo había hecho durante 56 años seguidos… Yo había escrito varias veces en nuestros boletines: “Un domingo sin la iglesia es como un día sin sol”. Por eso, cada domingo cuando nuestro DIOS me permita estar en nuestra Iglesia Bautista Emanuel de Calgary (IBEC), mi gratitud al SEÑOR por Su providencia y por nuestra iglesia se me desborda. Creo que la tercera estrofa del himno, "Maestro se encrespan las aguas, el agradecimiento a DIOS, lo dice mejor:
Maestro, pasó la tormenta,
Los vientos no rugen ya,
Y sobre el cristal de las aguas
El sol resplandecerá;
Maestro, prolonga esta calma
No me abandones más,
Cruzaré los abismos contigo,
Gozando bendita paz.
Los vientos, las ondas oirán tu voz,
¡Sea la paz!
Coro:
Calmas las iras del negro mar,
Las luchas del alma las haces cesar,
Y así la barquilla do va el Señor,
Hundirse no puede en el mar traidor.
Doquier se cumple tu voluntad,
¡Sea la paz! ¡Sea la paz!
Tu voz resuena en la inmensidad
!Sea la paz!
(NHP#380, CBP, El Paso, TX,)1955
¡FELIZ DOMINGO DEL SEÑOR!
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE SANADOR:
¡Gracias por cuidarnos y consolarnos en forma tan maravillosa! Tú sabes que nuestra travesía, mientras llegamos a la otra orilla, está llena de dificultades. Pero nos has prometido que vas con nosotros. Ayúdame SEÑOR a comunicar tu Mensaje en medio de las crisis de este mundo. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La presencia de DIOS con nosotros y en nosotros nos da Su Consuelo en medio de la angustia.