Francisco
Aular
Lectura
devocional: Apocalipsis 22:6-21
He aquí, yo
vengo pronto, y mi recompensa está conmigo. Apocalipsis
22:12
Al final de un día largo y exhausto de tanto caminar,
un vendedor regresó a la habitación de su hotel. Era tarde y estaba
visiblemente agotado. Se sentó al borde de la cama y comenzó a quitarse los
zapatos, uno cayó al piso con un sonoro golpe y el hombre pensó para sí mismo: Que descuidado de mi parte. Es tarde en la
noche y es probable que mi zapato haya molestado a la persona en la habitación
de abajo. Así que cuando se quitó el segundo zapato, lo colocó sobre el
suelo muy suavemente y se puso a dormir. Alrededor de treinta minutos más tarde
tocaron a la puerta. Cuando fue a abrir, allí estaba un hombre de pie con su
ropa de dormir y unos círculos negros
debajo de sus ojos. El hombre dijo: “Por favor, ¿podría tirar el otro
zapato para que pueda dormir un poco?...”. Así está el mundo en esta hora,
esperando que caiga el otro zapato.
En tan sólo una década el mundo ha sufrido una serie
de cambios catastróficos en todos los sentidos. Hemos vistos cambios sociales,
religiosos, políticos, científicos, económicos, epidemias que dejan muchos
muertos en su paso, y fenómenos naturales con millones de perdidas humanas y
materiales. Mis amados me han buscado y preguntado: “Pastor, ¿hemos tocado
fondo?; ¿son señales de la Segunda Venida de Cristo?; ¿son evidencias de la ira
de Dios por el pecado de los seres humanos?, ¿o son simplemente fenómenos
humanos y naturales?”.
Sea cual fuera nuestra posición escatológica frente a
estos sucesos, tenemos que verlos desde el punto de vista de Dios. En verdad,
el tiempo humano “cronos” y el tiempo de Dios “kairós”, son diferentes. El
primero lo medimos con el reloj y el calendario, pero el “kairós” o tiempo de
Dios son las manifestaciones que hace el SEÑOR, irrumpiendo en la historia
humana -a veces por largos períodos-. El ser humano, a través de la historia,
ha mostrado su naturaleza pecaminosa infligiendo sufrimientos y destrucción
hacia los demás seres humanos, y cualquier sistema que se invente ya tiene la
corrupción en su ADN, pero en el tiempo cronológico, vale decir, del ser humano
a través de los siglos, estas cosas han sucedido una y otra vez. Revelan la
verdad de lo que la Biblia dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”
(Romanos 3:23 RV60). ¡Sólo JESÚS es nuestra única esperanza!
Teniendo en mente esto del tiempo humano y el tiempo de Dios, alguien escribió:
“Nuestros ciudadanos han renunciado a creer en el futuro, especialmente
aquellos que viven en las partes más pobres de la ciudad. No tienen trabajo,
tienen muy poca comida, y no tienen oportunidad para mejorar sus vidas. En
algunos barrios de la ciudad se han desatado disturbios, pero en su mayor
parte, hay demasiada desesperación para provocar disturbios. Seguramente Cristo
escuchará nuestros llantos y vendrá pronto” (Roma, año 455 d.C.). Sin embargo,
la Biblia dice: “El
Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es
paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9 RV60).
Todavía no es el tiempo de Dios. De hecho creo que la
crisis en la cual estamos será superada una vez más, todavía la Iglesia del
SEÑOR tiene mucho trabajo para hacer en la tierra. Sin embargo, los desastres
naturales y la maldad del ser humano continuarán de manera impredecible hasta
que JESÚS vuelva con sus llaves para decirnos: “¡Han fracasado, han
desperdiciado todo los recursos que les presté, vengo a cerrar esto y a apagar
las luces!”. Pero los cristianos nacidos de nuevo debemos aprovechar esta hora,
porque la palabra “kairós”, el tiempo de Dios, también significa una nueva
oportunidad que no debemos dejar pasar: Aprovechen cada
oportunidad que tengan de hacer el bien, porque estamos viviendo tiempos muy
malos. Efesios 5:16 (TLA).
Ciertamente, estos
días son tiempos de cosecha espiritual, nuestra esperanza está puesta
únicamente en JESÚS; ¡JESÚS vendrá, en Segunda Venida, con una recompensa para
todo aquel que ha aceptado el Mensaje que Él nos trajo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se
ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Marcos 1:15 RV60). Todavía este es el Mensaje de Salvación
eterna. Por lo tanto, debemos montarnos en las plataformas de las plazas, y
proclamarlo a voz en cuello, ir por las calles y anunciarlo; tocar las puertas
para llevarlo a las familias humanas en toda la tierra. Es muy significativo
para mí, que en Apocalipsis, al final del último capítulo de la revelación
divina, Dios, nos haga a esta generación la misma invitación que la ha hecho al
ser humano, que se apartó de Él,
desde que perdió el Paraíso: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que
oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la
vida gratuitamente.” (Apocalipsis 22:17).
Pues bien, no sabemos ni el día ni la hora
en la cual el Señor mismo, vendrá por nosotros. Esto hace que el anhelo de
nuestros corazones, cuando nos reunimos como familia de Dios, y oramos,
digamos como los discípulos del primer siglo y hasta cuando JESÚS retorne a
poner todas las cosas en orden: “¡SEÑOR, ven pronto!”.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Te doy las gracias por
habernos dejado tu santa Palabra llena de promesas que nos sostienen en los
momentos difíciles, nos alientas para seguir, y son un ancla segura en medio de
las tormentas de la vida. Que yo no sea alguien que sabe y lee mucho, sino
alguien que pone en práctica lo que ya sabe. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
A medida que los sucesos mundiales se hacen más
oscuros, la promesa del regreso de JESÚS se hace más brillante.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?