viernes, 20 de junio de 2014

A solas con Dios

Francisco Aular
Lectura devocional Salmo 27:7-14
Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
    el Señor me recibirá en sus brazos. Salmo 27:10 (NVI)

Se llamaba Jesús Bolívar, y vino a Cristo un inolvidable día en que yo estaba sirviendo la Cena del Señor. En efecto,  al explicar la pasión y muerte del Señor Jesucristo, aquel hombre en los sesenta años, pasó con pasos firmes y ante mi asombro se arrodillo delante de mí, y llenos de lágrimas me dijo, el alta voz: “¡Yo quiero rendir mi vida al Señor Jesucristo, en agradecimiento a todo lo que Él, hizo por mí! ¿Qué debo hacer?...” Rápidamente bajé de la plataforma y me arrodillé con él, guiándolo a aquel encuentro con su Salvador y Señor. En pocos meses aquel nuevo creyente, descubrió que él era ante todo, un hombre de oración. Viudo y jubilado, vivía en su casa solo, pero pasaba mucho tiempo en compañía de Dios leyendo la Biblia y en oración. Lo hice mi compañero de oración y de viajes por todo nuestro país. Él anotaba las peticiones de oración que nos solicitaban los hermanos, hacía tiras de papel con esas peticiones y delante de Dios, clamaba por cada necesidad de los amados que nos habían confiados sus motivos. El hermano Bolívar y yo, descubrimos que muchas de las peticiones estaban relacionadas con la soledad. Eso nos hizo ver que pocas cosas son más tristes que la soledad.
Ahora bien, algunas peticiones provenían de personas viudas. Nos dimos cuenta que el dolor más terrible de la viudez no es tanto la incertidumbre del futuro inmediato, sino la ausencia del ser amado. Allí el hermano Bolívar sacaba a relucir su experiencia, y les aconsejaba dedicar más tiempo a la Palabra, a la oración y al invertirse en el trabajo de la iglesia. “Mientras más usted se involucra en la obra de Dios, más descubrirá que el Señor del universo, no lo ha abandonado, por el contrario, lo lleva en Sus brazos. Nada ni nadie lo sacará de allí, eso es para siempre”, “¡no hay como estar a solas con Dios!... Le escuchaba decir al hermano Jesús Bolívar, una y otra vez cuando aconsejaba a las personas.
Esto nos hace preguntar ¿cómo vencer nuestra soledad? En esos momentos, un versículo como el de hoy, es un alimento para el espíritu y el alma atribulados:Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
    el Señor me recibirá en sus brazos. Salmo 27:10 (NVI). Ahora bien, mi amado hermano Jesús Bolívar partió con el Señor, una mañana –su hora favorita para la oración era la madrugada-, en un memorial que tuvimos su honor en la Iglesia Bautista El Buen Pastor, en donde él fue miembro toda la vida, dije: Me imagino al hermano Jesús Bolívar, orando en esa madrugada en la compañía de su amado Señor y Salvador. Estaban dialogando allí los dos, en la plenitud de la comunión espiritual que obtenemos al ejercitarnos en la oración, cuando el Señor le dijo: “¡Hijo amado, hoy te quedarás conmigo!”…
Pues bien, cuando vine a Cristo, hace cincuenta años, no vine atraído por una evangelio de ofertas tipo “para de sufrir”; en aquellos años ser evangélico, costaba las burlas, el menosprecio de familiares y amigos. Sin embargo, estuve dispuesto a todo cuando comprendí que mi amado Señor JESÚS, había dado su preciosa vida por la mía. ¡Perdí la relación con familiares y amigos, pero Dios me trajo a mi familia espiritual! En el transcurso de los años, algunos de mis amigos y familiares, también han llegado a los pies del Señor. ¿Qué hice en aquellos años en los cuales sentía soledad, aun en medio de la gente cuando aun las relaciones más queridas me abandonaron? Ciertamente, le creí a Dio y a Su Palabra:Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
    el Señor me recibirá en sus brazos.” Salmo 27:10 (NVI) ¡Me aferré a mi Biblia, a la oración y a la vida de mi iglesia, y Dios nunca me ha abandonado!
He vivido suficiente tiempo he visto a mujeres y hombres llegar al Evangelio y pese a la incomprensión de sus seres queridos, ellos mantuvieron firmes en la fe, y no claudicaron, y Dios le ha dado el triunfo. He visto a hijos traer a sus padres al Evangelio. He visto a empleados traer a JESÚS a sus jefes y compañeros de trabajo; he visto a estudiantes de la universidad impactar con sus vidas, a sus profesores y compañeros de estudios y llevarlos al conocimiento de Dios. ¡He visto a humildes soldados rasos ser instrumentos de Dios para mover a un batallón! En fin, he visto a los cristianos fieles perseverar en el Señor, porque estuvieron dispuestos y disponibles a vivir, a solas con Dios.
Oración:
Padre eterno:
Enséñame e vivir para ti, y de tal modo valorar a mi prójimo que nada ni nadie me frene de dar testimonio de ti, y de tu amor por ellos. Ayúdame a tener el propósito firme de ser un testigo tuyo por dondequiera que vaya. Aunque el mundo entero me abandone, no me sentiré solo porque me llevas siempre en tus brazos amorosos. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Es mejor seguir a JESÚS, aunque nos rechacen, que negarlo para que nos acepten.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?

¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

domingo, 15 de junio de 2014

El padre que necesitamos

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Deuteronomio 6:1-8
Debes comprometerte con todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy te entrego. Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalos a tus manos y llévalos sobre la frente como un recordatorio. Deuteronomio 6:6-8 (NTV)

“¡Fran, nació Daniel, y es bello…!”, exclamó la orgullosa abuela Lola de Dámaso, tocándome los hombros para despertarme de mi breve paso por el sueño, allí sentado en el banco de la sala de espera del hospital. Ambos corrimos a la sala donde Mary y Daniel nos esperaban. Por primera vez, lo tuve entre mis brazos, lo apreté y lo besé. Desde ese momento, comprendí mejor lo que tantas veces había oído sobre la paternidad. Sí, en efecto, ningún hombre puede saber qué significa la vida, la familia, el mundo, en fin, cualquier cosa, hasta que tiene un hijo, lo ama, lo protege y guía en los primeros años de su vida, porque, entonces, todo el universo cambia y nada es exactamente igual.
Sin embargo, tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo que tener cuadros en la pared de la casa no lo vuelve a uno pintor. Ciertamente, la gran necesidad del mundo actual es de verdaderos padres en todo el sentido de la palabra. ¿Cómo debe ser el padre que necesitamos? Afortunadamente, Dios nuestro Padre Celestial, nos dejó un Libro que es excelente guía para los padres: La Biblia. Allí aprendemos nosotros, primeramente, que todo es perecedero en el mundo, el poder, la fama, las riquezas y la persona misma desaparecen, pero la virtud de un buen padre de familia, vivirá para siempre. Sea que seamos buenos padres o no, de todos modos, vamos de paso por este mundo y moriremos, y si de todos modos vamos a morir, pensemos que la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos es la herencia espiritual; será necesario haberlos nutrido con suficiente amor, de tal manera que ellos puedan repartirlo por donde van; hay que enseñarle al hijo los valores cristianos, guiarlo en la solución de los problemas que plantea la familia y la sociedad, y que mantenga la unidad familiar porque el verdadero sentido de la vida es mantener los lazos que Dios creó, al planearnos para que fuésemos abejas de un mismo panal y leños de un mismo fogón;  fomentar y desarrollar en nuestros hijos una mente equilibrada por la fe, la esperanza y el amor, como producto de un alma bien alimentada por la Palabra de Dios; un carácter firme, y a la par comprensivo, que aliente al desanimado, levante al caído, que sea capaz de perdonar y pedir perdón; que infunda con la palabra y con la acción el hábito de la asistencia a la iglesia, que es la familia espiritual en donde nos entrenamos para la verdadera vida en el más allá y en el más acá.
Cierto es que al final de tu vida, y viendo que tus hijos no siguen el sendero que les has trazado te sientas triste, y hasta pueda  que escuches que te culpen por que lo que está mal en ellos; es posible también, que algún día escuches de sus labios: “Papi, quiero darte gracias por todo aquello que está bien en mí”. Así que recuerda, que nunca fuiste perfecto, pero hiciste lo que pudiste; no te dejes dominar por sus críticas: “Haz como sándalo que perfuma el hacha que lo hiere”, sigue el consejo de la Palabra de Dios, sigue enseñando y modelando lo que manda la Biblia: Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. ¡Pase lo que pase, no dejes de ser el padre o el abuelo que necesitamos! Diles a tus hijos cuánto los amas. Al fin y al cabo, ellos no te escogieron como padre, sino Dios. Tus hijos, tarde temprano, volverán a la Palabra y comprenderán al proverbista cuando dijo: “Hijo mío, presta atención cuando tu padre te corrige; no descuides la instrucción de tu madre. Lo que aprendas de ellos te coronará de gracia y será como un collar de honor alrededor de tu cuello” (Proverbios 1:8,9).
Oración:
Amado Padre Celestial
Cuando JESÚS fue bautizado le dijiste: “Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia”. Hoy quiero agradarte como el verdadero Padre que eres para mí, y escuchar que dices lo mismo de mí. Ayúdame Padre, a ser como tú eres. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
¡Pase lo que pase, no dejes de ser el padre o el abuelo que necesitamos!
Interacción:
https://mail.google.com/mail/images/cleardot.gif¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
  

viernes, 13 de junio de 2014

Recuerdos de un padre

Francisco Aular 
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Deuteronomio 32: 1-7
Recuerda los días de antaño; considera las épocas del remoto pasado. Pídele a tu padre que te lo diga, y a los ancianos que te lo expliquen. Deuteronomio 32:7 (NVI)

Nuestro devocional de hoy estará basado en mi experiencia personal; se trata de la letra de una canción: Recuerdos de un padre, la cual escribí para todos mis hijos pero especialmente para Daniel y Frank; ellos fueron a estudiar a Estados Unidos desde nuestro país de origen, Venezuela; eso ocurrió en agosto de 1989. Imposible describir cómo queda el corazón de los padres cuando los polluelos levantan el vuelo y se van. Ser padres es una experiencia única. Eso lo dice, de manera tan magistral, el poeta venezolano Andrés Eloy Blanco en su poema,  Los hijos infinitos: “Cuando se tienen dos hijos se tienen todos los hijos de la tierra…”. Mary y yo tuvimos cuatro. Por eso, en esa canción y en este día se unirán a mí, algunos momentos que compartimos con  los hijos que se quedan para siempre en nuestra memoria paternal.
Vemos en el versículo de hoy, la exhortación final de Moisés en el umbral de la muerte, nos habla de que los padres son el eslabón entre el pasado y el presente; por ello, los abuelos son tan esenciales en una familia, ellos nos recuerdan de dónde venimos y hacia dónde vamos. En nuestro caso como familia Aular Dámaso, ya nuestros abuelos se fueron, pero los momentos que vivimos con ellos se quedaron para siempre. Pero como familia, también hemos subido a las alturas y hemos cruzado el desierto y los valles; hemos llorado en los aeropuertos, en los hospitales, y en el cementerio; hemos disfrutado de nuestra familia espiritual en la iglesia; imposible decir todo lo que la iglesia ha hecho por nuestra familia; también algo que siempre hemos compartido juntos y ha sido el reírnos de nosotros mismos, al recordar las cosas graciosas que han ocurrido en familia; ciertamente, no hemos sido la familia perfecta, pero somos conscientes de que solamente en el cielo lo seremos.
Sin embargo, vivir juntos y en armonía es nuestro desafío pendiente, lo intentamos una y otra vez, porque en el futuro seremos perfectos. ¡No se afane usted ni su familia tampoco si no son perfectos!; ¡Dios lo sabe, pero inténtelo, no se rinda!
Volviendo a la canción: Sé que muchos padres se unirán a mí, con el mismo sentimiento que implican estos recuerdos; igualmente los hijos:
Recuerdos de un padre
Francisco Aular
Hoy he vuelto a pasar por tu escuela
donde todos los días te dejé.
Hoy he vuelto a abrazar tu almohadita
donde tú recostabas tu sien.
Hoy he vuelto a empujar tu carrito
donde echabas a andar tu ilusión,
que te hizo tu amado abuelito
y le puso rueditas de amor.
Hoy he vuelto a pasar por el parque
donde juntos jugamos tú y yo.
Y allí te volvías “gigante”…
Nadie, nadie, jamás te ganó...
Hoy he vuelto a asistir a la iglesia
donde fuimos a adorar al Señor.
Y crecimos juntos en familia
y aprendimos mil cosas de Dios.
Hoy he vuelto a leer tu vieja Biblia
que tu padre un buen día dedicó.
Y escribiera con letras sencillas:
“¡Hijo mío sé un hombre de Dios!”
Hoy he vuelto a orar con tu madre
porque Dios te bendiga mi amor.
Y aunque lejos estemos de ti:
¡Hijo mío, sé un hombre de Dios!
Oración:
Padre eterno, tú eres nuestro verdadero Padre y nosotros los pecadores, tus hijos pródigos. Al arrepentirnos y al ser aceptados como tus hijos en tu familia espiritual, es la base fundamental de nuestra familia en lo humano. Nuestra familia no es un accidente en el devenir de tu propósito como el Creador de la familia; tú nos has creado para ti. Nuestros recuerdos de cómo nos has bendecido en el pasado, nos anima a seguir viviendo para tu honra y gloria como individuos y como familia. Ayúdanos a ser misioneros de tu Palabra en medio de esta sociedad y de la familia que tanto te necesita.  En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
¿Qué puedes hacer por tu padre para honrarlo como el puente entre el ayer y el hoy?
Interacción:
https://mail.google.com/mail/images/cleardot.gif¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?

¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 6 de junio de 2014

¡Síganme!

Francisco Aular                                            
Lectura devocional: Mateo 4:18-25
Mientras caminaba junto al mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: uno era Simón, llamado Pedro, y el otro Andrés. Estaban echando la red al lago, pues eran pescadores. «Vengan, síganme —les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres.» Mateo 4:18,19 (NVI)
Una experiencia que marcó mi vida fue creer en lo que afirmaban estos versículos, y basado en ellos, salí a pescar a otros. En efecto, la historia de las Marchas Evangelizadoras es la historia de la oración, la evangelización y el discipulado en acción. No habíamos, tenido una cosecha espiritual de tantas personas venir a JESÚS como en aquel mes de agosto de 1977. Unos 25 jóvenes aceptaron el desafío del Señor y salimos de nuestras comodidades hogareñas y de los templos, y sencillamente fuimos; más de cuatrocientas personas vinieron a JESÚS en aquel mes. Pero nosotros queríamos que ellos no solamente fueran creyentes, queríamos hacerlos discípulos de JESÚS e ir mas allá en su andar como cristianos nacidos de nuevo. ¡Gracias al Señor!, Él por Su gracia lo hizo otra vez. Hoy, la Marcha Evangelizadora es una preciosa historia que se repite año tras año, y mejor aún, cada semana, esos evangelizadores y discipuladores conducen a uno más para Cristo.
Recuerdo que al finalizar el evento en ese agosto de 1977, todos volvieron a casa y yo me quedé con el compromiso adicional de ayudar a tantos nuevos convertidos, en varios pueblos y ciudades del centro de mi país, Venezuela, a crecer. Tenía que enseñarles cómo seguir a Cristo. Así empezamos a desarrollar un material de discipulado inicial. De allí en adelante, nos hemos asegurado de que todo nuevo convertido disponga de un mentor que esté a su lado y un recurso literario que les ayude a madurar en la fe.
Una de las casas publicadoras más grande que tiene nuestra denominación es LifeWay con su sede en Nashville, Tennesse, Estados Unidos. Hace algunos años en Miami, en el marco de la celebración de un encuentro de distribuidores y libreros de América Latina y España, lanzamos el libro titulado Sigue a Cristo, en realidad es un libro de tan sólo 32 páginas; la idea es obsequiar este libro a todo nuevo creyente, y al mismo tiempo, asegurar que responsablemente le daremos atención espiritual inmediata. Usted puede adquirir este libro en su país, en la librería evangélica más cercana a su domicilio.
¿Por qué hacer un discipulado inmediato a cada nuevo creyente? El llamado que nos hace JESÚS a seguirle como Sus discípulos y que nosotros hagamos discípulos a otros, ha sido fundamental para la extensión del reino de Dios en la tierra a través de los siglos. ¿Se considera usted uno que está cada día llegando a ser un discípulo de JESÚS y también uno que hace discípulos? Este libro le enseñará a confiar en las promesas de JESÚS, tanto para hacer la decisión de seguirle, como para la seguridad de la salvación; nos habla de la vida triple “D” de cada cristiano nacido de nuevo, de la importancia de la iglesia local, sus ordenanzas y la mayordomía cristiana; finaliza el libro, enseñándonos cómo obtener el poder del Espíritu Santo para vivir una fe victoriosa. En conclusión, el libro Sigue a Cristo es un regalo para cada nuevo creyente de parte de su evangelizador y de la iglesia, ideal para orientarlo en su vida discipular, doctrinal y discipular; el libro también es para los que llevamos muchos años en los caminos del Señor, porque es un repaso útil, ya que cuando resolvimos seguir a JESÚS dejando muchas cosas, fue en respuesta a Su llamado, porque Él mismo nos invitó: “Vengan, síganme (…) y los haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19).
Oración:
¡Señor lo que me pidas te doy!
Ya sea ir contigo en valle peligroso,
O en medio del verano copioso;
Si me llamas Señor contigo voy.
Con ánimo pronto y muy sincero,
Respondo de inmediato a tu llamado,
Conozco bien la voz del Ser amado,
Y atenderte a Ti, es lo primero.
¿Señor que pides Tú de mí?
Cualquier cosa que sea, te digo: Sí,
Y la victoria del martirio ciño.
¡No me quites Señor el sufrimiento,
Si lo exiges por Ti sufro contento,
Y mi fe se hace pura como un niño!                                                
 Francisco Aular de Primicias del alma.
Toronto, 1997.
Perla de hoy:
El compromiso básico de todo discípulo de JESÚS es seguirle y hacer de ello la misión y propósito de su vida.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?