Mis
amados todos:
Los
abrazo y les digo de todo corazón: ¡Gracias por sus oraciones! Me estoy
recuperando de la cirugía que me realizaron hace, exactamente hoy, dos semanas.
Agradezco al SEÑOR y al equipo de cirujanos del hospital Saint Joseph de
Toronto. Agradezco a mi familia, liderada por mi amada Mary, quien ha estado a
cargo de los cuidados de mi recuperación. A la Iglesia Bautista Emanuel de
Toronto, y al liderazgo de la misma que me dice constantemente: “Tómelo con
calma que aquí estamos nosotros…”. A todos ustedes que me han hecho llegar sus
palabras de aliento por todos los medios posibles. ¡Gloria a Dios! Aquí
seguimos plantando a Jesucristo en el corazón de aquellos que no lo conocen.
Como ya se los he adelantado, estaremos regresando con la Perlas del alma, Dios
mediante, el lunes 1 de julio.
Este envió
es especial porque este próximo domingo se hace un reconocimiento, en varios
países, a todos los padres. Me uno de todo corazón a este homenaje; he conocido
a hombres verdaderamente trabajadores, buenos cristianos y buenos padres que
han sido cabezas de sus familias. Otros, por diversos motivos, no han podido
serlo. Los primeros merecen reconocimiento, los segundos, perdón. Al final,
nuestro modelo de verdadero Padre proveedor, amoroso y guiador es Dios. ¡Feliz
día del padre!
Pastor y
amigo.
Francisco
Aular
Recuerdos
de un padre
Recuerda
los días de antaño; considera las épocas del remoto pasado. Pídele a tu padre
que te lo diga, y a los ancianos que te lo expliquen. Deuteronomio 32:7 (NVI)
Nuestro
devocional de hoy estará basado en mi experiencia personal; se trata de la
letra de una canción: Recuerdos de un padre, la cual escribí para todos
mis hijos pero especialmente para Daniel y Frank; ellos fueron a estudiar a
Estados Unidos desde nuestro país de origen, Venezuela; eso ocurrió en agosto
de 1989. Imposible describir cómo queda el corazón de los padres cuando los
polluelos levantan el vuelo y se van. Ser padres es una experiencia única. Eso
lo dice, de manera tan magistral, el poeta venezolano Andrés Eloy Blanco en su
poema, Los hijos infinitos: “Cuando se tienen dos hijos se tienen
todos los hijos de la tierra…”. Mary y yo tuvimos cuatro. Por eso, en esa
canción y en este día se unirán a mí, algunos momentos que compartimos con
los hijos que se quedan para siempre en nuestra memoria paternal.
Vemos en
el versículo de hoy, la exhortación final de Moisés en el umbral de la muerte,
nos habla de que los padres son el eslabón entre el pasado y el presente; por
ello, los abuelos son tan esenciales en una familia, ellos nos recuerdan de
dónde venimos y hacia dónde vamos. En nuestro caso como familia Aular Dámaso,
ya nuestros abuelos se fueron, pero los momentos que vivimos con ellos se
quedaron para siempre. Pero como familia, también hemos subido a las alturas y
hemos cruzado el desierto y los valles; hemos llorado en los aeropuertos, en los
hospitales, y en el cementerio; hemos disfrutado de nuestra familia espiritual
en la iglesia; imposible decir todo lo que la iglesia ha hecho por nuestra
familia; también algo que siempre hemos compartido juntos y ha sido el reírnos
de nosotros mismos, al recordar las cosas graciosas que han ocurrido en
familia; ciertamente, no hemos sido la familia perfecta, pero somos conscientes
de que solamente en el cielo lo seremos.
Sin
embargo, vivir juntos y en armonía es nuestro desafío pendiente, lo intentamos
una y otra vez, porque en el futuro seremos perfectos. ¡No se afane usted ni su
familia tampoco si no son perfectos!; ¡Dios lo sabe, pero inténtelo, no se
rinda!
Volviendo
a la canción: Sé que muchos padres se unirán a mí, con el mismo sentimiento que
implican estos recuerdos; igualmente los hijos:
Hoy he
vuelto a pasar por tu escuela
donde
todos los días te dejé.
Hoy he
vuelto a abrazar tu almohadita
donde tú
recostabas tu sien.
Hoy he
vuelto a empujar tu carrito
donde
echabas a andar tu ilusión,
que te hizo
tu amado abuelito
y le puso
rueditas de amor.
Hoy he
vuelto a pasar por el parque
donde
juntos jugamos tú y yo.
Y allí te
volvías “gigante”…
Nadie,
nadie, jamás te ganó...
Hoy he
vuelto a asistir a la iglesia
donde
fuimos a adorar al Señor.
Y crecimos
juntos en familia
y
aprendimos mil cosas de Dios.
Hoy he
vuelto a leer tu vieja Biblia
que tu
padre un buen día dedicó.
Y
escribiera con letras sencillas:
“¡Hijo
mío sé un hombre de Dios!”
Hoy he
vuelto a orar con tu madre
porque
Dios te bendiga mi amor.
Y aunque
lejos estemos de ti:
¡Hijo
mío, sé un hombre de Dios!
Oración:
Padre
eterno, tú eres nuestro verdadero Padre y nosotros los pecadores, tus hijos
pródigos. Al arrepentirnos y al ser aceptados como tus hijos en tu familia
espiritual, es la base fundamental de nuestra familia en lo humano. Nuestra
familia no es un accidente en el devenir de tu propósito como el Creador de la
familia; tú nos has creado para ti. Nuestros recuerdos de cómo nos has
bendecido en el pasado, nos anima a seguir viviendo para tu honra y gloria como
individuos y como familia. Ayúdanos a ser misioneros de tu Palabra en medio de
esta sociedad y de la familia que tanto te necesita. En el nombre de
JESÚS, amén.
Perla
de hoy:
No
olvidemos el legado que nos dejaron nuestros viejos; la sustancia de la vida
cristiana y familiar es saber que nuestro Dios nos ha llevado en sus brazos
amorosos, en los momentos más difíciles que hemos pasado; eso es digno de
contar y cantar.
Interacción:
¿Qué me dice Dios
hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento a obedecer?
¿Existe
un pecado a evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?