viernes, 29 de julio de 2016

Pasión evangelizadora: Su autoridad

Francisco Aular
Lectura devocional: Lucas 14:15-24      
Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Mateo 28:18 (NTV)… Entonces su amo dijo: “Ve por los senderos y detrás de los arbustos y a cualquiera que veas, insístele que venga para que la casa esté llena. Lucas 14:23 (NTV)

En la historia de la salvación eterna del ser humano, la Biblia enseña que Dios toma la iniciativa desde la eternidad pasada hasta perfeccionarla en la eternidad futura. Con su permiso, voy a respaldar, esta aseveración con dos citas bíblicas largas, pero muy necesarias para ponernos en terreno firme en este importante tema: Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor de muchos hermanos. Después de haberlos elegido, Dios los llamó para que se acercaran a él; y una vez que los llamó, los puso en la relación correcta con él; y luego de ponerlos en la relación correcta con él, les dio su gloria.” (Romanos 8:29,30 NTV). Esta verdad,  el apóstol Pablo, la ratifica en otra de sus epístolas: Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo. De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado. Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados.” (Efesios 1:4-7 NTV). En este sentido, no vamos al cielo porque nosotros somos buenos y por tal motivo lo merecemos, no. ¿Qué habíamos hecho usted y yo, bueno o malo, si ni siquiera habíamos nacido, cuando Dios hizo este decreto a nuestro favor? Todo corresponde a la gracia de Dios al enviar a JESÚS y con su preciosa muerte por nosotros, comprarnos un lugar en cielo como lo afirma la Palabra: Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados. (Efesios 1:7, NTV). ¡Gloria a Dios por su amor incondicional a nosotros, los pecadores! ¡Estas son buenas noticias para nosotros, esto es el Evangelio!
Sin embargo, aunque en esta hora y en este día podemos contar a millones de cristianos, nacidos de nuevo que disfrutan de este regalo divino, todavía existen millones que no conocen esta noticia de vida o de muerte, que la Sagrada Escritura, proclama claramente desde hace dos mil años, al escribirse el Nuevo Testamento. ¿Qué podemos hacer como seres humanos que hemos experimentado el poder del Evangelio en nosotros? Tenemos que llevar el Evangelio, la Buena Noticia a otros, por eso se llama: Evangelización. Muy certeramente, el afamado teólogo estadounidense, D. T. Niles, definió al acto de evangelizar de una manera tan práctica, que es mi favorita también: “Evangelizar es un mendigo diciéndole a otro mendigo dónde encontrar comida.”
Ahora bien, ¿quién nos autoriza para evangelizar? Lo hace el mismo JESÚS, en lo que llamamos la Gran Comisión:Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos”. (Mateo 28:19,20 NTV)
Pues bien, cuando Dios me llevó -hace más de 50 años a la Iglesia Bautista Emanuel de la Castellana- al este de la ciudad de Caracas, me puso de pastor al misionero estadounidense Carlos B. Clark, un verdadero siervo de Dios, mi padre espiritual. Crecí en el Señor de su mano, así que un domingo por la tarde nuestro pastor, nos convocó para entrenarnos en la evangelización personal, una de las jóvenes universitarias, le preguntó: “Pastor, ¿Con qué autoridad, nosotros vamos un domingo por la tarde a tocar las puertas de nuestro vecindario, y molestarlos cuando ellos están descansando? Mi pastor le respondió: “Nosotros vamos con la autoridad que nos da la Palabra de JESÚS, fíjense lo que dice la Biblia:  “Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos” (Mateo 28:18-20 NTV) Y aquella, tarde como muchas tardes después, fuimos tocamos puertas y evangelizamos, pues, sabíamos que la autoridad de la pasión evangelizadora, y de la revolución espiritual bienhechora para toda la humanidad,  es el mismo JESÚS. Esta es la autoridad de la pasión evangelizadora que nos mueve para llevar el Mensaje de la salvación. ¡En eso andamos!
Siguiendo la misma idea, el versículo de hoy que encabeza nuestro devocional, es tomado de la Parábola de la gran cena, Dios mismo es quien nos ordena ir, diciendo: “Ve por los senderos y detrás de los arbustos y a cualquiera que veas, insístele que venga para que la casa esté llena. Lucas 14:23 (NTV).
Ahora bien, estemos claros en esto:“Ve” Es una palabra muy pequeña, apenas dos letras. Sin embargo debido a la autoridad de Quien nos envía, y nuestra obediencia como sus mensajeros, vamos y en una amorosa insistencia, logra lo imposible: “…buscar y salvar, lo que se había perdido” (Lucas 19:10). En efecto, Dios va al encuentro de las personas a través de sus mensajeros que hacen de la evangelización un estilo de vida. ¡No salimos a evangelizar, sino que evangelizamos cuando salimos! Y lo hacemos con gozo y amor al sembrar la semilla del Evangelio con pasión evangelizadora. ¡Manos a la obra!
Oración:
Padre amado: Ayúdame a llevar a cada vida, tu mensaje de amor, de gozo y paz, que producirá la verdadera revolución espiritual que necesitamos, en el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La revolución que JESÚS propone comienza con un discípulo obediente, con pasión evangelizadora.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 28 de julio de 2016

Pasión evangelizadora: Su Espíritu

Francisco Aular
Lectura devocional: Hechos 8:26-40      
Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Hechos 1:8 (RV60)
Hoy tenemos en este versículo de nuestro devocional en el libro de los Hechos de los Apóstoles -también llamado los Hechos del Espíritu Santo-, la Gran Comisión. Es el hermoso relato de los inicios y expansión del Camino, como fue llamado en la historia de aquellos primeros años del cristianismo. La pasión evangelizadora que JESÚS había modelado para sus discípulos,
hace irrupción en aquellos hombres, como consecuencia de la venida del Espíritu Santo sobre ellos. Se ve la actuación de la pasión evangelizadora en aquellos hombres, tanto por el alcance masivo de nuevos discípulos: “eran como ciento veinte en número” (1:15); “se añadieron como tres mil” (2:41); “y el número de los varones eran como cinco mil” (4:4), como también, por el alcance “uno a uno”. ¡Dios está interesado en que alcancemos a multitudes pero también a cada individuo para su Reino!
Mis capítulos preferidos, en cuanto a este tema, de los Hechos son el de la conversión de Saulo, el nueve, y el ocho, que encierra una ilustración de lo que significa la pasión evangelizadora, tanto de Dios -quien siempre toma la inciativa para salvar al pecador- como de su discípulo Felipe, el instrumento humano. Recuerde que al principio del capítulo ocho, el evangelista Felipe está inmerso en un movimiento de las multitudes hacia Dios; está en un avivamiento y Felipe es figura principal allí. Dice la Escritura que: “Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur…”, allí, un hombre, con una gran necesidad espiritual está atravesando el desierto. La historia termina feliz, ante la presentación del Evangelio por parte de Felipe y la conversión del etíope que es bautizado.  Ahora bien, interrumpo con una pregunta: ¿Quién es aquel servidor del Señor que cambia las multitudes por ir a buscar a un perfecto desconocido? Se explica, solamente, por la influencia del Espíritu Santo, poniendo en Felipe una pasión evangelizadora. ¿Quién ira al rescate de los seres humanos que atraviesan por el desierto de la vida, perdidos y sin esperanza? Solamente, los apasionados por llevarles el Mensaje de fe, amor y esperanza y que están dispuestos y disponibles para ir a recoger la cosecha. ¡En eso andamos con el poder del Espíritu Santo!
Ahora bien, viene a mi mente una anécdota personal que ilustra, esto:“Aular -me llamó una enfermera aquella mañana cuando vino a buscarme al laboratorio fotográfico de Anatomía Patológica del Hospital Vargas de Caracas-, tenemos un paciente en nuestra sala del Hospital en estado de coma profundo, ha sido desahuciado, pero no ha muerto. Un religioso vino para darle auxilio espiritual y no reaccionó, sin embargo, sus familiares nos dijeron que hace muchos años en su juventud, él asistía a una iglesia evangélica. Sabemos que tú eres un cristiano evangélico: ¿Pudieras hacer algo por él?”, “¡claro! -fue mi respuesta inmediata-, pediré permiso, e iré”. Era evidente que el mismo Espíritu que guió a Felipe para que hablase al etíope según se encuentra en Hechos 8:26-39, guió a esa enfermera -a quien yo tantas veces había hablado sin resultados aparentes-, y, luego, ella acudía a mí pidiendo ayuda espiritual para un moribundo. Oré pidiéndole al Señor sabiduría para aquel caso entre la vida y la muerte, y fui. Cuando llegué a la sala, la enfermera me esperaba para conducirme a la cama del enfermo. Tenía pasadas las cortinas alrededor de su cama, y sus familiares sollozantes estaban allí. Me dieron su nombre, me acerqué y le dije: “José, te voy a tomar de la mano, si puedes, intenta apretarme la mano o dame otra señal de que me has oído, y estás de acuerdo con lo que te pregunto”; así continué hablándole. “Sé que estás al borde de pasar a la eternidad, y sientes que no estás preparado para ello.  Quiero que sepas que nuestro amado JESÚS murió por tus pecados y ahora yo quiero que tú lo invites a tu corazón. José, ¿te arrepientes de tus pecados, depositas toda tu confianza en JESÚS como tu Señor y Salvador? Cerré mis ojos y oré la oración del pecador arrepentido. También recité de memoria Romanos 8:35-39. Mientras yo hacía esto, sentí un murmullo de asombro entre los que allí estaban. Abrí mis ojos, y vi las lágrimas de gratitud en los ojos de José. Entonces, expiró.
Es evidente que el Espíritu Santo, la tercera Persona de la Trinidad, había preparado el corazón de aquel hombre como lo había hecho con el etíope. Y también, como lo hizo con aquel malhechor a quien vino a JESÚS, diciéndole: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:42), y escuchó la promesa más maravillosa que un moribundo pueda oír: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43).
Son innumerables las ocasiones a lo largo de mi vida cristiana que he visto el obrar del Espíritu de Dios. Esto es así porque JESÚS prometió en la Comisión final a sus discípulos que Él enviaría al Espíritu Santo, y que nos daría poder para ser sus testigos. El gran expositor bíblico del siglo pasado, el doctor J. E. Orr, nos dejó unas palabras que resumen y describen la obra del Espíritu Santo en la evangelización: “El Comandante en Jefe del Ejército de Jesucristo. Señor de la Siega, supremo en avivamiento, evangelización y estrategia misionera. Sin Él, todo está destinado al fracaso. Es nuestra responsabilidad, como cristianos, ajustar nuestros métodos y procedimientos a su estrategia, cuyo fin es despertar y dar vida a la iglesia y la evangelización del mundo”.
Oración:
Padre amado: ¡Gracias por enviarnos el Espíritu Santo! Estoy unido a Él y Él a mí. Como resultado de esta relación tu Espíritu me guía para testificar de lo que tú has hecho en mi vida y vivir una vida de victoria sobre mi pecado. Ayúdame a ser un evangelizador y mentor eficaz de los recién nacidos espiritualmente. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El Comandante en Jefe nos envía a llevar el Mensaje; desobedecerlo es rebelión.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 27 de julio de 2016

Pasión evangelizadora: Su fuego

Francisco Aular
Lectura devocional:1 Corintios 9:1-16      
Sin embargo, cuando predico el evangelio, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el evangelio! 1 Corintios 9:16 (RV60)

El avión que me llevaba a Chile volaba sobre la Cordillera Andina, el piloto nos habló, diciendo: “Por favor, miren por la ventana”… y continúo: “¿Se imaginan a José de San Martín, remontando esas montañas con su ejército?” No dijo más, todos en el avión nos quedamos en completa reflexión. En efecto, la historia dice que el 18 de enero de 1817, el general argentino José de San Martín salió de Argentina, al frente de su ejército para librar a este país del dominio de España. Entre su punto de salida y su destino se alzaban los Andes, como una barrera formidable y aparentemente infranqueable. Entonces, el ejército libertador se dividió en tres columnas, dos de las cuales penetraron en Chile por el paso de los Patos y otra por el desfiladero de Uspallata. El cruce de los andes es considerada aún en nuestros días como una de las más arriesgadas empresas militares de la historia. Después de 18 días de penalidades increíbles, que le costaron la pérdida de un tercio de su ejército, gran parte sus bagajes y caballos al cruzar la segunda cordillera más alta del mundo, y el 12 de febrero de 1817, se libró la batalla de Chacabuco contra el ejército realista y logró un triunfo decisivo en la gesta de la Independencia de Chile. Y, así San Martín, y el chileno O'Higgins, se llenaron de gloria en aquella memorable ocasión.
Podemos preguntarnos ¿Qué llevó a aquellos hombres a arriesgarlo todo por una causa? Sin duda, la motivación, el impulso interno, porque generalmente, esta es la fuerza impulsora de la cual dependen los resultados en muchas empresas de la vida. Sin embargo, la motivación sola no hará mucho, sino se le pone la chispa de la pasión. La pasión es sentir fuego en los huesos, es el entusiasmo con el cual acometemos una tarea, la cual echa fuera la mediocridad y no descansa hasta no ver realizado esa visión o ese sueño, o nos lleva por encima de los obstáculos y adversidades de la vida.
Es imposible viajar por este mundo en el cual vivimos, y no darnos cuenta de las multitudes que todavía no han sido confrontados con el Evangelio, ni siquiera con la motivación que trajo a JESÚS a la tierra hace dos mil años, con el fin de que hagan una entrega personal, por medio de la fe y el arrepentimiento para con Dios, y hagan a JESÚS, el Señor y Salvador de sus vidas, y de esta manera nazcan de nuevo y tengan vida eterna. ¿Cómo hacer para evangelizarlos? ¿Qué necesitamos? Necesitamos urgentemente estar presos por una genuina motivación para llevar el mensaje de salvación a los perdidos y una pasión evangelizadora capaz de lograr lo imposible para la gloria de Dios.
Esta pasión fue lo que hizo exclamar al Profeta Jeremías: “Si digo: “No me acordaré más de él, ni hablaré más en su  nombre”, entonces su palabra en mi interior se vuelve un fuego ardiente que me cala hasta los huesos. He hecho todo lo posible por contenerla, pero ya no puedo más” (Jeremías 20:9) La misma pasión ardía en el corazón del Apóstol Pablo, cuando tuve que defender la razón, esencia y motivación  de su apostolado, escribió: “Sin embargo, cuando predico el evangelio, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el evangelio!” (1 Corintios 9:16)
¡Cuan grandes son las posibilidades de esta pasión divina tanto en nosotros como en nuestras congregaciones hoy en día! Echemos bien fuera de nosotros, todas esas cosas que nos distraen del verdadero propósito por el cual todavía estamos en esta tierra, Biblia en vano, llevar el Evangelio, sin aditivos, sin ofertas de gracia barata, sino como lo escribió Juan: Pero éstas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida. Juan 20:31 (NVI). Ciertamente, la pasión evangelizadora es fuego que da vida.
Oración:
Padre amado: Ayúdame a comprender que este fuego en mis huesos que siento por anunciar tu Palabra, eres tú. Dame el valor para hacerlo como el propósito de mi vida, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Un encuentro con Dios en forma personal, y definitiva debe preceder al inicio y desarrollo de la pasión y la motivación evangelizadora, porque nadie pueda dar, lo que no tiene.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

martes, 26 de julio de 2016

Pasión evangelizadora: Su mensajero

Francisco Aular
Lectura devocional: Romanos 8:1-21      
Pero, ¿cómo van a llamarlo, si no confían en él? ¿Y cómo van a confiar en él, si nada saben de él? ¿Y cómo van a saberlo, si nadie les habla acerca del Señor Jesucristo? ¿Y cómo hablarán de Jesucristo, si Dios no los envía? Como dice la Biblia: "¡Qué hermoso es ver llegar a los que traen buenas noticias!". Romanos 10:14-15 (La Biblia en lenguaje actual)

Ciertos pueblos de la antigüedad tenían la costumbre pagana de exigir la muerte del portador de malas noticias. Por ejemplo, el corredor que se presentaba delante de un rey para darle la noticia de la derrota de su ejército, una vez cumplida su misión era inmolado en señal de duelo, y, según ellos, para apaciguar la ira de los dioses de la guerra. En el caso contrario, si la noticia era para informar del triunfo en la batalla, el mensajero se ganaba un recibimiento triunfal y era cubierto de flores.
JESÚS vino desde el cielo con las buenas noticias de salvación para todo aquel que se vuelve a Dios, se arrepiente de sus pecados, deposita toda su confianza en Él y lo recibe como Señor y Salvador: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el Evangelio” (Marcos 1:15 RV60).
Sin embargo, a JESÚS, portador de buenas noticias, lo mataron. Esas buenas noticias para todos los pecadores son las mejores que se pueden anunciar a un mundo perdido: la victoria obtenida sobre el pecado y la muerte. Ciertamente, en JESÚS, Dios nos ofrece su amor, su perdón y su paz, y vino JESÚS mismo a traérnosla personalmente. ¡Cuán buenas noticias y qué Mensajero para anunciarlas! Pero, ¿cómo se recibió a este Mensajero? Su entrada al mundo pasó desapercibida en aquella, por así decirlo, primera Navidad; su carácter lleno de amor y de bondad fue ofendido una y otra vez; fueron rechazadas sus enseñanzas, las cuales aún traen paz a nuestros espíritus atormentados por la cotidianidad; siendo Rey, no recibió honores como tal, sino que se le faltó el respeto; fue calumniado, y tras un falso juicio, se le condenó a morir como un criminal; se burlaron de Él, lo abofetearon y escupieron, le pusieron una corona de espinas, lo azotaron; y por último lo clavaron en una cruz; y desde esa vez, una cadena de martirios ha seguido a todos sus verdaderos seguidores a través de los siglos. La única falta que se pudo encontrar en JESÚS es la misma por la que se puede tildar a todos los que sientan la pasión evangelizadora, y lleven las buenas noticias hasta el final de los tiempos: ser mensajeros de esas noticias.
Cuano leemos en el Nuevo Testamento al libro de los Hechos de los Apóstoles, el cual habla del nacimiento de la Iglesia por el ministerio del Espíritu Santo, y su rápida expansión en aquel mundo de entonces, se le acredita a miles de mensajeros anónimos que al convertirse corrían a contarles a sus familiares y amigos, su experiencia de conversión de una manera apasionada y continua. Esa pasión por JESÚS, no la frenaban ni la persecución, ni cárceles y ni la misma muerte. Como deben imaginarse, he estudiado por años aquella manera de la multiplicación espiritual y numérica de las iglesias, y la clave de su crecimiento, era tanto la evangelización personal y la multiplicación de iglesias, en dónde se ve la secuencia que plantea el Apóstol, cuando escribe: Pero, ¿cómo van a llamarlo, si no confían en él? ¿Y cómo van a confiar en él, si nada saben de él? ¿Y cómo van a saberlo, si nadie les habla acerca del Señor Jesucristo? ¿Y cómo hablarán de Jesucristo, si Dios no los envía?...Allí vemos que la evangelización es un sentir apasionado del Evangelio del Reino de Dios, que comunica persona a persona, lo que el mensajero mismo ha experimentado, y bajo la influencia y guía del Espíritu Santo, actúa; de tal manera que el evangelizado, tenga una oportunidad de aceptar o rechazar, el Regalo de la vida eterna en JESÚS como Señor y Salvador y hacer que ese nacido de nuevo, se haga miembro responsable en una iglesia local que es el hogar y familia espiritual de cada cryente. Allí en la iglesia local, recibirá entrenamiento hasta el máximo de su potencialidad como ser humano tanto para su vida temporal como la eterna. ¡Alabado sea el Señor por Su plan de salvación para el ser humano!
Ahora mismo me viene a la mente una discípula que vive en una pequeña ciudad en Venezuela, Valle de la Pascua, esta profesional de la medicina es una de las mejores evangelizadoras que he conocido; en una reunión alguien se le acercó y le preguntó, “¿así que usted es médico psiquiatra?”, ella respondió: “A la verdad, esa es la manera en la que me gano mi sustento material en este mundo, y desde luego, amo mi profesión; pero en realidad soy misionera, mensajera y portadora del Mensaje del Evangelio de JESÚS”. ¡Es la pasión evangelizadora y su mensajero!
Oración:
Padre amado: Desde que llegué a tus pies vivo agradecido por tu Mensaje que me llegó y me levantó de mi muerte espiritual, y desde entonces, la única razón para vivir es que pase lo que pase, me des cada día la bendición de alcanzar a uno más para ti. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La pasión evangelizadora trajo a JESÚS del cielo a la tierra; ahora esa pasión en nosotros, llevará a muchos al cielo.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

lunes, 25 de julio de 2016

Misión cumplida

Francisco Aular
Lectura devocional: Hechos 20:17-32
Todos lloraron, y abrazaron y besaron a Pablo. Hechos 20:37 (DHH)

Todo evento que el Señor me ha permitido realizar en la obra de Dios ha sido una prueba en el sentido de ver una visión, es decir, un proyecto, hecho realidad; muchos eventos cuestan esfuerzo, sudor y lágrimas, sin embargo, cuando Dios no da un plan que sólo vemos con los ojos de la mente, Él nos ayuda a salir con bien de la prueba, así que, terminar un proyecto que fue engendrado por el Señor en nuestro ser, cuenta con su bendición desde el principio hasta el final; ver realizado un esfuerzo colectivo, es haberse aferrado a un sueño y no soltarlo hasta su realización. Es la satisfacción espiritual de la misión cumplida.
En cuanto a mí, Dios me ha dado la bendición de poseer una buena memoria, y todavía puedo recordar y vivir los momentos de la concepción de un plan hasta su realización; también es verdad que cada plan ha sido diferente.
Uno de los proyectos que marcó mi vida para siempre ha sido la Marcha Evangelizadora. Guardo memoria tanto de los lugares como de los hombres y mujeres que Dios puso a mi lado para realizarla, y los que han venido después, para mantenerla en el tiempo. Desde el principio, sabíamos que enviar a hacer la obra misionera sin orar, evangelizar, discipular, y sin vivir una vida llena del poder del Espíritu Santo, no tendría la bendición y aprobación de nuestro Comandante en Jefe de la Marcha Evangelizadora, el Señor Jesucristo. Es en cada Adiestramiento de la Marcha cuando probamos el carácter de los marchistas antes de enviarlos. ¡Gracias al Señor después de 36 años seguimos evangelizando a Venezuela y el mundo! Por dondequiera que realizamos la Marcha, una vez que finaliza todo, nos queda el sabor de la misión cumplida.
La Marcha Evangelizadora ha sido probada en muchas maneras, pero el Adiestramiento de 1980 nos lanzó a otro nivel. En efecto, el Adiestramiento de la Cuarta Marcha Evangelizadora, en agosto de 1980, probó que éramos capaces de hacer grandes cosas en el reino de Dios y que habíamos venido para quedarnos; en ese Adiestramiento tuvimos dos conferencistas-predicadores, maestros de gran prestigio en la obra: Santiago Crane y Germán Núñez Bríñez -ambos ya están con el Señor-; tuvimos el inicio de las 24 horas continuas de oración; un gran equipo de líderes que habían sido preparados en el Curso Intensivo para Lideres Bautista en Evangelización de Venezuela (CILBEV), y marchistas que habían sido adiestrados y probados en las tres Marchas anteriores, todos ellos  me ayudaron “sin reservas, sin retiradas y sin lamentos”; y la gran asistencia de amados que llegaron desde todos los rincones del país; la asistencia fue de mil personas por las noches bajo una gran carpa que instalamos en el antiguo Campamento Bautista de la Guásima, muy cerca de la ciudad de Valencia, Venezuela. ¡Dios nos habló en muchas maneras en aquel Adiestramiento como lo ha hecho hasta hoy! ¡Es la misión cumplida!
Desde luego, al concluir ese Adiestramiento, había quedado exhausto, ¡pero muy feliz! E hice lo que ya era rutina en mí, desde los días de la Primera Marcha Evangelizadora -antes debo decir que, generalmente, después de una semana de intenso trabajo, concluíamos el evento con el despliegue de los marchistas por todo el territorio nacional. Siempre ha sido una despedida muy emotiva, ¡ver a los facilitadores abrazados con sus discípulos que el Señor les daba para entrenarlos, me llenaba de un inmenso gozo! ¡En ese momento nadie economizaba palabras, promesas ni lágrimas! Todos se marchaban  a distintos lugares, pero, algunos líderes nos quedábamos limpiando y poniendo orden antes de salir también, para poder decir que el lugar lo estábamos dejando mejor que cómo lo habíamos encontrado-, al no sentir ese gran impacto de la algarabía de nuestro pueblo en su andar por aquellos lugares, le daba una vuelta a todo el campamento, y era inevitable derramar lágrimas de gozo, sentir nostalgia porque sabía que nunca volvería a vivir esa misma experiencia, porque cada evento es único e irrepetible. En esas horas de gratitud a Dios, a solas, por su presencia entre nosotros, y lo que sabía que haría con nuestros evangelizadores que se habían marchado, al pensar en sus vidas y en sus futuros, entonces, ¡yo recibía fuerzas para emprender nuevamente el camino!, ¡y por allí ando todavía! Esperando decir al final de mi vida: Misión cumplida.
¡Qué gran pasaje en la Biblia nos ha dejado el Espíritu Santo a todos a los que Dios nos da una visión, un ministerio y una misión histórica que cumplir! El apóstol Pablo es el hombre más importante en la historia del cristianismo, después de JESÚS, y Dios le dio un proyecto de liderazgo mundial, el cual cumplió a cabalidad. Al final de su tercer viaje misionero, hizo una gran concentración y al clausurar la reunión surgió este gran texto, de la despedida de sus discípulos:Todos lloraron, y abrazaron y besaron a Pablo” (Hechos 20:37; DHH), si acaso, el maligno nos tienta como a JESÚS, con el hambre, el prestigio y la riqueza, respondamos como Pablo:  “Para mí, sin embargo, mi propia vida no cuenta, con tal de que yo pueda correr con gozo hasta el fin de la carrera y cumplir el encargo que el Señor Jesús me dio de anunciar la buena noticia del amor de Dios” (Hechos 20:24; DHH). Entonces, repasa tu vida después de cada evento realizado, y con lágrimas di, ¡gracias Señor, misión cumplida!
Oración:
Señor JESÚS, día tras día acudo a ti para rogarte que tomes mi ser para cumplir con la misión histórica que me has encomendado, y lo hagas tuyo nada más. No permitas Señor, que la mediocridad me aleje de hacer lo mejor para tu honra y gloria. No permitas Señor, que yo sea estéril, inútil, indolente y sin propósito. Ubícame Señor, en donde tú estás trabajando y déjame servirle al prójimo y a ti. Entonces, al final, podré decirte: Señor, misión cumplida. Amén.
Perla de hoy:
Busca urgentemente en donde Dios está trabajando y únete a Él.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 22 de julio de 2016

Pasión evangelizadora: El valor del individuo

Francisco Aular      
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Lucas 15:1-32
Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente…. no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Lucas 15:10; 2 Pedro 3:9 (RV60)
¿Cúanto vale un alma?, era mi título inicial para este devocional, pero no quiero fraccionar de esa manera al individuo, al ser humano. Pienso que el Señor nos salva por completo: espíritu, alma y cuerpo (1 Tesalonicences 5:23), de manera que estoy pensando en el ser humano de cuerpo entero. ¿Cuánto vale un ser humano, delante de Dios? El gran evangelista D.L Moody (1837-1899), lo expresó de esta manera:
“Yo creo que si un ángel tuviera que volar desde la tierra hasta el cielo para decir que hay un muchacho pobre, andrajoso, sin padre ni madre, sin nadie que cuidara de él y le enseñara la manera de vivir, y si Dios tuviera que preguntar quién etre ellos estaría dispuesto a venir a esta tierra y vivir por cincuenta años y llevar a aquel muchacho a Jesucristo, cada ángel del cielo estaría dispuesto a ser voluntario. Aun el ángel Gabriel, quien permanece en la presencia del Todopoderoso, diría: “Déjame abandonar mi elevada y eminente posición, y déjame tener el privilegio de conducir un alma a Jesucristo; no hay honor mayor que el de ser un instrumento en las manos de Dios para rescatar a una persona del reino de Satanás y llevarla a la gloriosa luz del cielo.”
¡Perdónenme, pero estoy comovido! Pienso honradamente, que yo soy aquel muchacho del relato de Moody, pero Dios, envió no a uno, sino a varios mensajeros que me hablaron del amor de Dios, y me tomaron de la mano y me llevaron a JESÚS. ¡Gracias mis amados por ser fieles en darme el Mensaje! ¿Cuánto vale un alma? Veamos que nos dice el Señor: ¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma? ¿Hay algo que valga más que tu alma?” (Marcos 8:36,37) Aquí vemos dos asuntos importantes, la trascendencia del alma, aunque repito Dios salva al ser humano entero, es el alma como ente responsable que pasará a la eternidad futura. Es el mismo JESÚS que le pone precio, y nos afirma que, ¡el valor de un alma es infinito! Otro aspecto de esta enseñanza es que esa alma: ¡Podemos salvarla o perderla! Y esa decisión, debemos tomarla, mientras vivimos en este cuerpo.
Mucho me temo que hoy en día le estamos dando exagerado interés a las multitudes en vez de los individuos. ¡No me debe emocionar tanto, tener una multitud, sin la calidad individual de sus integrantes! Desde luego, existe espacio para las multitudes en el Reino de Dios. Pero nuestra pasión evangelizadora tendrá que reflejar el deber prioritario de traer a Cristo, a los individuos, uno por uno, esos con quienes nos relacionamos diariamente.
En la Santa Palabra de Dios, la Biblia, son los individuos que aparecen allí, nombre por nombre que son importantes en cada capítulo. ¡Todavía Dios anda en búsqueda de seres humanos cuyas almas, están alejadas de Él, perdidas para Su Reino! ¡El Dios de la historia, hará historia con cada uno de ellos, en esta generación! Es nuestra responsabilidad en esta hora, hacer todo el esfuerzo que nos sea posible, pagar el precio que se nos pida, sea en donde sea que Dios nos envíe: ¡Debemos ir a buscarlo! Como lo dice el capítulo 15 de Lucas, todo ese inmenso capítulo, me conmueve cada vez que lo leo, y me calienta el corazón de nuevo por el valor de un individuo para Dios. En efecto, la oveja perdida (1-7), la moneda perdida (8-10), y el hijo perdido (11-32) Estos tres cuadro es la parábola de las valiosas posesiones perdidas y encontradas en relación con Dios.
El pastor que busca a la oveja perdida, no descansa hasta encontrarla y traerla a su redil, y dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado a mi oveja que se había perdido.” (v.6), la mujer que pierde el dracma, busca la moneda y no descansa hasta encontrarla, reúne a sus amigas y dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido.” (v.9), pero la parábola termina con la escena, más hermosa de toda la literatura que haga referencia al amor filial ¡qué dolor puede compararse al hijo que se nos va del hogar echando por tierra, todos los valores inculcados, en la familia. Sin embargo, el padre espera que aquel hijo ingrato, regrese arrepentido a su hogar; así ocurre, y padre e hijo se confunden en un abrazo para no separarse jamás. Entonces, el padre le dice, al hermano mayor:Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.” (v.32)
Al final de una conferencia en la cual había hablado de nuestra necesidad de evangelizar y discipular a cada persona que Dios, ya tiene lista para cosecharla para Su Reino; un hombre, teólogo, me dijo: “¡No creo que uno tenga que hacer ningún esfuerzo para alcanzar a la gente para Cristo, Dios lo hará con nosotros o sin nosotros…! Le respondí, hermano le voy a pedir algo por el amor de Dios: ¡Cambie su teología!
JESÚS consideró que el ser humano es de tan grande valor, que Él, intercambió su mansión gloriosa, para poner su tienda de campaña, al lado de la nuestra, y gustó en su cuerpo las limitaciones de la pobreza, siendo rico, sufrimiento, vergüenza y muerte; Él mismo definió su misión en este mundo:Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” (Lucas 19:10 RV60) Todos los apóstoles a excepción de Juan, murieron llevando el mensaje, Pedro, nos dice la razón:El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” ( 2 Pedro 3:9 RV60), esto es lo que nos mueve nuestra pasión evangelizadora: El valor del individuo.
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Gracias por tenerte por digno de ser llamado tu hijo y usar a los hombres y mujeres que me dieron tu mensaje! Tengo una deuda de gratitud con ellos, y nos gozaremos al celebrar juntos toda una eternidad contigo. Ayúdame a llevar este mismo mensaje a los que no lo han oído. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Nosotros sembramos, pero es Dios quien produce la cosecha.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

jueves, 21 de julio de 2016

Pasión evangelizadora: su mensaje

Francisco Aular
Lectura devocional: 1 Corintios 1:18-31      
Dios es tan sabio que no permitió que la gente de este mundo lo conociera mediante el conocimiento humano. En lugar de eso, decidió salvar a los que creyeran en el mensaje que anunciamos, aun cuando este mensaje parezca una tontería. 1 Corintios 1:21 (LBLA)
Un compañero de estudios en los días de mi secundaria, era un hombre autosuficiente. No había maneras en que le pusiera el mensaje de la salvación que él, delante de los otros compañeros, no me ridiculizara. “¿Cómo es posible que creas en esas tonterías que te dice un libro, escrito hace tantos años?”, y este otro, que siempre lo terminaba con risas: “Eres un fanático que andas metiendo tu religión por los ojos de los demás, pero conmigo, no puedes…” Sin embargo, nunca lo borré de mis oraciones. Nos graduamos, esa noche en la fiesta de graduación, andábamos sensibles todos: “Francisco” Me dijo con mucha ternura, inusual en él: “¡Perdóname por haberme reído de tus creencias! Lo abracé, y recuerdo que le dije: “Vargas, si te olvidas de mí, no importa, pero si te olvidas de JESÚS a quien he predicado, perderás todo”. Unos cuántos años después, yo estaba haciendo la fila para tomar un taxi en la hora de gran tráfico, estaba abordando el vehículo, cuando escuché unos gritos casi al final de la fila: Era Vargas, quién a todo pulmón, y sin ninguna vergüenza, exclamó: “Francisco, ahora soy cristiano. ¡JESÚS es mi Señor y Salvador!”… Nunca más Vargas y yo, nos hemos visto en este mundo pero una cosa sé, tanto él como yo, y aunque el mensaje parezca una locura, o una tontería, nos tocó y nos cambió. Así que Vargas y yo estaremos juntos en la eternidad, en presencia de nuestro amado JESÚS como Él, lo prometió.
En los días en los cuales el Apóstol Pablo escribió las palabras de nuestro versículo de hoy, utilizó el término griego moria, con los siguientes significados en nuestro idioma: locura, insensato, fatuo, ignorante. Pablo, alude a las dos tendencias que existían en las personas que oían el mensaje de JESÚS, muriendo en la cruz para salvar a los pecadores. Los judíos buscaban señales, y así le respondían a JESÚS “Si eres el Mesías, danos una señal” Todos sabemos que JESÚS, hizo señales y prodigios poderosos en sus días, nunca más superados. Sin embargo, los judíos siguieron esperando y buscando señales. Los griegos, por otra parte no tenían el mínimo interés en lo milagroso, sino en la filosofía, en el conocimiento, en la sabiduría humana.
Hoy en día, todavía esas dos tendencias siguen vivas en nuestro mundo. Me concentraré hoy en la búsqueda de señales. En efecto, algunos se mueven por lo milagroso, y andan en búsqueda de hombres y mujeres con “unción de lo alto”. Lo de ellos es la fe milagrosa y no la fe salvadora. Vienen a JESÚS buscando alivio para sus necesidades y deseos humanos y temporales, “bendiciones materiales”. Imagínense que ofensa, JESÚS, según ellos, dejó su gloria para venirles a dar lo que ellos desean. En consecuencias, muchos grupos religiosos cristianos están allí para ofrecerles lo que ellos buscan, el espectáculo en vez de la cruz, las promesas psicológicas del auto superación, en vez de la humillación, buscando la autoestima en vez de la estima de Dios. Por eso, vagan sin encontrar la madurez que solamente se encuentra en la Palabra de Dios, y no en las palabras –por muy bonitas que sean de la sabiduría humana-, andan de iglesias en iglesias, de un líder a otro líder.
Pues bien, la iglesia verdadera es una congregación sana, que enseña que el milagro más grande, es el nuevo nacimiento, y que depende del poder de Dios y su Palabra para nutrirse hacia la madurez en Cristo. No negamos que los milagros ocurran pero no nos basamos en ellos para crecer en la fe salvadora y doctrinal, la cual es segura y eterna. La iglesia verdadera no puede rebajar las demandas de JESÚS: “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23 RV60) Puede ser que el mensaje no sea popular hoy como tampoco lo fue ayer. Respondemos como Pablo: “Pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios” (1 Corintios 1:24 NVI)
 Oración:
Padre amado: Tu mensaje es claro y contundente para los que han resuelto escucharlo, meditarlo y obedecerlo. Ayúdame a compartirlo en tu poder y gracia. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Dios no está esperando a que anunciemos un nuevo evangelio a los que no le conocen; sino que anunciemos el Evangelio que nos dejó en su Palabra.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

miércoles, 20 de julio de 2016

Pasión evangelizadora

Por Francisco Aular
Lectura devocional: Mateo 28:16-20
Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos. Mateo 28:19,20 (NTV).

El diccionario de sinónimos, señala como términos afines a pasión: “ardor, calor, entusiasmo, vehemencia, anhelo, ansia, energía, ardimiento, esfuerzo, entusiasmo. Fogoso, impetuoso, vigoroso”. Vea usted a su alrededor y encontrará que los hombres y mujeres de éxito son personas que tienen una pasión interna que los empuja a ser los mejores dentro del área en el cual se desenvuelven. De hecho, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, la Biblia es un libro lleno de la pasión de Dios en su busqueda del ser humano pecador para realizar con él Su plan de salvación, que Él tiene, desde antes de la fundación del mundo: “El propósito de Dios fue que nosotros, los judíos —que fuimos los primeros en confiar en Cristo—, diéramos gloria y alabanza a Dios. Y ahora ustedes, los gentiles, también han oído la verdad, la Buena Noticia de que Dios los salva. Además, cuando creyeron en Cristo, Dios los identificó como suyos al darles el Espíritu Santo, el cual había prometido tiempo atrás.” (Efesios 1:12,13 NTV) En efecto, el punto central de la historia de la salvación, fue precisamente, la Vida, Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo. ¡Desde el el Calvario y el poder del Cristo Resucitado en adelante, en la historia de la evangelización, la fuerza que nos impulsa para llevar al Evangelio hasta la última frontera, fue, es y será, ver el cumplimiento de las palabras de despedida de JESÚS en un lugar desconocido de Galilea!: Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos. Mateo 28:19,20 (NTV). ¡En eso andamos!
Doy gracias al Señor todos los días porque tuve el privilegio que recién nacido espiritual, Dios me llevó a una denominación cristiana-en donde la Gran Comisión es nuestra fuerza impulsora que alimenta nuestra pasión para servir al Señor JESÚS, con todo lo que somos y hacemos. Como lo saben algunos de ustedes, al momento de escribir este devocional, acabo de regresar de España, de Sevilla, aunque admiro todo lo que la Provincia de Andalucía, tiene para llenarme de la historia de nuestras antepasados colonizadores, nada me impacta más que haber visitado lugares en donde hombres apasionados por JESÚS, dejaron sus huellas para siempre.
Con esto en mente, pude ir a la ciudad de Santiponce, pequeño pueblo ordenado y limpio con sus calles estrechas, a sus afueras visité al Monasterio Jerónimo de San Isidoro del Campo de Sevilla, dentro de aquel claustro en la década de 1550, un monje Casiodoro de Reina, conjuntamente con veintiuno de sus compañeros, al estudiar los originales de las Sagradas Escrituras, y por la influencia de lo que estaba pasando por el Movimiento de la Reforma Protestante, en Alemania y otros países de Europa, nacieron de nuevo; y Casiodoro, dedicó 12 años a la traducción de la primera Biblia en Castellano, la que hoy llamamos Reina-Valera, porque su otro compañero del claustro religioso, Cipriano de Valera, años después, hizo la primera revisión del texto sagrado. Allí están los muros, las puertas y el patio de los naranjos por donde aquellos hombres anduvieron. Por su fe viva en JESÚS para la salvación de sus almas, fueron sentenciados a muerte. Los 22 monjes convertidos al Evangelio, huyeron por diferentes caminos.
Pues bien, allí en el Monasterio de San Isidoro, en compañía de mi yerno César Parra, di gracias al Señor y renové mi pasión por JESÚS y Su Palabra eterna. Porque como algunos de ustedes saben, fue por esta Biblia, traducida allí 400 años antes que, en 1963, leyendo el Evangelio de San Juan 17:20, le entregué mi vida al Señor. Así en el patio de los naranjos, mirando al cielo y con lágrimas en mis ojos, agradecí al Señor porque por la oración, testimonio y la pasión por JESÚS de aquellos hombres, el Evangelio llegó a mi corazón. ¡Gloria a Dios! Solo espero llegar al cielo para conocerlos y abrazarlos.
Ciertamente la pasión por la Palabra de Dios y la pasión por la evangelización van juntas. Pero ¿qué es la evangelización? La evangelización es una cruz clavada en el ama; la evangelización es un ardor en nuestro espíritu por llevarle el mensaje que nos dio vida a otros con sus espíritus muertos para Dios; la evangelización es el calor que sentimos en nuestros corazones por llevar el Mensaje eterno a aquellos que todavía no lo han oído y creído; la evangelización es sentir el entusiasmo mismo de JESÚS, al humillarse para salvarnos, así nosotros debemos estar con todo el gozo del Espíritu Santo, dispuestos y disponibles, a llevar este Mensaje a todos los seres humanos, estén donde estén, y a cualquier precio; la evangelización debe ser hecha sin dudar con una fuerza impetuosa que nos lleva más allá de nuestras fuerzas; la evangelización es el anhelo de ver a hombres y mujeres convertidos al Evangelio del Señor Jesucristo, cómo la única esperanza para esta vida y la venidera; la evangelización es el ansia, la energía, la fe, el amor y la esperanza de ver a millones de personas convertidas al Evangelio, antes de que el Señor venga a buscarnos o nosotros irnos con él; y por último, la evangelización pone en marcha el esfuerzo individual y colectivo para hacer que cada evangelizado sea discipulado para lo cual debo esforzarme, lleno de entusiasmo contagioso, impetuoso y vigoroso; podemos tener esto en mente, recibir el Evangelio es por gracia, pero ser discípulos de JESÚS, nos costará todo lo que somos y tenemos; en conclusión: la evangelización, es vislumbrar la orden de nuestro Comandante Nazareno, JESÚS, hecha realidad en nuestra generación:  Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos”. Mateo 28:19,20 (NTV).
Oración:
Amado Padre Celestial
Estoy postrado delante de ti y delante de tu verdad del amor que se desprende desde tu Trono por nosotros los pecadores. Tú eres Señor mi pasión y triunfo. Contigos todo lo puedo, sin ti no soy nadie. Ayúdame a vivir la pasión evangelizadora de tus grandes hombres y mujeres a través de la historia de la salvación. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
La pasión evangelizadora es una cruz clavada en el alma que nos lleva contarle el Mensaje de la salvación a otros.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?