viernes, 28 de septiembre de 2012

Dios no cambia


Francisco Aular

…Porque nunca decayeron sus misericordias, nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad (…) Yo, el Señor, no cambio.  Lamentaciones 3:22,23 (RV60), Malaquías 3:6 (NVI)

¿Conoce usted a personas cambiantes en su trato con los demás, un día fueron sus amigos pero ya no lo son? Usted ni sabe la razón ni el por qué lo dejaron. ¿Adónde ser fueron tantas promesas de amor?, ¿quién lo sabe? Ya tengo bastante tiempo en este barco llamado vida para saber que hasta yo mismo estoy viviendo cambios. En realidad, nuestro mundo es portátil, las cosas se usan y se botan. 
Por el contrario, ¡cuán diferente es nuestro Dios! Él no cambia ni muda de opinión. La seguridad de nuestra salvación eterna se encuentra en la inmutabilidad de Dios y no en la fidelidad de nuestra humanidad cambiante. Es contrario a la naturaleza de Dios cambiar de opinión.  Salvarnos hoy y echarnos mañana a la condenación no es su Plan, porque además de ser eterno e inamovible, tenemos un Dios compasivo; por su amor a nosotros Dios no varia ni se desgasta con el tiempo, permanece siendo el mismo “ayer, hoy y por los siglos” (Hebreos 13:8). Su misericordia para con nosotros es constante. Su voluntad es santa e incorruptible.
En cambio, nosotros nos damos cuenta de que nunca llegaremos a ser lo que realmente deberíamos ser. Mantenernos humillados bajo su amparo debe ser nuestra vida normal como cristianos nacidos de nuevo. Ciertamente, algunos piensan de sí mismos como impecables, según su propia opinión, ellos son buenos, pero esto se debe al hecho de que nosotros somos muy prestos a  recordar y a ver los pecados en los demás, y tenemos muy mala memoria para recordar los nuestros, y muy ciegos para verlos. No obstante, Dios nunca se cansará de amarnos y perdonarnos. No es el miedo a perderlo a Él lo que me hace ser santos, sino el hecho de que soy santo porque lo tengo a Él, pase lo que pase.
En mi juventud, en nuestra iglesia conocí a un joven que prometía ser uno de los mejores hombres de Dios que yo hubiera conocido, consagrado, tenía una amorosa voz al predicar, y cada vez que lo hacía, personas se rendían a los pies del Señor. Años después se apartó de los caminos que Dios tenia para él, y empezó a vivir su propia vida, nunca más volvió a la iglesia; sin embargo, no lo hemos abandonado, lo hemos visitado, le hemos hecho saber que Dios es fiel, que lo que comenzó en él lo perfeccionará, que Él lo ama y lo perdona; se mantiene echándole la culpa a otros de su alejamiento de Dios, la mayoría de sus presuntos enemigos ya murieron, todavía lo tenemos en nuestra lista de oración; sin embargo, nuestro amigo permanece en su condición, en realidad, no se perdona a sí mismo.
¿Por qué es tan difícil volverse al Señor cuando hemos fallado o fracasado? El orgullo herido y la vergüenza juegan un papel importante en ese proceder. Por eso, arrepentirnos, pedirle perdón y seguir sirviéndole debe ser nuestra actitud como cristianos en construcción que somos. Nuestro Dios es amor, y como el Padre amoroso que es, nos espera con sus brazos abiertos: “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (Miqueas 7:18,19; RV60). Pida perdón a Dios, y perdónese. ¡Dios no cambia! Ahora bien, si nunca ha hecho una oración para recibir el perdón y el amor de Dios en JESÚS, hágalo ahora con la oración en el próximo párrafo, y envíeme por esta misma vía su decisión; tengo material disponible para ayudarlo en su crecimiento como hijo de Dios.

Oración:
Padre eterno:
Ahora entiendo que Tú me amas y que desde antes de la creación del mundo, quisiste que yo fuera parte de tu familia. Señor, con humildad te pido que perdones mis pecados, me arrepiento, y te ruego que vengas a mi vida. Gracias JESÚS por salvarme y de ahora en adelante, Tú eres mi Señor y Salvador. Amén.
Perla de hoy:
La venganza nos encarcela y nos aleja de Dios; el perdón nos libera.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

 

 

jueves, 27 de septiembre de 2012

El cristiano y su deber cívico


Francisco Aular

Lectura devocional: Romanos 13:1-8
 
Toda persona debe someterse a las autoridades de gobierno, pues toda autoridad proviene de Dios, y los que ocupan puestos de autoridad están allí colocados por Dios. Romanos 13:1 (NTV)

Está muy claro en la mente paulina que el cristiano es ciudadano de dos mundos, del reino de Dios y del estado político. En efecto, el deber del cristiano es someterse a las autoridades, cualquiera sea la forma de gobierno que lo dirija, excepto, si existe contradicción entre la autoridad civil y la de Dios. En este último caso debemos obedecer a Dios antes que a los hombres: “Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios” (Hechos 4:19, RV60). Como ciudadanos de dos mundos, el cristiano debe ser obediente a la ley de Dios como a las leyes de la tierra. El principio de la autoridad espiritual se desprende del trono de Dios y sostiene a toda su Creación:  El propósito de la autoridad es evitar el desorden y el caos a través de sus autoridades delegadas en la familia, en el estado, en la iglesia y en la sociedad: “Pero asegúrense de que todo se haga de forma apropiada y con orden” (1 Corintios 14:40, NTV).
Las exhortaciones del apóstol Pablo en sus escritos son muy claras, y tienen el respaldo de la práctica propia, de él haber practicado lo que predicaba, porque el emperador que reinaba era el terrible Nerón, quien posteriormente ordenó la pena de muerte al Apóstol. ¡Nunca sabremos cuántas veces Pablo oró por aquel gobernante malvado! Lo que sí sabemos es que no había elecciones libres, ni votos secretos, ni otro candidato que no fuera el emperador. Si las elecciones libres- como hoy las conocemos, como la base de un sistema democrático- hubieran existido, pienso con todo respeto, que además de sus oraciones, el Apóstol hubiera votado por la libertad: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1, RV60).
Más de una vez habrá conflicto entre los que desean andar en el caos, el desorden, la corrupción, la miseria, la pobreza, la inseguridad social, y el dominio absoluto de las voluntades de los otros seres humanos, y lo que Dios nos ha concedido como una de sus leyes a nuestro favor: La libertad. Un cristiano fiel tiene el deber cívico de participar activamente en la vida moral, social, económica y política de su comunidad, y en la de su nación, procurando en todo momento ser vocero y ejemplo, con espíritu y valores cristianos. No se puede ser un mayordomo de Dios sin ser un servidor dentro de la sociedad en que vivimos. Nosotros, como cristianos nacidos de nuevo, debemos ser los primeros en pagar impuestos, apoyar la agenda de los movimientos sociales, políticos y religiosos en propuestas de leyes dignas, de avance y progreso de nuestra patria; todo esto comienza con ejercer nuestro derecho a elegir y ser elegidos por medio de nuestra participación, al ejercer nuestro derecho al voto en las elecciones para nuevos gobernantes.
En un proceso de oración y búsqueda en la Palabra de Dios para comprender mejor la amplitud y plenitud de nuestro deber cívico, encuentro que el apóstol Pablo nos habla en sus escritos sobre la existencia de “principados”, “poderes”, “tronos” y “dominios” que influyen en los acontecimientos de la tierra, y que requieren de una lucha espiritual para vencerlos: “Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales” (Efesios 6:12, NTV). Nuestras oraciones en el poder del Espíritu Santo van a favor de las autoridades gobernantes, pero también, en animar a los cristianos a que participemos en el cumplimiento de nuestros deberes cívicos mientras podamos ejercerlos, y ayudemos a cambiar la historia de nuestra patria terrenal.

Oración:
Amado Padre Celestial:
Sueño con una patria nueva no como un capricho humano, sino como la que tú describes:
“Que nuestros hijos florezcan en su juventud como plantas bien nutridas; que nuestras hijas sean como columnas elegantes, talladas para embellecer un palacio. Que nuestros graneros estén llenos de toda clase de cosechas; que los rebaños en nuestros campos se multipliquen de a miles, y hasta de a diez miles, y que nuestros bueyes estén muy cargados de alimentos. Que ningún enemigo penetre nuestras murallas, ni nos lleve cautivos, ni haya gritos de alarma en las plazas de nuestras ciudades. ¡Felices los que viven así! Felices de verdad son los que tienen a Dios como el Señor.” Salmo 144:12-15 (NTV)
En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de  hoy:
No se puede ser un mayordomo de Dios, sin ser un servidor dentro de la sociedad en que vivimos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Entre el sufrimiento y la gloria

Francisco Aular
faular@hotmail.com        

Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Romanos 8:18
Estamos en los últimos segundos de una competencia mundial de ciclismo, vemos que el ciclista está agotadísimo porque ha recorrido miles de kilómetros dándole la vuelta a su país…, pedalea, avanza, suda…, su rival más cercano está lejos de él, pero el ciclista no se confía…, el público lleno de furor patriótico lo vitorea…, el locutor radial se ha enronquecido de tanto ponderar el esfuerzo…, no hay nada más que otro pueda hacer porque el ciclista cruza la meta; todo el país se vuelve una locura, el deportista es el bicampeón indiscutible del ciclismo en todo Colombia, su nombre: Martín Emilio “Cochise” Rodríguez. Al día siguiente, en la prensa aparece una fotografía del famoso ciclista, en la que yace en el suelo después de su gesta deportiva, el cansancio y el calambre de sus piernas no le permiten estar de pie, sin embargo, en su rostro, combinado con las lágrimas del esfuerzo y del sufrimiento físico, también se dibuja la gloria del triunfo.
Pues bien sería genial vivir una vida sin problemas, y que cuando se llegue a Cristo se deje de sufrir, como lo asegura un gancho publicitario de una secta, pero, al contrario, JESÚS nos dijo claramente que tendríamos problemas en este mundo: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33b). El Nuevo Testamento no sabe nada del cristianismo ligero que hoy se anuncia en muchos lugares. Es más, debemos saber, que Dios tiene un propósito detrás de cada aflicción. Así que, tarde o temprano, nos daremos cuenta de la verdad: ningún ser humano es inmune a los problemas, a las pruebas ni al sufrimiento. La diferencia entre el dolor de los hijos de Dios y el de los que no lo son estriba en nuestra actitud frente al mismo. En efecto, los cristianos nacidos de nuevo, sabemos que Dios puede usar nuestro sufrimiento para llevarnos a un nivel de madurez y espiritualidad más alto.
Una preciosa mujer de Dios que conocí en mi juventud, modelo de esposa de pastor y misionera, cayó postrada en cama con un terrible cáncer que la  invadió. Pocos minutos antes de morir alguien le preguntó: “Hermana, ¿cómo se siente?”, ella hizo un esfuerzo y le dijo: “¡Me siento muy feliz en compañía de mi Señor!”. Ciertamente, los discípulos de Jesús vivimos y morimos entre el sufrimiento y la gloria.
Oración:
¡Señor lo que me pidas, te doy!
Ya sea en el valle peligroso,
o en medio del verano copioso
si me mandas Señor contigo voy.
Con ánimo pronto y muy sincero,
respondo de inmediato a tu llamado.
Conozco bien la voz del Ser amado
y atenderlo a Él, es lo primero.
Señor, ¿Qué pides tú de mí?
Cualquier cosa que sea te digo: sí,
y la victoria del martirio ciño.
¡No me quites Señor el sufrimiento;
si lo exiges por ti, sufro contento;
y mi fe se hace pura como un niño!
Francisco Aular. Primicias del alma
Perla de hoy:
Pídele a Dios que frente a las tormentas de la vida, puedas hundir tu ancla en su misericordia y su gracia.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 25 de septiembre de 2012

Juicio divino contra la desobediencia


Buenos días para todos: Ayer no pudimos salir por causas técnicas pero ya estamos aquí. Que este día sea de mucha bendición para cada uno de ustedes. Gracias al Señor y a sus oraciones, el médico ayer me dio la noticia que quería oír: “¡Está sano!” Como todos sabemos, somos seres humanos frágiles, pero estamos dispuestos y disponibles para servirle a Él con mucho gozo, mientras estemos en este cuerpo.
Con afecto,
Pastor y amigo,
Francisco Aular

Juicio divino contra la desobediencia
Lectura devocional Amós 2:4,5
 
Esto es lo que dice el Señor: «¡Los habitantes de Judá han pecado una y otra vez  y no permitiré que queden sin castigo! Rechazaron la instrucción del Señor y se negaron a obedecer sus decretos. Se han descarriado por las mismas mentiras que engañaron a sus antepasados. Amós 2:4 (NTV)

El arrepentimiento o juicio divino es la propuesta principal del profeta Amós (750 a.C.) Es el tercer libro de los llamados Profetas Menores. Amós era un productor agrícola que vivía al sur del reino de Judá. La época del profeta Amós era de gran prosperidad material; el dinero abundaba en manos de los poderosos, mientras la pobreza extrema hundía y oprimía a los pobres. El contraste entre el estilo de vida lujoso de los líderes gobernantes y el pueblo oprimido, despertó la visión y pasión de Amós por la urgencia de la justicia divina y la pronta intervención de Dios en la historia de su pueblo. El mensaje del libro es una evaluación negativa a los líderes de la nación que contiene sentencias de hambre, sufrimientos y destrucción. Indudablemente, la rebelión de los gobernantes es la detonación de la ira divina, y el profeta de Tekoa está allí para advertirnoslo a través de los siglos: “Se han descarriado por las mismas mentiras que engañaron a sus antepasados”. El desplome de muchos tronos y gobiernos de ayer y de hoy es el cumplimiento del juicio de Dios contra la desobediencia a sus mandamientos y guía, aun en la vida secular, como fue el caso de la caída de Nabucodonosor y su hijo Belsasar; así lo expresó el profeta Daniel: “El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad. Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien quería mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y a quien quería humillaba. Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria” (Daniel 5:18-20, RV60). ¿Cuál fue la consecuencia de no seguir la guía de Dios, incluso, aunque ellos no eran del pueblo de Dios? Estando Belsasar en una gran fiesta palaciega, la mano de Dios escribió en la pared la sentencia que el profeta Daniel interpretó de la manera siguiente: Y la escritura que trazó es: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN. Esta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas” (Daniel 5:25-28, RV60). Así, vemos que igualmente en los días de Amós, la rebelión, la inmoralidad, la injusticia social y la idolatría hundieron a Judá.

 El mismo dilema del arrepentimiento o juicio divino en cuanto a una nación se exigen a los individuos. En efecto, se puede considerar que el mundo, el demonio y la carne se aprovechan de nuestra desobediencia para minar nuestra fortaleza espiritual. La rebelión marcó la caída de los ángeles, y con ella, Satanás, tocó la naturaleza del ser humano de tal manera que ni él, ni nuestra naturaleza humana, pueden cambiar. Esta verdad hace necesario el nuevo nacimiento de ser humano, mediante la cual, Dios pone en nosotros, sus hijos, la naturaleza divina por medio de la vida eterna que es JESÚS: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). La rebelión se manifiesta en nosotros por medio de la desobediencia a Dios. De hecho, la desobediencia fue el motivo de la caída del primer Adán, del desorden que hoy impera en nuestro mundo, de la muerte espirtual de los que no conecen a Dios como Señor y Salvador, y también, de nuestros tropiezos en la vida cristiana, aun, siendo cristianos nacidos de nuevo.

Pues bien, no debemos echar a un lado nada que la Palabra de Dios aconseje, pero nuestro versículo de hoy es una alerta que no debemos eludir por nada del mundo. Somos discípulos del Señor Jesucristo, y la obediencia fue su estilo de vida. Nosotros no podemos obrar de otra manera porque la gracia y la responsabilidad cristianas van juntas. Sin obediencia no hay salvación, porque somos salvos porque obedecimos al Señor en su mandato de arrepentirnos y confiar en Él para vida eterna. Ahora ya salvos, hemos sido comisionados por Él para que vayamos y hagamos discípulos que lo amen y lo obedezcan. No podemos ser padres de familia desobedientes al Señor porque engendraremos hijos desobedientes al Señor. Esta misma verdad se aplica en el terreno de nuestro ministerio cristiano. No podemos ser discípulos desobedientes, porque engendraremos discípulos desobedientes también. Lo que nuestra generación nos vea ser y hacer, eso mismo serán y harán ellos. ¡El discipulado es contagioso! Solo seres humanos santos engendrarán discípulos santos. Obedezcamos al Señor en todo para que no perdamos nuestro premio que él tiene listo para quienes lo aman y le obedecen.

Oración:
Amado Padre Celestial:
Líbrame del pecado de la rebelión activa o pasiva contra ti y las autoridades delegadas que has puesto en la sociedad. Ayúdame a elegir la libertad que me das al hacerme tu hijo para siempre, y huir de la esclavitud del rebelde y su desobediencia. Permíteme ser luz en medio de la oscuridad reinante. Ser la paz en medio del conflicto. ¡Gracias SEÑOR por darme la victoria! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de  hoy:
Ore al Señor y confiésele toda desobediencia porque Él es amplio en perdonar.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

 

viernes, 21 de septiembre de 2012

Toda la noche


Francisco Aular
Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Lucas 5:5
Entre los que pasaron a mi llamado, al final del mensaje en aquel cierre de una Asamblea Anual de nuestra Convención se encontraba un hombre entre la cuarta y quinta década de la vida. Me abrazó, y con voz sollozante me preguntó: "¿Qué puede hacer un hombre que ha trabajado toda la noche y ha fracasado cuando Dios le habla como esta noche y lo envía a aguas profundas?”, “obedecer y dejarse guiar por el Señor”, le respondí.
Aquel obrero se levantó de sus rodillas, volvió a su casa, dejó lo que estaba haciendo y emprendió la vida discipular. Ser un discípulo y hacer discípulos llegó a ser el propósito de su vida. Bajo la dirección del Señor hizo grandes cosas para la obra de Dios. El ministerio fue para él un deleite, nadie ni nada pudieron detenerlo, sólo la muerte podía vencerlo y eso a medias, porque como dice la Palabra: "Sus obras siguen". Puedo decir que hoy, a más de treinta años de aquella escena, este amado hermano ha triunfado. Ahora está en la presencia del Señor; hace poco murió, pero se fue dejando tras sí, varias congregaciones fundadas y muchos discípulos, algunos de éstos, connotados líderes de la obra. ¡Alabado sea el Señor!
Es fácil cuando uno está en la flor de la vida entusiasmarse con la posibilidad de alcanzar el mundo para Cristo. Se tiene toda una vida para lograrlo o por lo menos intentarlo. Para el discípulo que como Pedro ha trabajado toda la noche y que ha fracasado, le es más difícil responder a los grandes desafíos de la fe.   Pero, ¿qué podemos hacer cuando Dios nos llama? Sólo confesar el fracaso de lo pasado: "Maestro he trabajado toda la noche; no he logrado nada. Señor tu sabes todo. Bajo tu dirección, me levanto y voy". Nunca es tarde para obedecer al Maestro y en realidad, ningún esfuerzo en la obra de Dios se pierde, porque nuestro Dios no patrocina fracasos.
Mi siempre admirado poeta evangélico venezolano José Gregorio Rivas escribió un poema que se convirtió en uno de mis himnos favoritos, allí nos habla claramente de lo que es ponerse bajo la dirección del Señor para lograr una pesca efectiva y abundante. El domingo 23 de septiembre estará cumpliendo sus 85 años, sirviendo al Señor en todo lo encomendado por él. Lo comparto:
                 Toda la noche
                        I
Toda la noche Señor la he pasado, en el mar pescando,
ni un pececillo he podido atrapar, y ahora estoy cansado,
mas es tu voz que me dice que tire a alta mar,
y en tu nombre bendito la red echaré para pescar.
                        II
Nunca he podido Señor en el mar del mundo,
almas traer a tus pies, oh Jesús, y ahora estoy cansado,
mas es tu voz que me dice que tire a alta mar,
y en tu nombre bendito la red echaré para pescar.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Hoy delante de ti reconozco que un esfuerzo hecho bajo tu dirección equivale a diez mil esfuerzos hecho en mis propias fuerzas. Te confieso mis intentos meramente humanos para hacer tu obra, y me coloco bajo tu dirección; lo hago en el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No iremos muy lejos en la obra evangelizadora y discipuladora si JESÚS no es nuestro Comandante en Jefe.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 20 de septiembre de 2012

La herencia de la humildad


Francisco Aular                                            

 
Dios bendice a los humildes, pues ellos serán dueños de la tierra. Mateo 5:5 (Traducción en lenguaje actual)

Me correspondió seleccionar al predicador para un congreso de oración; no lo conocía personalmente pero la recomendación de un amigo común entre ese predicador y yo, que lo conocía bien, bastó. Llegó la ocasión de presentarlo ante un gran auditorio que había venido de todas partes del país; eché una mirada, y entre los asistentes reconocí a muy buenos predicadores. Después de la presentación, me senté detrás del predicador invitado. El hermano tomó la palabra, su hablar pausado y de poco volumen hizo que el técnico de sonido viniera para ver si había encendido el micrófono; miré los rostros de mis demás colegas, y casi pude leer entre sus miradas este mensaje: “Francisco, ¿a quien has escogido para que nos predique?”, sin embargo, la dulce voz de aquel predicador, sin aspavientos de ningún tipo se fue filtrando en la audiencia, poco a poco; no habían pasado diez minutos y las lágrimas que todos teníamos y los sollozos de algunos allí, marcaron el inicio de tres días de verdadero encuentro con el Señor, y con el siervo que Él estaba usando poderosamente para llevarnos a la misma presencia de Dios.
Entre todos los pequeños secretos que necesitamos descubrir para encontrar la felicidad en el buen trato con los otros seres humanos, está el aprender a ser de espíritu humilde. Sin embargo, en el mundo en que vivimos hoy día, lleno de confusión, de presiones y agresividad, muchos menosprecian a las personas de espíritu quieto y humilde. Aún entre los cristianos, la admiración y el respeto van hacia aquellos que predican fuerte, cuyos ademanes, y en algunos casos, el buen uso de la oratoria, les ganan reputación; se admira a los cantantes que logran grabar y vender más discos; casi se idolatra a aquellos que tienen la facultad de tener ministerios tan grandes como sus iglesias; algunos viven con tanta opulencia como los artistas del mundo del espectáculo, poseen sus propios aviones y viven en las “colinas del Hollywood de sus propios países”. Me pregunto en qué forma mirará JESÚS este espectáculo meramente humano, tan lejos del espíritu de humildad que nos debe caracterizar a los que “están en el mundo, pero que no son del mundo”. ¡Qué el Señor nos ayude, y por su misericordia no nos arroje de su presencia!
¿Cómo se desarrolla un espíritu manso y humilde dentro de nosotros? Todo comienza con la obediencia a la Palabra de Dios, así como JESÚS mismo lo hizo. La humildad tiene que ver con la docilidad con que nosotros debemos colocar todo nuestro ser bajo la dirección de Dios. El Señor producirá desde nuestro interior el mismo carácter humilde que fue el ejemplo de suprema obediencia de JESÚS. La humildad es colocar a otros primero antes que nosotros mismos. La humildad es amar como JESÚS amó; es entregarse al propósito que Dios nos ha dado sin retorno y sin lamentos; es asumir nuestra misión histórica a la luz de nuestro destino eterno; es ser conscientes de que nosotros somos un eslabón en la cadena de hombres y mujeres, que desde los días de JESÚS se han entregado con pasión al rescate de un mundo perdido; es conducirnos con paciencia mirándonos a nosotros mismos, y tener la sabiduría para convivir con los demás, no considerándonos superiores ni inferiores sino como a nosotros mismos.
Sí, la herencia de la humildad es tener la bendición de Dios sobre lo que se es, lo que se hace, y lo que tenemos; esta es una herencia incorruptible y permanecerá para siempre.
Oración:
Padre eterno:
Eres Admirable, Consejero, Dios celoso, Dios de toda consolación, el Dios que venga mis agravios, el Dios que nos guía, Fiel y Verdadero y Fuego consumidor. Ayúdame a ser como tú eres y llegar a los demás con un espíritu humilde.
Perla de hoy:
El mundo no está esperando un nuevo evangelio, sino, aguarda que los que somos hijos de Dios vivamos en antiguo evangelio del lebrillo y la toalla.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

A pesar de todo


Francisco Aular

Con todo yo me alegraré en el SEÑOR, me regocijaré en el Dios de mi salvación. Habacuc 3:18 (La Biblia de las Américas)

Vivimos tiempos difíciles y no podemos ser indiferentes, tarde o temprano, nos tocará a nosotros sufrir también. ¿Qué vamos hacer cuando por todas partes vemos sólo pleitos y peleas, violencia y destrucción, además, vemos que los malvados maltratan a los buenos y por todas partes se hacen injusticias, con nuestros valores familiares pisoteados, dando mal ejemplo a nuestros niños, precisamente por aquellos que debieran ser modelos para ellos?; ¿qué vamos a hacer cuando los poderosos se lanzan sobres sus enemigos como el águila sobre su presa, y no existe respeto por las autoridades por Dios establecidas porque esas autoridades no respetan a los otros, y se burlan de los demás reyes, y de los que están en eminencia en los distintos sectores de la sociedad?; ¿qué vamos a hacer cuando sentimos que los malos vienen contra nosotros como un huracán que llega, golpea y se va, pero son culpables de un gran pecado y es que no tienen más dios que su fuerza? ¿Cómo vamos a poder enfrentar la vanidad de los orgullosos que son como la muerte que siempre quiere más; son como la tumba que nunca está satisfecha?; ¿qué vamos a hacer cuando le pedimos con gritos a nuestro Dios que nos salve pero Él pareciera que no nos escucha, y nuestras oraciones no pasan del techo? Todas estas interrogantes estaban en el corazón del profeta Habacuc (alrededor del año 600 a.C.), cuando escribió el libro que lleva su nombre. Este libro nos presenta la agonía del profeta ante el sufrimiento del ser humano y la paciencia de Dios que no actúa tan rápido como el profeta quisiera. Dios le responde al profeta diciendo que todos esos que los gobiernan y los mantienen esclavos, algún día le rendirán cuentas, y por fin, el profeta, encuentra la paz y hace su oración inmortal: Cuando yo escucho todo esto, me tiemblan los labios y todo el cuerpo; siento que mis huesos se desmoronan, y el que suelo se hunde bajo mis pies. Pero yo espero con paciencia el día en que castigarás a los que ahora nos atacan. Aunque no den higos las higueras, ni den uvas las viñas ni aceitunas los olivos; aunque no haya en nuestros campos nada que cosechar; aunque no tengamos vacas ni ovejas, siempre te alabaré con alegría porque tú eres mi salvador. Dios mío tú me das fuerzas; me das la rapidez de un venado y me pones en lugares altos. (Habacuc 3:16-19 la Biblia traducción actual).
Por encima de las circunstancias que nos dominan -y no podemos esconder la cabeza en un hoyo-, el cristiano nacido de nuevo es realista, sabe que la solución es divina y no humana. Por ello, descansa completamente en Dios, mientras lleno de ánimo asume su misión histórica a la luz de su destino eterno: Dios es paciente y no quiere que ninguno se pierda, así que se lanza a la conquista de los hombres y mujeres para su Señor y Salvador JESÚS, a pesar de todo.
Oración:
¡Dios mío! A pesar de todo nuestros pecados y errores, yo sé bien que los seres humanos somos parte de tu plan eterno de unirnos como una familia bajo el dominio y poder de tu amado Hijo, eso me llena de gozo y por eso tiemblo en tu presencia; si te enojas contra mi, no dejes de tenerme compasión, tu grandeza ilumina los cielos; y la tierra entera algún día te alabará en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Sácale provecho a la situación de hoy, proclamando el futuro glorioso que nos espera, mañana.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 18 de septiembre de 2012

Juicio divino contra la crueldad


Francisco Aular

Lectura devocional Amós 1:1-5

Esto es lo que dice el SEÑOR: ¡Los habitantes de Damasco han pecado una y otra vez  y no permitiré que queden sin castigo! Azotaron a mi gente en Galaad como se separa el grano con trillos de hierro. Amós 1:3 (NTV)

Cuando vivíamos en Manassas, Virginia, una de las situaciones con las que teníamos que lidiar era con la cantidad de personas sin documentos. En una oportunidad, un hombre entre la cuarta y quinta década de la vida vino a visitarme a  mi oficina. Entonces, me confesó que su lugar de trabajo se caracterizaba por la injusticia y la crueldad. El trato que tanto él, como algunos de sus compañeros recibían de sus superiores era inhumano, la paga era poca y el trabajo muy pesado, lo penoso era que sus propios paisanos contribuían en la crueldad; a esto se une el hecho de que no dominaba el idioma y sus compañeros, quienes supuestamente le traducían cuando se les asignaba el trabajo a realizar para la semana, por lo general lo engañaban. No existía la posibilidad de reclamar ni de poner sus quejas ante el gobierno, porque se quedaría sin trabajo, y él pensaba, antes que en otra cosa, en su familia lejana a la cual tiene que enviar la remesa mensual.
Mientras oraba con él por esta situación, pude percibir por el clamor de ambos, que sentimos un profundo dolor en el corazón. Duele pensar que el ser humano no haya cambiado mucho desde los días del profeta Amós hasta los nuestros. Todavía nos maltratamos unos otros en un mundo lleno de conflictos.
Así se lo hice entender al amado hermano, oramos porque el Señor nos permitiera encontrarle otro trabajo. El amado hermano en la fe, tenía la hermosa costumbre de llegar temprano al lugar de trabajo, leer su Biblia y orar antes de iniciar la jornada laboral. Un día, el dueño de la empresa llegó, y usando como traductor a uno de sus trabajadores se dirigió al hermano de la manera siguiente: “José Miguel, quiero agradecerte en nombre de la empresa, lo que haces. He visto que tu trabajo es honesto, y eres un hombre de fe por que usas tu Biblia y la oración. Desde hoy en adelante, estarás en la oficina…”. Desde aquel día, ninguno de sus compañeros osaba burlarse; el hermano trabajó allí, hasta que regresó a su país de origen.
¿Cómo podemos mantener el amor de Dios que ya vive en nosotros, en medio de un mundo lleno de egoísmo con sus secuelas de odio y rencor? Lo cierto es que el profeta Amós, quien vivió unos 760 años antes de Jesucristo, advierte que Dios no dejará sin castigo a los que han actuado con crueldad contra sus semejantes. En efecto, el profeta proclama la majestad y la justicia insobornable contra los pecadores que no se arrepientan de sus hechos. De hecho, la conducta del cristiano en medio de un mundo cruel, la señaló el apóstol Pedro, cuando aconsejó a los cristianos del primer siglo lo siguiente: “Pues Dios los llamó a hacer lo bueno, aunque eso signifique que tengan que sufrir, tal como Cristo sufrió por ustedes. Él es su ejemplo, y deben seguir sus pasos. Él nunca pecó y jamás engañó a nadie. No respondía cuando lo insultabanni amenazaba con vengarse cuando sufría.Dejaba su causa en manos de Dios, quien siempre juzga con justicia” (1 Pedro 2:21-23, NTV).
Ahora bien, es posible que usted o uno de los suyos esté pasando por pruebas de crueldad a las que otros lo someten. Tal vez, esté tentado a ser cruel con los demás en respuesta vengativa al mal trato recibido, en realidad, todos estamos propensos a ser crueles con los demás: la escuela, el hogar y hasta la iglesia  no escapan a esta peligrosa realidad, y los que somos líderes tenemos que cuidarnos, con mayor razón, de lo que pensamos, hablamos y hacemos. Clamemos al Señor para que nos use en su reino con la llenura del Espíritu Santo, única vía exitosa para vivir esta vida cristiana como una aventura llena de gozo, paz y amor.

Oración:
Amado Padre Celestial:
Líbrame del pecado de la crueldad de palabra y de hecho para inentar escalar posiciones y humillar al pueblo al cual debo servir. La posición más elevada a la cual puedo aspirar me la darás tú, cuando, de rodillas te busco, cada día, para saciar mi ser de ti y llenarme de tu amor para ser de bendición en la vida de otros. Te oro en el nombre de tu amado Hijo JESÚS. Amén.
Perla de  hoy:
Agradezca al Señor por la capacidad dada por el Espíritu Santo para ser y hacer la diferencia en este mundo.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?